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Año 5 247 – 12 de Febrero de 2012 
LEONARDO MARMO MOREIRA    
leonardomarmo@gmail.com    
São José dos Campos, São Paulo (Brasil)
Traducción
Isabel Porras Gonzáles - isy@divulgacion.org

 


Leonardo Marmo Moreira

20 enseñanzas sobre el Centro Espírita 

El Centro Espírita es la sede principal del Movimiento Espírita. Por su parte, el Movimiento Espírita es la manifestación social viva de la búsqueda fraterna de todos nosotros por la Doctrina Espírita. A pesar del Movimiento Espírita estar sujeto a fallos que no corresponden al Espiritismo, es fundamental que todos los espíritas sinceros valoren la tarea de la Casa Espírita, reconociendo en el Centro Espírita un núcleo donde la verdadera “Comunión Espiritual” puede ocurrir a través de las incontables actividades de la Institución Espiritista. Para que nosotros, espíritas, podamos contribuir para el buen funcionamiento y crecimiento de las tareas del Centro Espírita, es fundamental que hagamos algunas reflexiones sobre importantes informaciones acerca de ese Hogar de Jesús:

1)      “El Centro Espírita es la Universidad del alma”. Esa frase atribuida al Espíritu del Doctor Bezerra de Menezes y estudiada con gran elocuencia por relevantes oradores espíritas, como J. Raul Teixeira, denota que la función primordial de la Casa Espírita es la Educación. Entendamos que Educación, en ese contexto, es algo bastante amplio, en especial, énfasis sobre los valores ético-morales del individuo. De cualquier manera, como diría el propio Raul Teixeira, ese amplio trabajo educacional comienza y termina con la tarea de “¡enseñar Espiritismo!”.

2)      El Centro Espírita es la sede de la “Mayor Revolución de la Humanidad”. Ese análisis del Profesor J. Herculano Pires refuerza que la verdadera revolución solamente podrá ser obtenida a través de la transformación espiritual del hombre para mejor. Es la llamada “Revolución silenciosa” o “Revolución interna”. Sistemáticamente enseñando al hombre a vivir mejor, el Centro Espírita interfiere directa e indirectamente en la sociedad, fomentando ideales superiores y nociones espirituales de la vida.

3)      El Centro Espírita es “Hospital, Escuela y Taller”. Esa reflexión, elaborada por algunos ilustres compañeros, tales como Richard Simonetti, representa algunos papeles de la Casa Espírita. De hecho, un individuo puede llegar, en un primer momento, al Centro Espírita, necesitado de amparo espiritual o incluso físico-espiritual. Concomitantemente al tratamiento espiritual, comienza a instruirse en esa escuela bendita sobre cuestiones complejas envolviendo el sentido más profundo de la vida física. Y, eventual y libremente, puede decidir participar activamente de ese trabajo a fin de profundizar y ampliar sus propias conquistas, haciendo disponibles también a otros hermanos igualmente necesitados que adentren las puertas del Centro Espírita.

El Centro Espírita es una institución de acceso totalmente gratuito

4)      “Donde haya dos o más reunidos en Mi Nombre, ahí Yo estaré.” - La Célebre frase de nuestro Maestro Jesús demuestra que la institución religiosa, sea ella de cuál denominación sea, sólo alcanzará los objetivos mayores a que fue destinada por la Providencia Divina si estuviera profundamente vinculada con la fraternidad legítima. Solamente individuos que vibren valores elevados podrán suministrar a una construcción física los valores legítimos de un verdadero “Hogar de Jesús”. El Centro Espírita, eliminando una serie de artificios materiales e ilusorios para la manifestación de la fe, tiene gran potencial para la búsqueda de una verdadera religiosidad. Sin embargo, esas preliminares ventajas no garantizan la calidad espiritual del trabajo si el grupo reunido no está armoniosamente conectado con un verdadero ideal de espiritualidad.

5)      El Centro Espírita debe mantener equilibrio entre los pilares científico, filosófico y religioso. De hecho, el propio origen de la expresión “Centro Espírita” es hasta hoy motivo de debates en relación a su surgimiento histórico, siendo que muchos atribuyen su origen a la actuación del Doctor Bezerra de Menezes y su papel conciliador en el movimiento espírita brasileño del fin del siglo XIX. En un movimiento dividido por visiones doctrinarias distinguidas, la idea de “Centro” sugeriría la búsqueda sincera por la Verdad a través de una actitud de buen sentido y de comprensión con aquellos que, eventualmente, puedan tener un punto de vista u otro ligeramente diferenciado de la interpretación más ortodoxa de la Doctrina. Igualmente, la expresión refuerza el término medio entre las tendencias más científicas y/o más filosóficas y/o más religiosas de los grupos espíritas. Buscando siempre respetar las bases Kardecistas, la Casa Espírita debería estar preparada para estudiar la doctrina, estudiándose continuamente, a fin de que eventuales desvíos del recorrido más coherente con Allan Kardec pudieran ser corregidos por los propios compañeros del núcleo en cuestión.

6)      “Dad de gracia lo que de gracia recibisteis.” - ¡El Centro Espírita es institución de acceso totalmente gratuito! Ese tópico, indiscutiblemente, es uno de los puntos de honra de la Casa Espírita. La falta de respeto a esa Enseñanza, además de desvalorizar cualquier actividad del punto de vista moral, elimina de ellas el rótulo de “Espírita”. Además de eso, los dirigentes deben evitar solicitar con frecuencia donaciones de carácter material durante las reuniones públicas para no presionar a los frecuentadores. Independientemente del nivel económico de la asamblea reunida, no debemos hacer a los adeptos sentirse presionados a ayudar materialmente.

7)      Los ponentes deben asistir a las conferencias. El trabajador espírita no se hace jamás un espírita profesional. De esta forma, debemos tener cuidado para no repetir en la Casa Espírita los equívocos cometidos históricamente por otras denominaciones. Los ponentes que asisten a la conferencias mejoran su propio contenido doctrinario y favorecen un cambio sano de informaciones que elevará el nivel de todo el grupo espírita. Además de eso, los trabajadores deben buscar ser activos en sus respectivas esferas de trabajo, intentando, siempre que sea posible, contribuir mínimamente con las demás actividades del Centro Espírita.

Unificación Espírita no significa Uniformación Espírita

8)      Todos los sectores del Centro Espírita deben ser valorados. Así, debemos apoyar los diferentes tipos de reunión doctrinaria, sabiendo que todas son muy útiles del punto de vista educacional para trabajadores y frecuentadores. Tanto conferencias como grupos de estudios, por ejemplo, alcanzan metas pedagógicas y espirituales amplias y valiosas, pudiendo enriquecer a encarnados y desencarnados. Así, respetando las características de los compañeros de cada Casa Espírita y las eventuales limitaciones de cada trabajador en lo que se refiere a diversos factores, como, por ejemplo, la disponibilidad de tiempo, todos los sectores del Centro Espírita deben ser reconocidos como altamente relevantes para alcanzar el objetivo final de la Casa Espírita que es siempre el mismo: Enseñar Espiritismo, mejorarnos a nosotros mismos, auxiliar a los hermanos en sus necesidades, ejercitando la fraternidad y la capacidad de trabajar en equipo.

9)      Las reuniones mediúmnicas son privadas. Sin tal criterio, jamás el intercambio mediúmnico adquirirá la calidad necesaria para un trabajo de mayor valor espiritual. Además, riesgos inherentes al trabajo mediúmnico serán potenciales y todos los envueltos en el proyecto serán limitados en su capacidad de ayudar y de ser ayudados.

10)     Los compañeros de la Casa Espírita son miembros de nuestra familia espiritual. La convivencia en el Centro Espírita es oportunidad de promover la verdadera “Comunión Espiritual”. Por lo tanto, debemos considerar a los compañeros del Centro Espírita como verdaderos miembros de nuestra familia personal.

11)     Valorar todas las llamadas “pequeñas” tareas. Nos dice el Evangelio: “¿Si no podéis con las Cosas Mínimas, por qué estáis ansiosos por las otras?”. Siempre es importante recordar que si el Centro Espírita está limpio es porque alguien limpió. Si las cuentas de agua, luz y teléfono son pagadas es porque alguien ha contribuido para eso. Los espíritas más conscientes deben solicitar pequeñas responsabilidades de ese tenor para que los dirigentes de la Casa puedan siempre mantener discreción sobre asuntos de mantenimiento material de la casa, evitando errores groseros mantenidos hasta hoy por otras denominaciones religiosas que mercantilizan las reuniones de enseñanza evangélica solicitando ayuda financiera.

12)     Si es posible, preferir atenciones de Pases después de exposiciones evangélicas. Todo el intervalo de tiempo que dura la sesión espírita hace la acción fluidoterápica mucho más eficiente, pues la condición vibratoria de todos los presentes debe estar en una elevación espiritual bien superior a aquel del inicio de la reunión. Además de eso, cuando los pases se dan durante la reunión, tanto los pasistas como los asistentes que recibirán los pases pierden, como mínimo parcialmente, el contenido explicado por los expositores.

13)     “Unificación Espírita no significa Uniformización Espírita.” - Esta frase enunciada por Divaldo Pereira Franco es bastante significativa en nuestra búsqueda de harmonización en la relación entre compañeros de una determinada casa espírita e, incluso, entre los diferentes grupos espíritas. Así, aún en casas que sean igualmente respetuosas de los postulados Kardecistas, es posible identificar algunas peculiaridades que no representan ninguna diferencia en la esencia del contenido suministrado y practicado por cada grupo espírita.

14)     Tener la conciencia que realmente el Espiritismo comienza con “El Libro de los Espíritus”, pero no termina con él. Luego, el estudio de todas las obras Kardecista, inclusive la Revista Espírita, así como de diversas obras subsidiarias de elevado valor, favorecerá significativamente el crecimiento en nuestro conocimiento, enriqueciendo las reuniones tanto para los encarnados como para los desencarnados.

Si hubiera demanda, apoyar iniciativas artísticas en el campo espírita

15)     ¡Valorar el trabajo en la Casa Espírita como un servicio extraordinariamente relevante! Aquellos que sugieren lo contrario, o no son, de hecho, espíritas propiamente considerados, o pueden estar sujetos a influencias espirituales negativas.

16)     No permitir la ocurrencia de bingos, bailes y otras actividades similares bajo el patrocinio del Centro Espírita. Cuando se tratarse de eventos en las dependencias de la Casa Espírita ser aún más riguroso para que la Casa de Jesús no pueda venir a ser lenta y gradualmente desvirtuada de su vibración superior y de sus finalidades precipuas. Tal negativa debe ser mantenida aunque tales eventos estén “amparados” bajo el falso pretexto de que los recursos obtenidos serán vertidos a la caridad. Los fines no son justificados por los medios y las actividades en el ambiente espírita o promovidas por el Centro Espírita deben velar por el nombre del Espiritismo así como por el Evangelio de Jesús. No respaldar tales eventos es fundamental para no violentar las directrices evangélico-doctrinarias de todos los espíritas.

17)     Se hubiera demanda, apoyar iniciativas artísticas en el campo espírita. Sin embargo, tal aprobación solamente debe ser suministrada si hay un elevado criterio en la selección del guión de las piezas teatrales, en las letras de las músicas consideradas espíritas etc. No apoyar, sin embargo, ensayos y reuniones artísticas que sustituyan horarios de reuniones doctrinarias, como, por ejemplo, la reunión de la juventud espírita.

18)     Evitar comentar o sugerir la lectura de obras dichas espíritas o no, pero de contenido dudoso, que puedan crear imágenes y/o directrices comportamentales equivocadas o errores doctrinarios en la mentalidad de los asistentes. Recordar siempre que cada individuo tiene fragilidades espirituales específicas y todos nosotros, sobre todo trabajando en el medio espírita, tenemos grandes responsabilidades en no alimentar disturbios espirituales.

19)     Apoyar, siempre que es posible, los trabajos de casas espíritas que no frecuentamos. Mientras más evolucionamos, más trabajamos por un número cada vez mayor de criaturas, pues nuestras responsabilidades, establecidas en nuestras conciencias, pasan a reconocer un número mucho mayor de individuos como verdaderos amigos y hermanos.

20)     Jamás distorsionar la verdad doctrinaria para justificar eventuales errores comportamentales individuales. Por otro lado, nunca usar de “disculpas” de que somos inferiores para huir de la responsabilidad del trabajo doctrinario, reconociendo que, cuánto mayor sea nuestra caída moral, mayor será nuestra necesidad de amparo doctrinario para que otras caídas no ocurran nuevamente en la presente reencarnación. Siendo así, la vergüenza relacionada al fallo cometido puede ser una prueba incomoda, pero necesaria, para que los compañeros no nos consideren individuos desprovistos de grandes fragilidades espirituales y para que nosotros no los envanezcamos en la tarea del bien que apenas comenzamos a cultivar. Además, siempre reconocer en Jesús y Allan Kardec nuestros grandes Maestros y en los Mentores Espirituales los verdaderos trabajadores de las tareas que eventualmente sean bien exitosas en la siembra espírita. Esa conciencia es fundamental para los trabajadores tanto en los proyectos bien concluidos como en los objetivos que no pudieron ser bien ejecutados.



 


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Revista Semanal de Divulgación Espirita