WEB

BUSCA NO SITE

Edição Atual Edições Anteriores Adicione aos Favoritos Defina como página inicial

Indique para um amigo


O Evangelho com
busca aleatória

Capa desta edição
Biblioteca Virtual
 
Biografias
 
Filmes
Livros Espíritas em Português Libros Espíritas en Español  Spiritist Books in English    
Mensagens na voz
de Chico Xavier
Programação da
TV Espírita on-line
Rádio Espírita
On-line
Jornal
O Imortal
Estudos
Espíritas
Vocabulário
Espírita
Efemérides
do Espiritismo
Esperanto
sem mestre
Divaldo Franco
Site oficial
Raul Teixeira
Site oficial
Conselho
Espírita
Internacional
Federação
Espírita
Brasileira
Federação
Espírita
do Paraná
Associação de
Magistrados
Espíritas
Associação
Médico-Espírita
do Brasil
Associação de
Psicólogos
Espíritas
Cruzada dos
Militares
Espíritas
Outros
Links de sites
Espíritas
Esclareça
suas dúvidas
Quem somos
Fale Conosco

Espiritismo para los niños - Célia X. de Camargo - Português Inglês 
Año 6 259 – 6 de Mayo de 2012 

 
                                                            
Traducción
Isabel Porras Gonzáles - isy@divulgacion.org

 

El árbol orgulloso

 

Rompiendo la tierra que calentaba la semilla, la plantita nació fuerte y saludable. Los otros árboles del huerto, sus hermanos, quedaron inmediatamente encantados con el nuevo brote, y, amables, todo hacían para hacerle la vida más confortable.

La pequeña planta, sin embargo, desde pronto demostró ser orgullosa y egoísta, tratando a todos con arrogancia y falta de respeto, consciente de su belleza.

Realmente, la plantita crecía robusta y bella. Era un lindo árbol fructífero y a medida que se desarrollaba se hacía más y más engreído y desagradable.

Decía para los otros árboles:

– ¡Ved que lindas hojas! ¡Que tonalidad y brillo!

Nadie posee un ropaje de coloreado igual a mi.  
   

En poco tiempo había crecido tanto que ya había superado en altura a sus compañeros. Era un mango enorme, y, mirando de arriba para los otros allá abajo, el hablaba con desprecio:   

– ¡Ved como crecí! Tengo tronco ancho y fuerte e inmediatamente podré alcanzar el cielo.

Cuando el viento soplaba con violencia, el reía de la desesperación de los otros árboles intentando resistir a las rachas fuertes que amenazaban despedazarles las ramas, y afirmaba, convencido:

– ¡Sólo yo soy capaz de resistir a los vientos y
tempestades, pues no soy débil cómo vosotros!
 

En cierta ocasión, cuando el río, incapaz de soportar el volumen de agua causado por las fuertes lluvias en la región, rebosó e inundó el huerto, el mango orgulloso hacía poco caso de los otros árboles más pequeños, que luchaban bravamente para no ser arrastrados por las aguas, diciendo que sólo el tenía raíces firmes y seguras.

Y los árboles, humillados, bajaron las frentes, sin decir nada.

Cuando el agricultor venía a desinfectar el huerto, el lo rechazaba terminantemente, alegando con

firmeza:  

– No necesito de protección. Soy fuerte y resistente. Nada puede abatirme. ¡Además de eso, el veneno me asfixia y me deja todo sucio!

Pero un día aquel lindo mango que se creía imbatible, capaz de resistir a los vientos y tempestades, a las invasiones e inundaciones, que poseía orgullo de su porte y de su belleza, se sintió debilitarse.

Ya no tenía más coraje ni ánimo. En poco tiempo, sus hojas fueron quedando feas y cayendo. Su tronco perdió la firmeza y sus ramas quedaron quebradizas. Ya no daba más aquellos lindos cargamentos de frutos dulces y blandos.
 

Cuando el agricultor, percibiendo que el lindo mango estaba enfermo, fue a examinarlo, ya no tenía más disposición. El lindo y orgulloso mango estaba condenado. Fue atacado por pequeños e insignificantes gusanos que le roían el tronco poderoso. 

 

                                                                  Tia Célia


(Ilustraciones de Kátia R. Roosen- Rünge)
 


                                                                                   



O Consolador
 
Revista Semanal de Divulgación Espirita