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Estudio Metódico del Pentateuco Kardeciano Português   Inglês

Año 5 - N° 209 – 15 de Mayo de 2011

ASTOLFO O. DE OLIVEIRA FILHO                    
aoofilho@gmail.com
                                      
Londrina,
Paraná (Brasil)  
Traducción
Maria Reyna - mreyna.morante@gmail.com
 

 

El Libro de los Espíritus

Allan Kardec

(Parte 1)

Damos inicio en esta edición al Estudio Metódico del Pentateuco Kardeciano, que focalizará las cinco principales obras de la Doctrina Espírita, en el orden en que fueron inicialmente publicadas por Allan Kardec, el Codificador del Espiritismo.

Las respuestas a las preguntas presentadas, fundamentadas en la 76ª edición publicada por la FEB, basadas en la traducción de Guillon Ribeiro, se encuentran al final del texto.

Preguntas para debatir

A. ¿Cuál es el principio fundamental del Espiritismo, que está contenido en “El Libro de los Espíritus”?

B. ¿Cuál es el concepto de la palabra alma en la Doctrina Espírita?

C. ¿Cómo conceptúa Kardec el principio vital?

D. ¿Cómo se dieron las primeras manifestaciones espíritas? 

Texto para la lectura 

1. El Espiritualismo es lo opuesto al materialismo: Todo aquél que crea tener en sí algo más que la materia es espiritualista, pero se sigue de allí que crea en la existencia de los Espíritus o en sus comunicaciones con el mundo visible.  Fue por eso que surgió la necesidad de los neologismos “Espiritismo”, “espírita” y “espiritista”, creados por Kardec. (Introducción, I)

2. La Doctrina Espírita o El Espiritismo tiene por principio las relaciones del mundo material con los Espíritus, o seres del mundo invisible. Como especialidad, El Libro de los Espíritus contiene la Doctrina Espírita; como generalidad, se vincula a la doctrina espiritualista, de la cual presenta una de sus fases. (Introd., I)

3. El fluido vital no sería otra cosa que el fluido eléctrico animalizado, también designado como fluido magnético, fluido nervioso, etc. (Introd., II)

4. El mundo espírita es el mundo normal, primitivo, eterno, preexistente y sobreviviente a todo. El mundo corporal es sólo secundario; podría dejar de existir, o no haber existido nunca, sin alterar la esencia del mundo espírita. (Introd., VI)

5. La vida material es una prueba a la que los Espíritus deben someterse repetidas veces, hasta que hayan alcanzado la perfección absoluta; es una especie de depuratorio, del que salen más o menos purificados. (Introd., VI)

6. La encarnación de los Espíritus ocurre siempre en la especie humana. Sería un error creer que el alma o Espíritu pueda encarnar en el cuerpo de un animal. (Introd., VI)

7. Los Espíritus ejercen sobre el mundo moral, e incluso sobre el mundo físico, una acción incesante. Sus relaciones con los hombres son constantes. Los Espíritus buenos nos incitan al bien, nos sostienen en las pruebas de la vida y nos ayudan a soportarlas con valor y resignación. Los Espíritus malos nos incitan al mal: les es placentero vernos sucumbir y parecernos a ellos. (Introd., VI)

8. Distinguir a los buenos de los malos Espíritus es sumamente fácil. El lenguaje de los Espíritus superiores es siempre digno, noble, impregnado de la más alta moralidad. Libres de cualquier baja pasión, sus consejos revelan la más pura sabiduría y tienen siempre como objeto nuestro progreso y el bien de la Humanidad. (Introd., VI)

9. El egoísmo, el orgullo, la sensualidad son pasiones que nos aproximan a la naturaleza animal, ligándonos a la materia. El hombre que se libera de la materia por el desprecio a las futilidades mundanas y el cultivo del amor al prójimo, se acerca a la naturaleza espiritual.

10. Cada uno de nosotros debe tornarse útil, según las facultades y los medios que Dios  haya colocado en nuestras manos para probarnos. El fuerte y el poderoso deben apoyo y protección al débil. Aquél que abusa de su fuerza y de su poder para oprimir a su semejante, viola la ley de Dios. (Introd., VI)

11. No hay faltas irremisibles que no puedan ser reparadas mediante la expiación. El hombre encuentra el medio necesario para hacerlo en las diferentes existencias, que le permiten avanzar, según su deseo y sus esfuerzos, en la senda del progreso, hacia la perfección, que es su meta final. (Introd., VI)

12. La ciencia propiamente dicha, como tal, es incompetente para pronunciarse sobre el Espiritismo. El Espiritismo es el resultado de una convicción personal, que los sabios pueden tener como individuos, independientemente de su condición de sabios. (Introd., VII)

13. Los Espíritus superiores sólo acuden a las reuniones serias, y sobre todo a aquellas en las que reina una perfecta comunión de pensamientos y de sentimientos buenos. La superficialidad y las preguntas ociosas los alejan. (Introd., VIII)  (Continúa en la próxima edición.)

Respuestas a las preguntas propuestas 

A. ¿Cuál es el principio fundamental del Espiritismo, que está contenido en “El Libro de los Espíritus”?

La Doctrina Espírita tiene por principio las relaciones del mundo material con los Espíritus o seres del mundo invisible. Los adeptos del Espiritismo son los espíritas, o si se quiere, los espiritistas. Como especialidad, “El Libro de los Espíritus” comprende la Doctrina Espírita; como generalidad, se vincula a la doctrina espiritualista, presentando una de sus fases. Esa es la razón por la que trae en el encabezamiento de su título las palabras: Filosofía Espiritualista. (Introducción, ítem I, pág. 13.)

B. ¿Cuál es el concepto de la palabra alma en la Doctrina Espírita?

Kardec da el nombre de alma al ser inmaterial e individual que reside en nosotros y sobrevive al cuerpo. (Introducción, ítem II, 5º párrafo, pág. 14.)

C. ¿Cómo conceptúa Kardec el principio vital?

Es el principio de la vida material y orgánica, cualquiera que sea la fuente de donde ella provenga, principio común a todos los seres vivientes, desde las plantas hasta el hombre. Para unos, el principio vital es una propiedad de la materia, un efecto que se produce cuando la materia se encuentra en circunstancias determinadas.  Para otros, y esta es la idea más común, reside en un fluido especial, universalmente esparcido y del cual cada ser absorbe y asimila una parte durante su vida, tal como vemos que los cuerpos inertes absorben la luz. Ese fluido especial sería el llamado fluido vital que, en la opinión de muchos, en nada difiere del fluido eléctrico animalizado, al cual también se designa con el nombre de fluido magnético, fluido nervioso, etc. (Introducción, ítem II, 7º párrafo, pág. 15.)

D. ¿Cómo se dieron las primeras manifestaciones espíritas?

Las primeras manifestaciones inteligentes se produjeron por medio de mesas que se elevaban y, con uno o dos de sus patas, daban un determinado número de golpes, respondiendo de este modo – sí o no –, conforme fuera convenido, a una pregunta planteada. Hasta ahí nada había de convincente para los escépticos, por cuanto bien podían creer que todo fuera obra del azar. Después se obtuvieron respuestas más elaboradas con el auxilio de las letras del alfabeto: dando el mueble un número de golpes que correspondía al número de orden de cada letra, se llegaba a formar palabras y frases que respondían a las preguntas formuladas. La precisión de las respuestas  y su correlación con las preguntas, causaron asombro. El ser misterioso que respondía, interrogado sobre su naturaleza, declaró que era un Espíritu o Genio, dio su nombre y brindó información diversa sobre si mismo. Cabe aquí señalar una circunstancia muy importante: Nadie imaginó a los Espíritus como un medio para explicar el fenómeno; fue el propio fenómeno el que reveló la palabra. Muchas veces, tratándose de ciencias exactas, se formulan hipótesis para disponer de una base de razonamiento. No fue este el caso. (N.R.: En realidad, antes del fenómeno de las mesas giratorias ocurrieron en el pueblo de Hydesville, en los Estados Unidos de Norte América, los llamados raps, asunto que el lector puede ver en los dos textos publicados en esta revista, el primero en la edición n. 2 - http://www.oconsolador.com.br/2/esde.html - y el segundo en la edición n. 49 - http://www.oconsolador.com.br/49/especial2.html.)

Como el proceso inicial de comunicación era lento e incómodo, los Espíritus indicaron otro. Fue uno de esos seres invisibles quien aconsejó adaptar un lápiz a una cesta o a otro objeto. Colocada sobre una hoja de papel, la cesta era puesta en movimiento por el mismo poder oculto que movía las mesas, pero, en vez de un simple movimiento regular, el lápiz trazaba por sí mismo caracteres que formaban palabras, frases, discursos de muchas páginas sobre las más elevadas cuestiones de filosofía, moral, metafísica, psicología, etc., y  con tanta rapidez como si escribiera con la mano. El consejo fue dado simultáneamente en América, Francia y en otros países. Fue de ese modo que las manifestaciones espíritas se popularizaron en todo el mundo. (Introducción, ítem IV, del 2º al 6º párrafo, pág. 20.)



 

 

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Revista Semanal de Divulgación Espirita