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Editorial Português   Inglês    
Año 5 210 – 22 de Mayo de 2011 


 

Traducción
Elza F. Navarro - mr.navarro@uol.com.br
 

 

La violencia en el mundo en que vivimos


La ejecución de Osama Bin Laden, asunto que fue noticia en todo el mundo, suscitó en muchas personas una interrogación que ha sido difícil de contestar de manera plena y satisfactoria: - ¿Por qué la violencia es algo aún tan sobresaliente en nuestro mundo?  

Nadie ciertamente ignora que ella siempre estuvo presente en todas las épocas de la Humanidad. La Biblia de eso nos da cuenta revelando hasta mismo los conflictos en que Moisés tendría tomado parte, hecho que se repetiría con el rey Saúl y hasta con David, autor de la mayoría de los salmos que se eternizaron en las páginas del Antiguo Testamento.  

Las guerras que hicieron expandir el Imperio Romano; las Cruzadas, de triste memoria; la Inquisición; el largo periodo de la esclavitud en innúmeros países, algo que solamente cesó en la segunda mitad del siglo 19; los innúmeros conflictos entre países europeos; las guerras mundiales de 1914 y 1939; la guerra de Corea; la guerra de Vietnam…Llega! Esta enumeración basta para enseñar que el estado de beligerancia, violencia y criminalidad no es un fenómeno moderno y tiene, por lo tanto, raíces mucho más profundas que a primera vista podemos imaginar. 

Hace algunos días, contestando a una lectora de esta revista que nos consultó exactamente acerca de la cuestión de la violencia, le fue dicho que,  según pensamos, la violencia que reina en la sociedad terrena, y no sólo en Brasil, contra las personas en general, sean niños, jóvenes o adultos, se origina de la condición general del retraso que caracteriza el mundo en que vivimos.   

La Tierra es un planeta muy joven y, a causa de eso, no pasó aún del según nivel de la escala evolutiva aplicable a los planetas, pues nada más es que un sencillo mundo de pruebas y expiaciones. Abajo de él, solamente los llamados mundos primitivos, en que las almas inician su romería evolutiva por medio de las reencarnaciones sucesivas. 

Para entender el nivel evolutivo de los Espíritus que viven en nuestro mundo, veamos lo que San Agustín (Espíritu) escribió en el año de 1862: 

“(…) ni  todos los Espíritus que encarnan en la Tierra van para ahí en expiación. Las razas las cuales llamáis salvajes son formadas de Espíritus que apenas salieron de la niñez y que en la Tierra se encuentran, por así decir, en curso de educación, para se desarrollaren por el contacto con Espíritus más adelantados. Vienen después  las razas semicivilizadas, constituidas de esos mismos Espíritus en vía de progreso.  Son ellas, de cierta manera, razas indígenas de la Tierra, que ahí se elevaron poco a poco en largos periodos seculares, algunas de las cuales han podido llegar al perfeccionamiento intelectual de los pueblos más esclarecidos.    

Los Espíritus en expiación, si podamos exprimir de esa manera, son exóticos, en la Tierra; ya estuvieron en otros mundos, donde fueron excluidos en consecuencia de su obstinación en el mal y por haberse constituido, en aquellos mundos, causa de perturbación para los buenos. Tuvieron que ser segregados, por algún tiempo, para el medio de los Espíritus más retrasados, con la misión de hacer que estos últimos avanzasen, pues que llevan consigo inteligencias desarrolladas y el germen de los conocimientos que adquirieron. De ahí viene que los Espíritus en punición se encuentran en el seno de las razas más inteligentes. Por eso mismo, para esas razas es que de más amargor se revisten los infortunios de la vida. Es porque hay en ellas más sensibilidad, siendo, por lo tanto, más probadas por las contrariedades y disgustos que las razas primitivas, cuyo sentido moral se encuentra más embotado”. (El Evangelio según el Espiritismo, cap. III, ítem 14.)     

La situación en este planeta, 85 años después del mensaje arriba, poco cambió, como  podemos comprobar de acuerdo con la información abajo, constante del libro Volví, de Hermano Jacob, obra psicografiada en 1947 por el médium Francisco Cándido Xavier.  

He la información a que nos reportamos: 

“Viviendo encarnados en el Planeta casi dos billones de individualidades humanas, esclareció el bienhechor que más de un billón es constituido por Espíritus semicivilizados o bárbaros y que las personas aptas a la espiritualidad superior no pasan de seiscientos millones, divididas por las varias familias continentales. Se torna fácil, por lo tanto, evaluar la extensión del trabajo regenerativo más allá de la tumba, considerándose que hombre alguno se transforma instantáneamente.” (Volví, de Hermano Jacob.)  

No es difícil comprender por qué nuestro planeta continúa a ser, y lo será por largo tiempo, un mundo de pruebas y expiaciones, constituyendo la violencia y la criminalidad no más que reflejos de esa condición y de la práctica evolutiva en que nosotros, los terráqueos, aún nos encontramos.


Nota:
 

Sobre los temas violencia, crimen y delincuencia, lea los editoriales publicados en esta revista, que el interesado puede ver pulsando en los links abajo:  

- http://www.oconsolador.com.br/ano2/73/editorial.htm/

- http://www.oconsolador.com.br/ano2/83/editorial.htm/

- http:/www.oconsolador.com.br/ano2/88/editorial.htm/

- http:/www.oconsolador.com.br/ano4/188/editorial.htm/



 


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Revista Semanal de Divulgación Espirita