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Estudio Metódico del Pentateuco Kardeciano Português   Inglês

Año 5 222 – 14 de Agosto de 2011 

ASTOLFO O. DE OLIVEIRA FILHO                    
aoofilho@gmail.com
                                      
Londrina,
Paraná (Brasil)  
Traducción
Maria Reyna - mreyna.morante@gmail.com
 

 

El Libro de los Espíritus

Allan Kardec

(Parte 14)

Continuamos con el Estudio Metódico del Pentateuco Kardeciano, que focalizará las cinco principales obras de la Doctrina Espírita, en el orden en que fueron inicialmente publicadas por Allan Kardec, el Codificador del Espiritismo.

Las respuestas a las preguntas presentadas, fundamentadas en la 76ª edición publicada por la FEB, basadas en la traducción de Guillon Ribeiro, se encuentran al final del texto.

Preguntas para debatir

A. Una vez libres de la materia densa, ¿pueden los Espíritus acercarse unos a otros y trasladarse a cualquier lugar?

B. ¿Por qué los Espíritus inferiores se complacen en conducirnos al mal?

C. ¿Cómo comprueban los Espíritus su propia individualidad?

D. Después de la muerte del cuerpo material, ¿ve el Espíritu inmediatamente a los parientes y amigos que lo precedieron en el mundo de los Espíritus?

E. ¿Hay entre los Espíritus afectos particulares y enemistades?

Texto para la lectura

158. Los Espíritus inferiores se complacen en conducirnos al mal por el despecho de no haber merecido estar entre los buenos. Su deseo es impedir, tanto como pudieren, que los Espíritus todavía inexpertos alcancen el bien supremo. Quieren hacer que los demás vivan lo que ellos están viviendo. Los Espíritus buenos tratan de combatir las malas tendencias de los otros para ayudarlos a ascender; es una misión.  (L.E., 280 y 281)

159. Los parientes y amigos no siempre se reúnen después de la muerte. Esto dependerá de la elevación de cada uno. Si uno de ellos está más adelantado y marcha más rápido que el otro, no podrán permanecer juntos. Podrán verse algunas veces, pero no estarán reunidos siempre, sólo cuando puedan avanzar hombro con hombro, o cuando hayan alcanzado igualdad de perfección. (L.E., 290)

160. Hay entre los Espíritus afectos particulares, tal como sucede entre los hombres, pero el vínculo que los une es más fuerte en ausencia del cuerpo, porque ya no está expuesto a las vicisitudes de las pasiones. (L.E., 291)

161. Existen odios entre los Espíritus, pero sólo entre los impuros, y son éstos los que incitan las enemistades y las disensiones entre los hombres. (L.E., 292)

162. Únicamente los Espíritus imperfectos conservan una especie de animosidad hasta que se purifiquen. Si el motivo de la disensión fue un interés material, ya no pensarán más en eso, por poco que se hayan desmaterializado. Si no hay antipatía entre ellos, y no existiendo más el motivo de la disensión, pueden volverse a ver con agrado en el mundo espiritual, de la misma manera que dos escolares, al llegar a la edad adulta, reconocen la puerilidad de sus peleas infantiles. (L.E., 293)

163. El recuerdo de las malas acciones que dos hombres cometieron uno contra el otro, constituye un obstáculo para su simpatía, y los lleva a distanciarse. (L.E., 294)

164. Aquellos a quienes hicimos mal en este mundo, si son buenos, perdonan según nuestro arrepentimiento. Si son malos, pueden guardar resentimiento y, a veces, perseguirnos hasta en otra existencia. Dios puede permitirlo, como un castigo. (L.E., 295)

165. Los afectos que los Espíritus alimentan por las personas no son susceptibles de alteración, porque en el mundo espiritual ya no existe la máscara bajo la cual se ocultan los hipócritas. El amor que les une es para ellos la fuente de una felicidad suprema. (L.E., 296)

Respuestas a las preguntas propuestas

A. Una vez libres de la materia densa, ¿pueden los Espíritus acercarse unos a otros y trasladarse a cualquier lugar?

Sí y no. Se evitan o se aproximan según la simpatía o antipatía que recíprocamente inspiran unos a otros, tal como sucede entre los encarnados. Constituyen un mundo del cual el mundo material es un pálido reflejo. Los de la misma categoría se reúnen por una especie de afinidad y forman grupos o familias, unidos por lazos de simpatía y por los fines que se proponen: los buenos por el deseo de hacer el bien, los malos por el de hacer el mal, por la vergüenza de sus faltas y por la necesidad de encontrarse entre los que se les asemejan. Los buenos van a todas partes y así debe ser, para que puedan influir en los malos. Sin embargo, las regiones habitadas por los buenos están prohibidas para los Espíritus imperfectos, a fin de que no las perturben con sus pasiones inferiores. (El Libro de los Espíritus, preguntas 278, 279, 280 y 290.)

B. ¿Por qué los Espíritus inferiores se complacen en conducirnos al mal?

Ellos actúan así por el despecho que les causa no haber merecido estar entre los buenos. El deseo que en ellos predomina es el de impedir cuanto puedan, que los Espíritus aún sin experiencia alcancen el bien supremo. Quieren que otros experimenten lo que ellos mismos experimentan. (Obra citada, preguntas 280 y 281.)

C. ¿Cómo comprueban los Espíritus su propia individualidad?

Ellos comprueban su individualidad por el periespíritu, que los vuelve distinguibles a unos de los otros, como lo hace el cuerpo entre los hombres. (Obra citada, preguntas 284, 285, 285-a, 282 y 283.)

D. Después de la muerte del cuerpo material, ¿ve el Espíritu inmediatamente a los parientes y amigos que lo precedieron en el mundo de los Espíritus?

Inmediatamente no, porque necesita algún tiempo para reconocerse a sí mismo y retirar el velo material. (Obra citada, preguntas 285, 286, 287, 288, 289 y 290.)

E. ¿Hay entre los Espíritus afectos particulares y enemistades?

Sí, del mismo modo que ocurre entre los hombres, siendo sin embargo más fuerte el lazo que une a los Espíritus, unos a otros, cuando carecen del cuerpo material, porque este vínculo no se encuentra expuesto a las vicisitudes de las pasiones. En cuanto al odio, éste existe sólo entre los Espíritus impuros y son ellos quienes inspiran en los hombres las enemistades y las disensiones. (Obra citada, preguntas 291  a 296.) 

 

 

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Revista Semanal de Divulgación Espirita