WEB

BUSCA NO SITE

Edição Atual Edições Anteriores Adicione aos Favoritos Defina como página inicial

Indique para um amigo


O Evangelho com
busca aleatória

Capa desta edição
Biblioteca Virtual
 
Biografias
 
Filmes
Livros Espíritas em Português Libros Espíritas en Español  Spiritist Books in English    
Mensagens na voz
de Chico Xavier
Programação da
TV Espírita on-line
Rádio Espírita
On-line
Jornal
O Imortal
Estudos
Espíritas
Vocabulário
Espírita
Efemérides
do Espiritismo
Esperanto
sem mestre
Divaldo Franco
Site oficial
Raul Teixeira
Site oficial
Conselho
Espírita
Internacional
Federação
Espírita
Brasileira
Federação
Espírita
do Paraná
Associação de
Magistrados
Espíritas
Associação
Médico-Espírita
do Brasil
Associação de
Psicólogos
Espíritas
Cruzada dos
Militares
Espíritas
Outros
Links de sites
Espíritas
Esclareça
suas dúvidas
Quem somos
Fale Conosco

Editorial Português   Inglês    
Año 5 253 – 25 de Marzo de 2012        


 

Traducción
Elza F. Navarro - mr.navarro@uol.com.br
 

 

La cremación es legítima, desde que el fallecido
la quiera


Algunos periódicos, como la Gazeta do Povo, de Curitiba-PR, transmiten – en el espacio destinado a los avisos de utilidad pública – la información de que la cremación es un procedimiento ecológicamente correcto y económico, seguida de un número de teléfono donde el lector puede obtener más informaciones acerca del asunto.

En el Espiritismo, no se sabe por qué, el tema cremación no figura en las obras de Kardec, aunque su adopción en diferentes países sea una tradición secular y muy anterior a la codificación Kardeciana.

De esa manera, los estudiosos de la doctrina espirita sólo encontrarán referencia al asunto en otros autores, a ejemplo de Léon Denis, Paul Bodier y Richard Simonetti, siendo conocida también la información que, de acuerdo con Chico Xavier, Emmanuel le transmitió en 1971, por ocasión del “Pinga-Fogo” de la TV Tupi. Según Emmanuel, “la cremación es legítima para todos aquellos que la desean, desde que haya un periodo de, por lo menos, 72 horas de expectación para que ocurra en cualquier horno crematorio”.

La cremación presenta, como sabemos, ventajas y desventajas.

En el campo económico, podemos mencionar como ventajas la reducción del coste del funeral y la disminución del espacio urbano que los cementerios ocupan. Además, en vez de los mausoleos, de manutención siempre dispendiosa, una pequeña urna resuelve el problema de acondicionamiento de las cenizas, caso sea ese el deseo de la familia.

En el aspecto higiénico o sanitario, la cremación es también una solución importante, sobre todo en los casos de muerte causada por enfermedad contagiosa como tifus, viruela, escarlatina, así como en las epidemias, en que solamente el fuego puede ocasionar un saneamiento adecuado.

En el campo jurídico, se señalan algunos argumentos contrarios a la cremación, una vez que, incinerado el cadáver, se torna imposible cualquier averiguación post mortem que se haga necesaria, hecho que puede darse en los casos de naturaleza criminal.

Desventajas, de esta vez en el campo espiritual, son señaladas igualmente por Léon Denis. Según él, la cremación provoca desprendimiento más rápido, repentino y violento de la entidad que desencarnó, siendo mismo doloroso para el alma pegada a la Tierra. Algunos Espíritus se quedan algún tiempo imantados al cuerpo material después del trance de la muerte, como sucede principalmente con los suicidas. La ruptura del cordón fluídico ni siempre se consuma en un corto espacio de tiempo. En esas condiciones, el desencarnado es como si fuese un muerto vivo cuya percepción sensorial, para su desventura, continúa presente y actuante. La cremación vendría a producirle un angustiante trauma, lo que equivaldría a “aumentar la aflicción al afligido”. 

Richard Simonetti expresó oportunamente, cuanto al asunto, pensamiento semejante. Entiende él que, aunque el cadáver no transmita sensaciones al Espíritu, éste podrá experimentar “impresiones extremamente desagradables” si en el acto crematorio estuviese aún unido al cuerpo.

Después de ver las ventajas y las desventajas, lo que nos parece fundamental en la cremación  es ser la escoja hecha por el propio interesado, que puede perfectamente – antes de la muerte – decir a sus familiares cual es su opción: cremación o inhumación.

Si optara por la cremación, esté cierto de que no hay fundamento el recelo manifestado por algunos sectores del catolicismo, visto que la incineración del cadáver ningún efecto tiene sobre el cuerpo espiritual y sobre el estado futuro del fallecido, en las peripecias que lo aguardan en la vida ultratumba. 



 


Volver a la página anterior


O Consolador
 
Revista Semanal de Divulgación Espirita