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Estudio Metódico del Pentateuco Kardeciano Português   Inglês

Año 6 259 – 6 de Mayo de 2012   

ASTOLFO O. DE OLIVEIRA FILHO                    
aoofilho@gmail.com
                                      
Londrina,
Paraná (Brasil)  
Traducción
Maria Reyna - mreyna.morante@gmail.com
 

 
 

El Libro de los Médiums 

Allan Kardec 

 (Parte 9)
 

Continuamos con el estudio metódico de “El Libro de los Médiums”, de Allan Kardec, la segunda de las obras que componen el Pentateuco Kardeciano, cuya primera edición fue publicada en 1861. Las respuestas a las preguntas sugeridas para debatir se encuentran al final del texto.

Preguntas para debatir 

A. Cuando un piano suena sin el contacto de ninguna persona, ¿es el Espíritu el que presiona el teclado para obtener los sonidos?

B. ¿Cómo fueron descubiertos otros medios de comunicación con los Espíritus?

C. ¿Cómo se explica el fenómeno de la levitación?

D. La densidad del periespíritu ¿varía de persona a persona?

Texto para la lectura

81. El Espíritu de Erasto, ex-discípulo de San Pablo, al hablar al respecto del fenómeno de los aportes o transporte, esclareció que para obtener fenómenos de ese orden es necesario contar con médiums sensitivos, es decir, dotados del más alto grado de las facultades mediúmnicas de expansión y penetrabilidad, porque el sistema nervioso de estos médiums, fácilmente excitable, les permite, por medio de ciertas vibraciones, proyectar a su alrededor con profusión su fluido animalizado. (Ítem 98)

82. Si el concurso de varios médiums bien dotados facilita la realización de los fenómenos de tangibilidad, de golpes y de levitación, con el fenómeno de transporte sucede algo diferente. De la producción de aquellos fenómenos a la obtención del fenómeno de los aportes o transporte hay una gran distancia, porque en este caso el trabajo del Espíritu no sólo es más complejo, más difícil, sino también sucede que el Espíritu sólo puede operar por medio de un solo aparato mediúmnico, esto es, que varios médiums no pueden concurrir simultáneamente a la producción del mismo fenómeno. (Ítem 98)

83. La presencia de ciertas personas antipáticas al Espíritu que opera ese fenómeno estorba radicalmente su operación. Además, los aportes o transportes necesitan siempre de una mayor concentración y al mismo tiempo de una mayor difusión de ciertos fluidos, que sólo pueden ser obtenidos con médiums bien dotados, los cuales tienen el aparato electromediúmnico mejor condicionado. (Ítem 98)

84. Es necesario que entre el Espíritu y el médium influenciado exista una cierta afinidad, una cierta analogía, una cierta semejanza, que permita a la parte expansible del fluido del periespíritu del encarnado mezclarse, unirse y combinarse con el del Espíritu que quiere ejecutar el aporte o transporte. Esta fusión debe ser tal que la fuerza resultante se convierta, por así decirlo, en una. (Ítem 98)

85. Erasto dice, entonces, que hay un elemento que sólo el encarnado posee, que es fundamental para los fenómenos mediúmnicos: el fluido vital, del que el Espíritu que opera está obligado a impregnarse. Es solamente así que puede, por medio de ciertas propiedades del ambiente, aislar, volver visibles y hacer que se muevan algunos objetos y los mismos encarnados. (Ítem 98)

86. Mantengamos por regla general que los fenómenos espíritas no son realizados para ser ofrecidos como un espectáculo para divertir a los curiosos. Si algunos Espíritus se prestan a esta suerte de cosas, no puede ser sino para fenómenos sencillos, y no para aquellos que, como los aportes o transportes y otros semejantes, exigen condiciones excepcionales. Muchos dirán que tales fenómenos son útiles para convencer a los incrédulos. Erasto, sin embargo, recomienda: “Hablen al corazón; es por ahí que lograrán el mayor número de conversiones serias”. (Ítem 98)

87. Si es absurdo rechazar de modo sistemático todos los fenómenos de ultratumba –nos  recuerda Erasto -, tampoco es sensato aceptarlos todos ciegamente. Cuando un fenómeno de tangibilidad, aparición, visibilidad o de aporte se manifiesta espontáneamente y de manera instantánea, acéptenlo, pero no acepten nada ciegamente; que cada hecho sea sometido a un examen minucioso, profundo y severo; porque el Espiritismo no tiene nada que ganar con esas pequeñas manifestaciones que hábiles prestidigitadores pueden imitar. (Ítem 98)

88. El fenómeno de aporte o transporte presenta una particularidad que destacar: Algunos médiums sólo lo obtienen en estado sonambúlico, lo que se explica fácilmente. Hay en el sonámbulo un desprendimiento natural, una especie de aislamiento del Espíritu y del periespíritu, que debe facilitar la combinación de los fluidos necesarios. (Ítem 99)

89. Las personas presentes influyen en el fenómeno de aporte o transporte. Cuando por parte de ellas hay incredulidad u oposición, puede obstaculizar mucho la producción del fenómeno, pero no llega a paralizarla completamente. (Ítem 99, pregunta 4)

90. Los objetos transportados son sacados de algún lugar: las flores de los jardines, los confites de una tienda cualquiera. El hecho – dice Erasto – puede ocasionar un perjuicio real a las personas a quienes pertenezcan ciertos objetos de valor, como los anillos, por ejemplo. (Ítem 99, 7ª pregunta)

Respuestas a las preguntas propuestas

A. Cuando un piano suena sin el contacto de ninguna persona, ¿es el Espíritu el que presiona el teclado para obtener los sonidos?

Aún cuando aparecen manos de Espíritus materializados sobre las teclas del piano que suena, el fenómeno se da como fue explicado anteriormente. Cuando el Espíritu pone los dedos en las teclas, los posa realmente y también los mueve, pero no es la fuerza muscular la que presiona las teclas. Él anima las teclas con una vida artificial, y ellas obedecen a su voluntad, moviéndose y tocando las cuerdas del piano. Para animar las teclas, el Espíritu se vale de parte del fluido universal combinado con el fluido animalizado del médium. (El Libro de los Médiums, ítem 74, párrafo 24.)

B. ¿Cómo fueron descubiertos otros medios de comunicación con los Espíritus?

Luego de los primeros fenómenos mediúmnicos observados a partir de 1848 en América del Norte, conocidos como los “raps” (ruidos provocados por los Espíritus comunicantes en el piso, el techo, las paredes y los muebles), se perfeccionó el arte de la comunicación por golpes alfabéticos, que era un medio muy lento. Los Espíritus indicaron después otros medios a los cuales les debemos el procedimiento de las comunicaciones escritas. Las primeras manifestaciones de este género tuvieron lugar adaptándose un lápiz a la pata de una mesa liviana colocada sobre una hoja de papel. Este medio se simplificó sucesivamente valiéndose de mesitas del tamaño de la mano, luego de canastitas, de cajitas de cartón y, finalmente, de tablas simples y pequeñitas. La escritura era tan fluida, tan rápida y tan fácil como con la mano. Más tarde, se reconoció que todos esos objetos podrían ser prescindibles y el médium pasó a tomar directamente el lápiz. He aquí la psicografía. (Obra citada, ítem 71)

C. ¿Cómo se explica el fenómeno de la levitación?

Cuando un objeto es puesto en movimiento, transportado o lanzado al aire, no es el Espíritu el que lo toma, empuja o levanta, como lo hacemos con las manos. Él lo satura o impregna, por así decir, de un fluido combinado con el fluido del médium y el objeto, vivificado así momentáneamente, actúa como lo haría un ser viviente, con la diferencia de que, no teniendo voluntad propia, sigue el impulso de la voluntad del Espíritu. Si por el medio indicado el Espíritu puede levantar una mesa, puede levantar cualquier cosa; un sillón, por ejemplo. Si puede levantar un sillón, puede también con una fuerza fluídica suficiente, levantar al mismo tiempo a una persona sentada encima. He aquí la explicación del fenómeno producido por Daniel Home y por Mirabelli, una centena de veces, consigo y con otras personas. Home lo repitió cierta vez en un viaje a Londres y para probar que sus espectadores no eran víctimas de una ilusión, hizo en el techo una marca con un lápiz, mientras levitaba sobre las personas. (Obra citada, ítems 77 a 80.)

D. La densidad del periespíritu ¿varía de persona a persona?

La densidad del periespíritu varía según el estado de los mundos y varía también, en un mismo mundo, según los individuos. En los Espíritus adelantados moralmente, es más sutil y se acerca al periespíritu de los Espíritus elevados. En los Espíritus inferiores, al contrario, se aproxima a la materia grosera, y esto hace que esos Espíritus de baja categoría conserven por tanto tiempo las ilusiones de la vida terrestre: piensan y actúan como si estuviesen todavía encarnados, tienen los mismos deseos y, podemos decir, la misma sensualidad. Esta materialidad del periespíritu, dándoles más afinidad con la materia, hace a los Espíritus inferiores más apropiados para las manifestaciones físicas. (Obra citada, ítem 74, párrafo 12)

 

 


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