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Estudio Sistematizado del Nuevo Testamento Português   Inglês

Año 4 177 – 26 de Septiembre del 2010

THIAGO BERNARDES
thiago_imortal@yahoo.com.br

Curitiba, Paraná (Brasil)  
Traducción
ISABEL PORRAS GONZÁLES - isy@divulgacion.org
 

 

El Evangelio según Lucas

Tercer libro del Nuevo Testamento

Lucas (Discípulo de Pablo)

(Parte 7)

Damos continuidad en esta edición al Estudio Sistematizado del Nuevo Testamento, que comprenderá el estudio de los Evangelios de Mateo, Marcos, Lucas y Juan y del libro Actos de los Apóstolos. El estudio está basado en la versión del Nuevo Testamento que el lector puede consultar a partir de este link: http://www.bibliaonline.con.br/tb.

Las respuestas correspondientes a las cuestiones presentadas se encuentran a finales del texto de abajo. 

Cuestiones para el debate

1. ¿Qué significan estas palabras de Jesús: Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; tocad, y se os abrirá?

2. Una mujer dijo a Jesús: Bienaventurado el vientre que te trajo y los pechos en que mamaste. ¿Qué le respondió Jesús?

3. Invitado por un fariseo a cenar en su casa, el fariseo se admiró al ver que Jesús no se había lavado antes de cenar. Viendo la sorpresa del anfitrión, ¿qué enseñanza Jesús le dejó?  

4. Advirtiendo a sus discípulos para prevenirse de la levadura de los fariseos, ¿a qué Jesús, en verdad, se refería?

5. Cuando un hombre del pueblo le pidió que mandara a su hermano repartir con él la herencia dejada por su padre, ¿qué respuesta le fue dada por Jesús?

Texto para la lectura 

26. Los apóstoles discuten sobre cuál de ellos sería el mayor - Todos se admiraban de las cosas que Jesús hacía y, por eso, sus discípulos no entendían porque él insistía en decir que el Hijo del hombre sería entregado en las manos de los escribas y ancianos y llevado a la muerte. Se suscitó entonces entre ellos una discusión sobre cuál de ellos sería el mayor. Jesús, percibiéndoles los pensamientos, tomó a un niño, lo puso junto a sí, y les dijo: “Cualquiera que recibiera a este niño en mi nombre, me recibe a mí; y cualquiera que me recibe a mí, recibe al que me envío; porque aquel que entre vosotros todos fueran el menor, ese mismo es grande”. (Lucas, 9:43 a 9:48.)

27. Las raposas tienen cuevas, pero Jesús no tiene donde reclinar la cabeza - Completándose los días para la asunción del Señor, él manifestó el firme propósito de ir a Jerusalén. Y, para eso, envió mensajeros delante de su faz. Ellos entraron entonces en una aldea de samaritanos, para prepararle posada. Los samaritanos, con todo, no lo recibieron porque su aspecto era como de quien iba a Jerusalén. Santiago y Juan, viendo esto, dijeron: Señor, ¿quieres que digamos que descienda fuego del cielo y los consuma, como Elías también hizo? Jesús los reprendió, diciendo: “Vosotros no sabéis de que espíritu sois. Porque el Hijo del hombre no vino para destruir las almas de los hombres, sino para salvarlas”. Ellos fueron entonces para otra aldea. En el camino, alguien le dijo: “Señor, te seguiré para dondequiera que sea”. Jesús no dudó, pero acordó: “Las raposas tienen cuevas, y las aves del cielo nidos, pero el Hijo del hombre no tiene donde reclinar la cabeza”. Otro, invitado por el Maestro a  seguirlo, respondió: “Señor, deja que primero yo vaya a enterrar a mi padre”. Jesús observó: “Deja a los muertos el enterrar a sus muertos; sin embargo tú ve y anuncia el reino de Dios”. Un tercero le rogó: “Señor, yo te seguiré, pero déjame despedir primero a los que están en mi casa”. El Maestro aseveró: “Nadie que lanza mano del arado y mira para atrás, es apto para el reino de Dios”. (Lucas, 9:51 a 9:62.)

28. Nadie conoce al Padre, sino el Hijo - Enviados por Jesús para anunciar el evangelio, los setenta volvieron con alegría, diciendo: “Señor, por tu nombre, hasta los demonios se nos sujetan”. El Maestro, al recibirlos, pidió que no se alegraran porque los espíritus a ellos se habían sujetado, pero sí por estar sus nombres escritos en los cielos. En ese mismo momento, Jesús se alegró mucho, diciendo: “Gracias te doy, oh Padre, Señor del cielo y de la Tierra, que escondiste estas cosas a los sabios e inteligentes, y las revelaste a la criaturitas; así es, oh Padre, porque así te probé. Todo por mi Padre me fue entregado; y nadie conoce quién es el Hijo sino el Padre, ni quién es el Padre sino el Hijo, y aquel a quien el Hijo lo quiera revelar”. Dicho esto, Jesús se volvió para los discípulos y les dije en particular: “Bienaventurados los ojos que ven lo que vosotros veis, pues os digo que muchos profetas y reyes desearan ver lo que vosotros veis, y no lo verán; y oír lo que oís, y no lo oirán”. (Lucas, 10:10 a 10:24.)

29. Jesús dice a Marta que una sola cosa es necesaria - Después de narrar la parábola del bueno samaritano, Jesús entró en una aldea, y cierta mujer, de nombre Marta, lo recibió en su casa. Marta tenía una hermana llamada María, que, sentándose también a los pies de Jesús, oía su palabra. Marta andaba, sin embargo, distraída en muchos servicios y, aproximándose, rogó a Jesús pidiera a la hermana que la ayudara. Jesús la advirtió: “Marta, Marta, estás ansiosa y fatigada con muchas cosas, pero una sola es necesaria; y María escogió la buena parte, la cual no le será retirada”. (Lucas, 10:38 a 10:42.)

30. El Maestro es acusado de tener parte con Belcebú, príncipe de los demonios - Jesús había expulsado el demonio de un hombre que era mudo, pero, así que salió el demonio, el mudo habló y la multitud quedó maravillada. Algunos entonces decían: “Él expulsa los demonios por Belcebú, príncipe de los demonios”. Otros, para intentarlo, le pedían una señal del cielo. Jesús, conociéndoles los pensamientos, dijo: “Todo el reino dividido contra sí aún será asolado; y la casa, dividida contra sí misma, caerá. Y, si también Satanás está dividido contra sí mismo, ¿como subsistirá su reino? Pues decís que yo expulso los demonios por Belcebú. Y, si yo expulso los demonios por Belcebú, ¿por quienes los expulsan vuestros hijos? Ellos, pues, serán vuestros jueces”.  Enseguida, el Maestro les recordó: “Pero, si yo expulso los demonios por el dedo de Dios, ciertamente a vosotros es llegado el reino de Dios”. “Cuando el valiente guarda, armado, su casa, en seguridad está todo cuanto hay; pero, sobreviniendo otro más valiente  que él, y venciéndolo, le quita toda su armadura en que confiaba, y reparte sus despojos. Quién no está conmigo está contra mí; y quien conmigo no junta, esparce. Cuando el espíritu inmundo ha salido del hombre, anda por lugares secos, buscando reposo; y, no hallándolo, dice: Iré para mi casa, de donde salí. Y, llegando, la halla barrida y adornada. Entonces va, y lleva consigo otros siete espíritus peores que él, y, entrando, habitan allí; y el último estado de ese hombre es peor que el primero.” (Lucas, 11:14 a 11:26.) 

Respuesta a las preguntas propuestas 

1. ¿Qué significan estas palabras de Jesús: Pedid, y se os dará; buscad, y hallaréis; tocad, y se os abrirá?

Al decir tales palabras, Jesús añadió: Porque cualquiera que pide recibe; y quien busca halla; y a quien toca se le abrirá. ¿Y cual es el padre de entre vosotros que, si el hijo le pidiera pan, le dará una piedra? ¿O, también, si le pidiera pez, le dará por pez una serpiente? ¿O, también, si le pide un huevo, le dará un escorpión? Pues si vosotros, siendo malos, sabéis dar buenas dádivas a vuestros hijos, ¿cuánto más dará el Padre celestial a aquellos que se lo pidan? La enseñanza muestra, primero, que Dios es un Padre amoroso y que la Providencia divina es un hecho concreto; en segundo lugar, indica que es preciso que hagamos nuestra parte, o sea, que debemos siempre tomar la iniciativa y que depende fundamentalmente de eso la consecución del resultado anhelado. (Lucas, 11:5 a 11:13.)

2. Una mujer dice a Jesús: Bienaventurado el vientre que te trajo y el pecho en que mamaste. ¿Qué le respondió Jesús?

Jesús le dice: Antes, bienaventurados los que oyen la palabra de Dios y la guardan. (Lucas, 11:27 y 11:28.)

3. Invitado por un fariseo a cenar en su casa, el fariseo se admiró al ver que Jesús no se había lavado antes de cenar. Viendo la sorpresa del anfitrión, ¿qué enseñanza Jesús le dejó?

El Señor le dijo: Ahora vosotros, los fariseos, limpiáis el exterior del vaso y del plato; pero vuestro interior está lleno de rapiña y maldad. ¡Locos! ¿Quién hizo el exterior no hizo también el interior? Antes dad limosna que tuvierais, y he que todo os será limpio. (Lucas, 11:37 a 11:41.)

4. Advirtiendo a sus discípulos para prevenirse del fermento de los fariseos, ¿a qué Jesús, en verdad, se refería?

Jesús se refería a la hipocresía con que los fariseos actuaban, los cuales predicaban una cosa y practicaban otra. Y aprovechó para hacer una advertencia a los que aparentan pero no practican la virtud, afirmando que nada hay encubierto que no haya de ser descubierto, ni oculto, que no haya de ser sabido, porque todo lo que en tinieblas digamos, a la luz será oído; y lo que hablemos al oído en el gabinete, sobre los tejados será predicado. (Lucas, 12:1 y 12:2.)

5. Cuando un hombre del pueblo le pidió que mandara a su hermano repartir con él la herencia dejada por su padre, ¿qué respuesta le fue dada por Jesús?

Jesús le dijo: Hombre, ¿quién me puso a mí por juez o repartidor entre vosotros? Y añadió: Preveníos y guardaos de la avaricia; porque la vida de cualquier no consiste en la abundancia de lo que posee. (Lucas, 12:13 a 12:15.)
 


 

 

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