WEB

BUSCA NO SITE

Edição Atual Edições Anteriores Adicione aos Favoritos Defina como página inicial

Indique para um amigo


O Evangelho com
busca aleatória

Capa desta edição
Biblioteca Virtual
 
Biografias
 
Filmes
Livros Espíritas em Português Libros Espíritas en Español  Spiritist Books in English    
Mensagens na voz
de Chico Xavier
Programação da
TV Espírita on-line
Rádio Espírita
On-line
Jornal
O Imortal
Estudos
Espíritas
Vocabulário
Espírita
Efemérides
do Espiritismo
Esperanto
sem mestre
Divaldo Franco
Site oficial
Raul Teixeira
Site oficial
Conselho
Espírita
Internacional
Federação
Espírita
Brasileira
Federação
Espírita
do Paraná
Associação de
Magistrados
Espíritas
Associação
Médico-Espírita
do Brasil
Associação de
Psicólogos
Espíritas
Cruzada dos
Militares
Espíritas
Outros
Links de sites
Espíritas
Esclareça
suas dúvidas
Quem somos
Fale Conosco

Estudio Metódico del Pentateuco Kardeciano Português   Inglês

Año 5 249 – 26 de Febrero de 2012  

ASTOLFO O. DE OLIVEIRA FILHO                    
aoofilho@gmail.com
                                      
Londrina,
Paraná (Brasil)  
Traducción
Maria Reyna - mreyna.morante@gmail.com
 

 

El Libro de los Espíritus

Allan Kardec

(Parte 41)

Continuamos con el Estudio Metódico del Pentateuco Kardeciano, que focalizará las cinco principales obras de la Doctrina Espírita, en el orden en que fueron inicialmente publicadas por Allan Kardec, el Codificador del Espiritismo.

Las respuestas a las preguntas presentadas, fundamentadas en la 76ª edición publicada por la FEB, basadas en la traducción de Guillon Ribeiro, se encuentran al final del texto.

Preguntas para debatir

A. ¿Cómo aborda el Espiritismo el dogma de la resurrección de la carne?

B. Autores desencarnados se han referido en sus obras al Umbral y a las Tinieblas. ¿Hay pues, lugares circunscritos como el cielo, el infierno y el purgatorio, para las penas y goces de los Espíritus, según sus merecimientos?

C. ¿Qué se debe entender por purgatorio?

D. ¿En qué sentido debemos entender estas palabras de Jesús: “Mi reino no es de este mundo”?

E. El reinado del bien ¿será algún día implantado en la Tierra?

Texto para la lectura

641. El infierno y el paraíso, tales como los imagina el hombre, son simples alegorías: por todas partes hay Espíritus dichosos y desdichados. No obstante, como ya dijimos, los Espíritus de un mismo orden se reúnen por simpatía; pero cuando son perfectos pueden reunirse donde quieran. (L.E., 1.012-a)

642. Purgatorio quiere decir: Dolores físicos y morales, es el tiempo de la expiación. Casi siempre en la Tierra hacéis vuestro purgatorio, donde Dios os obliga a expiar vuestras faltas. (L.E., 1.013)

643. Lo que el hombre llama purgatorio es igualmente una alegoría, debiendo entender como tal no un lugar determinado, sino el estado de los Espíritus imperfectos que se encuentran en expiación hasta alcanzar la purificación completa. Al operarse tal purificación, por medio de las diversas encarnaciones, el purgatorio consiste en las pruebas de la vida corporal. (L.E., 1.013, comentario de Kardec)

644. Cuando son inferiores y todavía no están completamente desmaterializados, los Espíritus conservan una parte de sus ideas terrenas y, para expresar sus impresiones, se sirven de los términos que le son familiares. Se encuentran en un medio que sólo les permite sondear el futuro de manera imperfecta. Esa es la causa de que algunos Espíritus errantes, o recién desencarnados, hablen como hablarían si estuviesen encarnados. Infierno se puede traducir como una vida de pruebas, extremadamente dolorosa, con la incertidumbre de que exista otra mejor; purgatorio, como una vida también de pruebas, pero con la conciencia de un futuro mejor. (L.E., 1.014)

645. Alma en pena quiere decir: un alma errante y sufriente, incierta acerca de su futuro y a la cual podéis proporcionar el alivio que muchas veces solicita, viniendo a comunicarse con vosotros. (L.E., 1.015)

646. La palabra cielo debe ser entendida como el espacio universal, los planetas, las estrellas y todos los mundos superiores, donde los Espíritus gozan plenamente de sus facultades, sin las tribulaciones de la vida material, ni las angustias inherentes a la inferioridad. (L.E., 1.016)

647. Estas palabras –cuatro y quinto cielos- expresan diferentes grados de purificación y, por lo tanto, de felicidad. Es exactamente como cuando preguntamos a un Espíritu si está en el infierno. Si es desdichado dirá “sí” porque, para él, el infierno es sinónimo de sufrimiento. Pero él sabe que no se trata de un horno. Un pagano diría que se encuentra en el Tártaro. (L.E., 1.017)

Respuestas a las preguntas propuestas

A. ¿Cómo aborda el Espiritismo el dogma de la resurrección de la carne?

Según el Espiritismo, ese dogma es la consagración de la reencarnación, doctrina conforme a la justicia de Dios, porque sólo ella puede explicar lo que es inexplicable sin ella. Si tomáramos al pie de la letra la idea de la resurrección de la carne, o sea, la hipótesis de que alguien que murió pueda un día revivir con el mismo cuerpo, tenemos que reconocer en primer lugar, que la Ciencia demuestra que esto es imposible, puesto que un cuerpo reducido a polvo jamás puede ser reconstruido y servir de nuevo a la vida. Racionalmente, pues, no se puede admitir la resurrección de la carne sino como una figura simbólica del fenómeno de la reencarnación. (El Libro de los Espíritus, preguntas 1.010 y 1.011.)

B. Autores desencarnados se han referido en sus obras al Umbral y a las Tinieblas. ¿Hay pues, lugares circunscritos como el cielo, el infierno y el purgatorio, para las penas y goces de los Espíritus, según sus merecimientos?

No. Las penas y los goces son inherentes al grado de perfección de los Espíritus. Cada uno obtiene de sí mismo el principio de su felicidad o de su desdicha. Y como ellos están en todas partes, no existe ningún lugar circunscrito o cerrado destinado especialmente a una u otra. En cuanto a los encarnados, éstos son más o menos felices o infelices, según sea más o menos adelantado el mundo que habitan. El infierno y el paraíso son simples alegorías. En todas partes hay Espíritus dichosos y desdichados. No obstante, como ya dijimos, los Espíritus de un mismo orden se reúnen por simpatía; pero pueden reunirse donde quieran, cuando son perfectos. (Obra citada, preguntas 1.012, 1.013, 1.014, 1.016 y 1.017.)

C. ¿Qué se debe entender por purgatorio?

Purgatorio significa: dolores físicos y morales, es el tiempo de la expiación. Casi siempre hacemos nuestro purgatorio en la Tierra, donde Dios nos obliga a expiar nuestras faltas. Lo que el hombre llama purgatorio es igualmente una alegoría, y se debe entender como tal no un lugar determinado, sino el estado de los Espíritus imperfectos que se encuentran en expiación hasta alcanzar la purificación completa, que los elevará a la categoría de los Espíritus bienaventurados. Al operarse tal purificación por medio de las diversas encarnaciones, el purgatorio consiste en las pruebas de la vida corporal. (Obra citada, pregunta 1.013.)

D. ¿En qué sentido debemos entender estas palabras de Jesús: “Mi reino no es de este mundo”?

Al decir tales palabras, Cristo hablaba en sentido figurado. Quería decir que su reinado se ejerce únicamente sobre los corazones puros y desinteresados y que Él está dondequiera que reine el amor al bien. Pero los hombres, ávidos de las cosas de este mundo y apegados a los bienes de la Tierra no están con Él. (Obra citada, pregunta 1.018.)

E. El reinado del bien ¿será algún día implantado en la Tierra?

Sí. El bien reinará en la Tierra cuando, entre los Espíritus que vienen a habitarla, predominen los buenos, porque entonces harán que allí reinen el amor y la justicia, fuente del bien y de la felicidad. Por medio del progreso moral y practicando las leyes de Dios, el hombre atraerá a la Tierra a los Espíritus buenos, y alejará de ella a los malos. Pero éstos no la dejarán sino cuando sean desterrados el orgullo y el egoísmo. Esa transformación se efectuará  por medio de la encarnación de Espíritus mejores, que constituirán en la Tierra una generación nueva. Entonces, los Espíritus de los malos, que la muerte va segando día a día, y todos los que intenten detener la marcha de las cosas, será excluidos de allí porque estarían desubicados entre los hombres de bien, cuya felicidad perturbarían. Irán a mundos nuevos, menos adelantados, a desempeñar misiones dolorosas trabajando por su propio adelantamiento, al mismo tiempo que trabajarán por el de sus hermanos aún más atrasados. (Obra citada, pregunta 1.019.)

 

 


Volver a la página anterior


O Consolador
 
Revista Semanal de Divulgación Espirita