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Estudio Metódico del Pentateuco Kardeciano Português   Inglês

Año 6 258 – 29 de Abril de 2012   

ASTOLFO O. DE OLIVEIRA FILHO                    
aoofilho@gmail.com
                                      
Londrina,
Paraná (Brasil)  
Traducción
Maria Reyna - mreyna.morante@gmail.com
 

 


El Libro de los Médiums 

Allan Kardec 

 (Parte 8)
 

Continuamos con el estudio metódico de “El Libro de los Médiums”, de Allan Kardec, la segunda de las obras que componen el Pentateuco Kardeciano, cuya primera edición fue publicada en 1861. Las respuestas a las preguntas sugeridas para debatir se encuentran al final del texto.

Preguntas para debatir 

A. ¿Cuál es el papel del médium en los fenómenos espíritas de efectos físicos?

B. ¿Puede el Espíritu producir el fenómeno sin el concurso de un médium?

C. ¿Qué es el llamado fluido universal y cuál es su estado más simple?

D. ¿Cómo puede el Espíritu, que es inmaterial, actuar sobre la materia?

Texto para la lectura 

71. Cuando un objeto es puesto en movimiento, transportado o lanzado al aire, no es el Espíritu el que lo sujeta, empuja o levanta, como haríamos con las manos. Él lo satura de un fluido combinado con el fluido del médium, y el objeto, momentáneamente vivificado, actúa como lo haría un ser viviente y sigue, entonces, el impulso de la voluntad del Espíritu. (Ítem 77)

72. Hay fenómenos espíritas provocados y hay los que se producen espontáneamente, sin participación de la voluntad, y muy lejos de ello, puesto que con frecuencia se vuelven muy inoportunos, lo que excluye la idea de que puedan ser un efecto de la imaginación sobreexcitada por las ideas espíritas, en vista de que ocurren en casas de personas que jamás oyeron hablar de esto. Estos fenómenos, que se podrían llamar Espiritismo práctico natural, son muy importantes porque no pueden caer en sospechas de complicidad. (Ítem 82)

73. Al admitirse – después de una verificación minuciosa - que los fenómenos sean reales, ¿es razonable tener miedo de ellos? Seguramente que no, porque en ningún caso podría haber el menor peligro en eso. (Ítem 84)

74. Las manifestaciones espíritas espontáneas no siempre se limitan a ruidos y golpes; degeneran a veces en verdaderos alborotos y perturbaciones; muebles y objetos diversos son derribados, proyectiles son lanzados desde fuera, puertas y ventanas son abiertas y cerradas por manos invisibles, los cristales de las ventanas son quebrados. Pero las manifestaciones de este género no son ni raras ni nuevas. (Ítems 87 y 88)

75. Los hechos de esa naturaleza tienen con frecuencia el carácter de una verdadera persecución. Conocemos seis hermanas que vivían juntas y que durante varios años encontraban cada mañana sus ropas esparcidas, escondidas hasta en los techos, desgarradas y cortadas, a pesar de las precauciones de guardarlas bajo llave. (Ítem 89)

76. La explicación dada del movimiento de los cuerpos inertes se aplica naturalmente a todos los efectos espontáneos que acabamos de citar. Los ruidos, aún cuando sean más fuertes que los golpes en la mesa, tienen la misma causa. Se podría preguntar dónde, en tales circunstancias, se encuentra el médium. Los Espíritus nos dijeron que en estos casos siempre hay algún médium, cuyo poder se ejerce sin que él lo sepa. Las manifestaciones espontáneas raramente se producen en sitios aislados. Se dan generalmente en casas habitadas, debido a la presencia de ciertas personas que ejercen una influencia sin quererlo. Son médiums naturales y son, para los otros médiums, como los sonámbulos naturales son a los sonámbulos magnetizados. (Ítem 92)

77. La intervención – voluntaria o involuntaria - de un médium para la producción de estos fenómenos parece ser necesaria en la mayoría de los casos, aunque haya una situación en que el Espíritu parezca obrar solo. Sucede que él consigue el fluido animalizado en otra parte y no en la persona que está presente. Esto explica por qué los Espíritus que nos rodean no producen perturbaciones a cada instante. Es necesario primero que el Espíritu lo quiera, que tenga un objetivo, un motivo, sin el cual nada hará. Luego, con frecuencia, es necesario que encuentre en el lugar en que quiere actuar a una persona apta para secundarlo, coincidencia que se presenta muy rara vez. Al aparecer tal persona, él se aprovecha de ella. (Ítem 93)

78. A pesar de la reunión de circunstancias favorables, él puede ser impedido por una voluntad superior que no le permita actuar a su gusto. Entonces, puede que se le permita actuar sólo dentro de ciertos límites y si las manifestaciones fueran juzgadas útiles, ya sea como medio de convicción o bien como prueba para la persona designada. (Ítem 93)

79. Las explicaciones dadas por San Luis respecto a los acontecimientos ocurridos en junio de 1860 en la Calle de Noyers, en París (vea la “Revista Espírita” de agosto de 1860) muestran: 1) que las manifestaciones fueron provocadas por un Espíritu que se divertía a costa de los habitantes del lugar; 2) que al Espíritu perturbador no le gustaba el habitante del lugar y quería perjudicarlo y hacer que se mude de allí; 3) que entre los habitantes de la casa había un médium; de lo contrario – afirma San Luis - el hecho no tendría lugar; 4) que puede haber ocasiones en que la presencia inmediata del médium no es necesaria; 5) que los objetos lanzados sobre la casa son recogidos allí mismo o en los alrededores; una fuerza que proviene del Espíritu los lanza al espacio y éstos caen en el lugar designado por el Espíritu; 6) que cuanto más nos elevemos moralmente, más atraeremos a los buenos Espíritus, alejándose necesariamente los malos, que son los que provocan tales manifestaciones. (Ítem 94)

80. Al ser evocado el Espíritu perturbador, dio diversas informaciones sobre el fenómeno: 1) que allí, en la sociedad espírita, no sería posible tirar piedras porque la institución tenía un guardián que velaba por el bien de las personas; 2) que había encontrado en la casa un buen instrumento y ningún Espíritu sabio y virtuoso para impedirlo; 3) que la empleada era la médium; 4) que los objetos tirados en la casa fueron recogidos en el patio de la casa y en los jardines vecinos; 5) que él podría haberlos fabricados, pero eso hubiera sido más difícil; 6) que él fue ropavejero en ese barrio y había desencarnado cincuenta años atrás; 7) que todavía estaba errante, nadie oraba por él, nadie lo ayudaba y tampoco trabajaba. (Ítem 95)

Respuestas a las preguntas propuestas

A. ¿Cuál es el papel del médium en los fenómenos espíritas de efectos físicos?

Médium quiere decir intermediario. En estos fenómenos, el fluido propio del médium se combina con el fluido universal acumulado por el Espíritu: es necesaria la unión de estos dos fluidos, es decir, del fluido animalizado del médium con el fluido universal, para dar vida momentánea a la mesa o a cualquier otro objeto. Sin embargo, esta vida es efímera, se extingue con la acción y, muchas veces, antes del fin de la acción, cuando la cantidad de fluido no es suficiente para animarla. (El Libro de los Médiums, ítem 74, pregunta 14.)

B. ¿Puede el Espíritu producir el fenómeno sin el concurso de un médium?

Puede actuar sin saberlo el médium, es decir, que muchas personas sirven de auxiliares a los Espíritus para ciertos fenómenos, sin que lo perciban. El Espíritu extrae de ellas, como de una fuente, el fluido animalizado que necesitan; así, el concurso de un médium no siempre es voluntario, lo que se da principalmente en las manifestaciones espontáneas. La razón de esto es que el fluido vital, indispensable para la producción de todos los fenómenos mediúmnicos, es un atributo exclusivo del encarnado y del cual, por consiguiente, el Espíritu que opera es obligado a impregnarse. (Obra citada, ítem 74, párrafo 15, e ítem 98)

C. ¿Qué es el llamado fluido universal y cuál es su estado más simple?

Creado por Dios, el fluido universal es el principio elemental de todas las cosas, con excepción de los seres inteligentes de la Creación o Espíritus. Para encontrarlo en su simplicidad absoluta, es necesario remontarse hasta los Espíritus puros. En la Tierra está siempre más o menos modificado para formar la materia compacta que nos rodea, y aquí el estado que más se acerca a esa simplicidad es el fluido que, en la terminología espírita, llamamos fluido magnético animal. (Obra citada, ítem 74.)

D. ¿Cómo puede el Espíritu, que es inmaterial, actuar sobre la materia?

El Espíritu combina una parte del fluido universal con el fluido animalizado que el médium libera, propio para este efecto. Con esos elementos así combinados, el Espíritu anima el objeto con una vida artificial momentánea. El Espíritu puede, entonces, atraer tal objeto y moverlo bajo la influencia de su propio fluido, irradiado por su voluntad. En virtud de su naturaleza etérea, el Espíritu propiamente dicho no puede actuar sobre la materia grosera sin un intermediario, es decir, sin un lazo que lo une a la materia. Ese lazo, que constituye lo que se llama periespíritu (cuerpo fluidico del Espíritu), es el que da la llave de todos los fenómenos espíritas materiales. (Obra citada, ítem 74.)

 

 


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