WEB

BUSCA NO SITE

Edição Atual Edições Anteriores Adicione aos Favoritos Defina como página inicial

Indique para um amigo


O Evangelho com
busca aleatória

Capa desta edição
Biblioteca Virtual
 
Biografias
 
Filmes
Livros Espíritas em Português Libros Espíritas en Español  Spiritist Books in English    
Mensagens na voz
de Chico Xavier
Programação da
TV Espírita on-line
Rádio Espírita
On-line
Jornal
O Imortal
Estudos
Espíritas
Vocabulário
Espírita
Efemérides
do Espiritismo
Esperanto
sem mestre
Divaldo Franco
Site oficial
Raul Teixeira
Site oficial
Conselho
Espírita
Internacional
Federação
Espírita
Brasileira
Federação
Espírita
do Paraná
Associação de
Magistrados
Espíritas
Associação
Médico-Espírita
do Brasil
Associação de
Psicólogos
Espíritas
Cruzada dos
Militares
Espíritas
Outros
Links de sites
Espíritas
Esclareça
suas dúvidas
Quem somos
Fale Conosco

Espiritismo para los niños - Célia X. de Camargo - Português Inglês 
Año 6 268 – 8 de Julio de 2012       

 
                                                            
Traducción
Isabel Porras Gonzáles - isy@divulgacion.org

 

El litro de leche

 

Janjão era un niño que no se preocupaba con nada. Quería encontrar todo pronto al llegar a casa. Jamás había pensado de dónde había venido su alimento, las ropas, el calzado, el material escolar, los libros y los juguetes que ganaba. Por eso, Janjão se hallaba con derecho a todo, pues jamás le faltaba nada.

Cierto día, sin embargo, Martin, el padre de Janjão, quedó enfermo y fue para la cama, sin condición de trabajar.  Como   consecuencia,   su   salario   disminuyó

bastante, pues él ganaba mediante lo que producía.

Así, la situación de la familia cambió bastante y comenzó a faltar hasta lo necesario.

Janjão, que siempre había tenido todo y nunca se hubo preocupado con nada, comenzó a estar irritado cuando pedía alguna cosa y su madre, con tristeza, respondía que no tenía.

¿No tienes chocolate? ¡Pues compra, mamá! — afirmaba él, arrogante.

No tenemos dinero, hijo mío. Cuando tu padre vuelva al trabajo, yo compro.

¡Quiero una ropa nueva y tenis nuevos! ¡Ah! ¡Y hoy quiero también comprar perritos caliente y palomitas! — exigía él.

Janjão, yo ya te expliqué que tú tendrás todo lo que quieras cuando tu padre quede bueno.

¡Que mentira! ¡Ahora me niegan todo lo que deseo!

La madrecita amorosa, llena de piedad, respondió con carinho:

Hijo mío, todo lo que recibimos viene de la Bondad Divina. Si Dios nos mandó la enfermedad de tu padre, es señal que necesitamos enfrentar esa dificultad con coraje y buen ánimo. Todo tiene una razón de ser, y la situación que enfrentamos debe ser para nuestro aprendizaje y crecimiento espiritual.

¡Ahora esa! — exclamó el niño inconformado — ¿Quieres decir que Dios desea que yo no tenga lo que quiero?

Hijo, tal vez nuestro Padre Celestial quiera mostrarte la necesidad de cambiar, de tener disciplina y humildad, valorando lo que posees.

Janjão salió nervioso, golpeando la puerta:

¡Pues yo no lo acepto! ¡No acepto!...

La madre bajó la cabeza, triste, por el comportamiento del hijo que mostraba rebeldía delante de la vida y, sobre todo, de Dios.
 

Janjão salió lanzando chispas de rabia para todos lados. Caminó sin destino, hasta que encontró a una chica que estaba sentada en la calzada. Viéndola tristona también, él se aproximó sintiendo voluntad de hablar con alguien. Se sentó al lado de ella y dijo:

Por lo que parece, tú también estás molesta, como yo. Con seguridad, tampoco puedes tener lo que desea, ¿no es?

La chica se volvió para él, y sus ojos estaban húmedos al responder:

Estoy triste porque mi madre está enferma y no puede trabajar más. Mi hermanito siente hambre y no tengo dinero para comprar nada. Ni la leche que el necesita.

¡Ah! Pero con certeza su padre está trabajando, ¿no es?

Mi padre falleció hace seis meses. Después, tuvimos que entregar la casa, por falta de dinero para pagar el alquiler, pues sólo mi madre trabajaba. Ahora, estamos viviendo en una barraca, que una persona nos prestó por caridad. Para ayudar, hago pequeños servicios: barro casa, lavo patios, cuido de niños y, con eso, recibo algunas monedas que ayudan a comprar un pan, un litro de leche o algo que estemos necesitando.

Al oír el relato de Dora, que era más pequeña que él, Janjão pasó a reflexionar sobre su propia vida y se arrepintió de lo que había dicho a la madre. Reconoció que, realmente, tenía todo lo que necesitaba para vivir. Todo lo que reclamaba era superfluo. Nada le faltaba.

Y la chica concluyó:

Sin embargo, a mí me gustaría poder hacer más. Mi familia es todo para mí y tengo miedo de quedarme sola.

Avergonzado, Janjão invitó a Dora para ir hasta su casa. La presentó a su madre y dijo:

¡Mamá! Te pido disculpas por todo lo que he dicho. Sé que estamos en dificultades, ¿pero tendrías un litro de leche para dar a la Dora? No te preocupes conmigo. Puedo perfectamente pasar sin la leche.

La madre se conmovió con la actitud generosa del hijo, ahora tan diferente de cuando había salido de casa golpeando la puerta.

Después de entregar la leche a la niña, él anotó la dirección de ella y se despidió, afirmando:

Mañana iré hasta tu casa. No te preocupes, Dorinha. Todo va a salir bien. ¡Confía en Dios! Él sabe lo que hace.
 

Cuando quedaron solos, Janjão llevó a la madre hasta el cuarto donde su padre estaba acostado. Al verlo, el padre quedó sorprendido y muy contento. Llegando cerca del lecho, el niño dijo:

Papá, perdón. Tú estás enfermo y no ayudé en nada. Sólo protesté e hice exigencias. Ahora, voy a ayudarte  en  aquello  que  necesites  y también a

mamá. Podéis contar conmigo. Somos una familia y necesitamos estar unidos. Finalmente, no sabemos hasta cuando estaremos juntos, ¿no es?

Janjão y el padre intercambiaron un abrazo emocionado, al cual se juntó la madre, satisfecha y agradecida por aquel momento de bendiciones.

Mamá, tú tenías razón. A veces, Dios permite que atravesemos situaciones difíciles para abrir nuestros ojos y hacer que aprendamos a valorar lo que tenemos, sin exigir lo que no necesitamos.

En aquel instante, la madre elevó el pensamiento a lo Alto agradeciendo el auxilio divino.

                                                                  Meimei
 

(Mensagem recebida por Célia X. de Camargo, em Rolândia-PR, em 4/6/2012.)     



                                                                                   



O Consolador
 
Revista Semanal de Divulgación Espirita