WEB

BUSCA NO SITE

Edição Atual
Capa desta edição
Edições Anteriores
Adicionar
aos Favoritos
Defina como sua Página Inicial
Biblioteca Virtual
 
Biografias
 
Filmes
Livros Espíritas em Português Libros Espíritas en Español  Spiritist Books in English    
Mensagens na voz
de Chico Xavier
Programação da
TV Espírita on-line
Rádio Espírita
On-line
Jornal
O Imortal
Estudos
Espíritas
Vocabulário
Espírita
Efemérides
do Espiritismo
Esperanto
sem mestre
Divaldo Franco
Site oficial
Raul Teixeira
Site oficial
Conselho
Espírita
Internacional
Federação
Espírita
Brasileira
Federação
Espírita
do Paraná
Associação de
Magistrados
Espíritas
Associação
Médico-Espírita
do Brasil
Associação de
Psicólogos
Espíritas
Cruzada dos
Militares
Espíritas
Outros
Links de sites
Espíritas
Esclareça
suas dúvidas
Quem somos
Fale Conosco

Especial Português Inglês    

Año 4 198 – 27 de Febrero de 2011

GERSON SIMÕES MONTEIRO   
gerson@radioriodejaneiro.am.br    
Rio de Janeiro, RJ (Brasil) 

Traducción
Isabel Porras Gonzáles - isy@divulgacion.org

 

Científicos ratifican lo que Kardec dijo sobre el equívoco de los astrólogos
 

La revista Vea del 26 de enero de 2011 publicó una esclarecedora materia con el título “Ten confusión en el cielo de la Ciencia y en el de la creencia”, demostrando por medio de los estudios del astrónomo americano Parke Kunkle, profesor de la Minneapolis Community & Technical Center, el error que los astrólogos a lo largo de

los siglos vienen cometiendo, una vez que está equivocada la interpretación de los movimientos celestes usada por la astrología para determinar los signos de acuerdo con la fecha de nacimiento de las personas. Los estudios referidos revelan que en la práctica mucha gente pertenece a un signo diferente de aquel a que juzga pertenecer.

Kunkle afirma que es un hecho científicamente incontestable: el cielo de la astrología está equivocado. En ese sentido explicó que hace 3.000 años, cuando los mapas astrológicos fueron hechos, sus diseñadores realizaron un buen trabajo, alineando el trayecto del Sol en el firmamento con las constelaciones.

¿Cuál, por lo tanto, sería el problema? El problema es que el cielo cambia, por lo menos la porción visible del cielo nocturno. Eso significa, afirma Kunkle, que las constelaciones diseñadas por los astrólogos años atrás para definir que meses y días del mes corresponden a cada signo no son las mismas del cielo de ahora. Eso se debe al posicionamiento del eje de la Tierra. Nuestro planeta orbita el Sol y gira en torno a sí mismo. Los antiguos imaginaban que esos movimientos fueran perfectos – la órbita sería circular y el eje, absolutamente vertical.

La Ciencia reveló que las órbitas de los planetas son elípticas y que el eje de la Tierra tiene una inclinación de cerca de 23 grados. Si la inclinación fuera de cero grado, una misma migaja del cielo nocturno sería vista eternamente de un mismo punto de la superficie del planeta. Con la inclinación de 23 grados, el cielo nocturno que se observa de un mismo punto de la superficie de la Tierra cambia con el tiempo, debido a la variación del posicionamiento del eje del planeta.

La revelación no es novedad para el Espiritismo

Esas afirmaciones, por lo menos para nosotros los espíritas, perdieron el sabor de novedad, pues desde 1868 ellas ya habían sido proclamadas por Allan Kardec en su libro La Génesis, en que él examina en el capítulo IX la cuestión de las revoluciones periódicas de la Tierra.

En ese capítulo, en una nota al pie, leemos textualmente lo siguiente:

“La precesión de los equinoccios” ocasiona otro cambio: la de la variación de la posición de los signos del zodíaco. Con la Tierra girando en torno al Sol a lo largo de un año, a medida que ella avanza, el Sol, cada mes, se encuentra delante de una nueva constelación. Esas constelaciones son en número de doce, a saber: Aries, Tauro, Géminis, Cáncer, Leo, Virgo, Libra, Escorpión, Sagitario, Capricornio, Acuario y Piscis. Son llamadas constelaciones zodiacales, o signos del zodíaco, y forman un círculo en el plano del ecuador terrestre. Conforme el mes de nacimiento de un individuo, se dice que él nació bajo tal signo; de ahí los pronósticos de la Astrología. Pero, en virtud de la “precisión de los equinoccios”, ocurre que los meses ya no corresponden a la mismas constelaciones que hace 2.000 años; por ejemplo, quien nace el mes de julio no está más en el signo de León, sino en el de Cáncer. Cae, así, la idea supersticiosa unida a la influencia de los signos. (La Génesis, cap. V, ítem 12).

El tercer movimiento

La nota redactada por Allan Kardec viene a propósito al explicar que la “precisión de los equinoccios” ocurre por el hecho de la Tierra, además del movimiento anual en torno al Sol, que origina las estaciones, y del movimiento de rotaciones sobre sí misma en 24 horas, que determina el día y la noche, tiene un tercer movimiento, que se completa en 25 mil años, o más exactamente, 25.868 años.

Ese movimiento, que sería imposible explicar sólo en algunas palabras sin el auxilio de figuras y sin una demostración geométrica, consiste en una especie de oscilación circular, que se puede comparar a la oscilación de un diapasón prestos a parar. En consecuencia de esa oscilación, el eje de la Tierra, cambiando de inclinación, describe un doble cono, cuyo vértice está en el centro del planeta, y las bases comprenden la superficie circunscrita por los círculos polares, o sea, una amplitud de 23 grados y medio de rayo.

Vea la figura de abajo: (1) 

 

Cuantos creen

A pesar de no tener la astrología base científica, según la materia de la revista Vea, uno de cada cuatro americanos y mitad de los franceses creen que su vida es, en parte, regida por los astros. En Brasil, una encuesta reciente hecha por internet con 2.000 brasileños reveló que el 51% de ellos leen el horóscopo diariamente y el 37% creen que los astros influyen destinos y apuntan caminos.

Ahora, para una mejor comprensión de la creencia supersticiosa sobre la influencia de los signos en nuestras vidas, comencemos por el análisis de los grupos de estrellas que tomaron el nombre de constelación.

En la realidad, ellas constituyen no más que formas aparentes, en razón de la agregación de estrellas causada por la larga distancia, conforme esclarece Allan Kardec, en el ítem 12 del capítulo V, del libro La Génesis.

Con base en ese razonamiento, el Codificador del Espiritismo concluye diciendo que, no existiendo esas agrupaciones formadas de estrellas sino en la apariencia, es ilusoria la significación que una supersticiosa creencia vulgar les atribuye y solamente en la imaginación puede existir. Además de eso, dice aún el Codificador, la creencia en la influencia de las constelaciones, sobre todo de las que constituyen los doce signos del Zodíaco, provino de la idea conectada a los nombres que ellas traen. Si al que se llama “leo” fuera dado el nombre de “asno” o de “oveja”, ciertamente le habrían atribuido otra influencia.

Creencia superticiosa

Confirmando ese esclarecimiento, los Benefactores Espirituales, al ser preguntados por Allan Kardec en la cuestión 867 del Libro de los Espíritus, sobre el origen de la expresión “nacer bajo una buena estrella”, respondieron enfáticamente tratarse de una antigua superstición, que prendía a las estrellas los destinos de los hombres. Dijeron también ser una alegoría que algunas personas hacen a tontas de tomar al pie de la letra.

La respuesta es lógica, pues si el destino del hombre ya estuviera determinado por las estrellas, en él sería nulo el libre albedrío, y él no tendría ni culpa por practicar el mal ni mérito en practicar el bien.

Todo eso está de acuerdo con las enseñanzas de Jesús, el Espíritu más perfecto y el más sabio que pasó por nuestro planeta, cuando afirmó categóricamente: “A cada uno será dado según sus obras”, y no “Cada uno según su signo”, por faltar a esa afirmación fundamento lógico y, sobre todo, buen sentido.

 

(1)   Para mayores esclarecimientos, consúltese el gráfico del movimiento de precesión de la Tierra, extraído del libro La Génesis, de Allan Kardec, revisado por Cláudio Lirange Zanatta y editado por la León Denis – Gráfica y Editora. 



 


Volver a la página anterior


O Consolador
 
Revista Semanal de Divulgación Espirita