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Estudio Sistematizado del Nuevo Testamento Português   Inglês

Año 4 173 – 29 de Agosto del 2010

THIAGO BERNARDES
thiago_imortal@yahoo.com.br

Curitiba, Paraná (Brasil)  
Traducción
ISABEL PORRAS GONZÁLES - isy@divulgacion.org
 

 

El Evangelio según Lucas

Tercer libro del Nuevo Testamento

Lucas (Discípulo de Pablo)

(Parte 3)

Damos continuidad en esta edición al Estudio Sistematizado del Nuevo Testamento, que comprenderá el estudio de los Evangelios de Mateo, Marcos, Lucas y Juan y del libro Actos de los Apóstolos. El estudio está basado en la versión del Nuevo Testamento que el lector puede consultar a partir de este link: http://www.bibliaonline.con.br/tb.

Las respuestas correspondientes a las cuestiones presentadas se encuentran a finales del texto de abajo. 

Cuestiones para el debate

1. ¿A los que juzgaban que él fuese el Cristo, qué respuesta dio Juan, hijo de Zacarías?

2. ¿De cuál de los hijos de Noé descendía José, padre de Jesús?

3. ¿De qué ciudad, los seguidores de la ley de Moisés, airados con Jesús, lo expulsaron, conduciéndolo hasta la cima de un monte para de allí precipitarlo?

4. ¿Cómo se llamaba el publicano que ofreció a Jesús un gran banquete en su casa?

5. ¿Que pretendía Jesús decir con esta frase: Nadie guarda vino nuevo en odres viejos

Texto para la lectura

9. Simón es invitado a ser pescador de hombres - Cierta vez, estando Jesús junto al lago de Genesaré, vio dos barcos anclados en la playa, mientras Simón y sus compañeros lavaban sus redes. Entrando en el barco de Simón, Jesús le pidió que lo alejara un poco de la tierra y, sentándose, enseñaba desde el barco a la multitud. Terminada la predicación, dijo él a Simón: “Hazte al mar alto, y lanza las redes para pescar”. Simón le explicó que, habiendo trabajado toda la noche, ellos nada habían atrapado; pero, aun así, lanzó la red, cogiendo una gran cantidad de peces, tan grande que casi los dos barcos fueron a pique. Admirado con lo que vieron, Simón Pedro se postró a los pies de Jesús, diciendo: “Señor, auséntate de mí, que soy un hombre pecador”; pero Jesús le dijo: “No temas; de ahora en delante serás pescador de hombres”. Y, llevando los barcos para tierra, Simón y sus amigos Santiago y Juan, hijos de Zebedeo, que habían participado de la pesca milagrosa, dejaron todo, y lo siguieron. (Lucas, 5:1 a 5:11.)

10. Jesús cura al paralítico que entró por el tejado - Jesús estaba en una de aquellas ciudades cuando un hombre lleno de lepra, viéndolo, se postró sobre el rostro y le rogó: “Señor, si quisieras, bien puedes limpiarme”. El Mesías, extendiendo la mano, le tocó, diciendo: “Quiero, sé limpio”. E inmediatamente la lepra desapareció de él. Jesús le ordenó entonces que a nadie lo dijera, pero que fuera a mostrarse al sacerdote y ofreciera, por su purificación, lo que Moisés había determinado, para que les sirviera de testimonio. Con esas curas su fama se propagaba aún más, y mucha gente se juntaba para oírlo y para ser por él curada de sus enfermedades. Ocurrió entonces que él estaba enseñando, en la presencia de fariseos y doctores de la ley, que habían venido de todas las aldeas de Galilea, de Judea y de Jerusalén, cuando le trajeron a un paralítico. Como la multitud impedía el acceso del hombre por la puerta de la casa, sus amigos subieron al tejado y, removiendo algunas tejas, descendieron al paralítico con su cama, hasta el lugar donde Jesús estaba. El Maestro, viendo la fe de ellos, dijo al paralítico: “Hombre, tus pecados te son perdonados”. Los escribas y los fariseos comenzaron entonces a reflexionar, diciendo que él blasfemaba, porque solamente Dios puede  perdonar pecados. Jesús, conociendo sus pensamientos, les dijo: “¿Que razonamientos hay en vuestros corazones? ¿Cuál es más fácil? decir: Tus pecados te son perdonados; o decir: ¿Levántate, y anda? Ahora, para que sepáis que el Hijo del hombre tiene sobre la tierra poder de perdonar pecados (dijo al paralítico), a ti te digo: Levántate, toma tu cama, y ve para tu casa”. El paralítico se levantó y, tomando la cama en que estaba acostado, fue para su casa, glorificando a Dios, y todos quedaron maravillados y glorificaron a Dios, diciendo: “Hoy vimos prodigios”. (Lucas, 5:12 a 5: 26.)

11. Los sanos no necesitan de médico, pero sí, los enfermos - En casa de Leví, donde este ofreció a Jesús un gran banquete, los escribas y los fariseos murmuraban contra sus discípulos, diciéndole: “¿Por qué coméis y  bebéis con publícanos y pecadores?” Jesús, respondiendo, dijo: “No necesitan de médico los que están sanos, pero, sí, los que están enfermos; yo no vine a llamar a los justos, pero, sí, a los pecadores, al arrepentimiento”. Ellos entonces le propusieron una nueva cuestión: “¿Por qué ayunan los discípulos de Juan muchas veces y hacen oraciones, como también los fariseos, pero los tuyos comen y beben?” Jesús les respondió: “¿Podéis vosotros hacer ayuno a los hijos de las bodas, mientras el esposo anda con ellos? Días vendrán, sin embargo, en que el esposo les será quitado, y entonces, aquellos días, ayunaran”. (Lucas, 5:27 a 5:35.)

12. Los doce discípulos o apóstoles del Señor- Era sábado cuando los fariseos vieron que los discípulos de Jesús arrancaban espigas por el camino y, después de frotarlas con las manos, las comían. “¿Por qué hacéis lo que no es lícito hacer los sábados?”, indagaron ellos. Jesús respondió: “¿Nunca leísteis lo que hizo David cuando tuvo hambre, él y los que con él estaban? ¿Cómo entró en la casa de Dios, y tomó los panes de la proposición, y los comió, y dio también a los que andaban con él, los cuales no es lícito comer sino sólo a los sacerdotes?” Dicho esto, afirmó que el Hijo del hombre es Señor hasta del sábado. Tras ese hecho, ocurrió otro semejante, en día de sábado y dentro de la sinagoga. Jesús estaba enseñando allí, cuando entró un hombre que tenía la mano derecha seca. Aunque los escribas y fariseos lo observaran, Jesús dije a aquel hombre: “Levántate, y queda en pie en medio”. El hombre quedó en pie. Entonces Jesús, volcándose para los escribas y fariseos, les dijo: “Una cosa os he de preguntar: ¿Es lícito en los sábados hacer bien, o hacer mal? ¿Salvar la vida, o matar? Y, antes que respondieran, dijo al hombre: “Extiende tu mano”. Él lo atendió, y la mano le fue restituida sana como la otra. Los escribas y los fariseos quedaron llenos de furor y hablaban sobre lo que harían a Jesús, que, días después, subió al monte para orar, pasando la noche en oración. Cuando ya era día, llamó a sí a sus discípulos, y escogió doce de ellos, a quién también dio el nombre de apóstoles: Simón, al cual también llamó Pedro, y André, su hermano; Santiago y Juan; Felipe y Bartolomé; Mateo y Tomás; Santiago, hijo de Alfeo, y Simón, llamado Zelote; Judas, hermano de Santiago, y Judas Iscariotes, que fue el traidor. (Lucas, 6:1 a 6:16.) 

Respuestas a las preguntas propuestas

1. A los que juzgaban que él fuese Cristo, ¿qué respuesta dio Juan, hijo de Zacarías?

Juan les respondió diciendo: Yo, en verdad, os bautizo con agua, pero he ahí que viene aquel que es más poderoso que yo, del cual no soy digno de desatar la correa de las alpargatas; ese os bautizará con el Espíritu Santo y con fuego. Él tiene la pala en su mano; y limpiará su era, y juntará el trigo en sus depósitos, pero quemará la paja con fuego que nunca se borra. (Lucas, 3:15 a 3:17.)

2. ¿De cuál de los hijos de Noé descendía José, padre de Jesús?

Él descendía de Sem, hijo de Noé. De ese nombre es que surgió el vocablo semita. (Lucas, 3:23 a 3:38.)

3. ¿De que ciudad, los seguidores de la ley de Moisés, airados con Jesús, lo expulsaron, conduciéndolo hasta la cima de un monte para de allí precipitarlo?

Fue en Nazaret, donde había sido criado, que eso ocurrió. Los hechos fueron así descritos por Lucas: Jesús entró un día de sábado, según su costumbre, en la sinagoga, y se levantó para leer. Le fue dado el libro del profeta Isaías. Cuando abrió el libro, halló el lugar en que estaba escrito: El Espíritu del Señor es sobre mí, pues que me ungió para evangelizar a los pobres. Me envió a curar a los quebrantados del corazón, a predicar libertad a los cautivos, a restaurar la vista a los invidentes, a poner en libertad a los oprimidos, a anunciar el año aceptable del Señor. Después, cerrando el libro, y haciéndolo dar al ministro, se sentó. Los ojos de todos en la sinagoga estaban fijos en él, y él, entonces comenzó a decirles: Hoy se cumplió esta Escritura en vuestros oídos. Todos se maravillaban de las palabras de gracia que salían de su boca; y decían: ¿No es este el hijo de José? El Maestro, entonces, les dijo: A buen seguro me diréis este proverbio: Médico, cúrate a ti mismo; haz también aquí en tu patria todo que oímos haber sido hecho en Cafarnaún. Y dijo: En verdad os digo que ningún profeta es bien recibido en su patria. En verdad os digo que muchas viudas existían en Israel en los días de Elías, cuando el cielo se cerró por tres años y seis meses, de suerte que en toda la tierra hubo gran hambre; y a ninguna de ellas fue enviado Elías, sino la Sarepta de Sidon, a una mujer viuda. Y muchos leprosos había en Israel en tiempo del profeta Eliseo, y ninguno de ellos fue purificado, sino Naama, el sirio. En ese momento, todos, en la sinagoga, oyendo estas cosas, se llenaron de ira y, levantándose, lo expulsaron de la ciudad, y lo llevaron hasta la cima del monte en que la ciudad de ellos estaba edificada, para de allí empujarlo.(Lucas, 4:14 a 4:30.)

4. ¿Cómo se llamaba el publicano que ofreció a Jesús un gran banquete en su casa?

El publicano se llamaba Leví. Este le ofreció un gran banquete en su casa, donde había también una multitud de publícanos y otros que andaban con ellos a la mesa. Los escribas y los fariseos, viendo aquello, murmuraron contra sus discípulos, diciendo: ¿Por qué coméis y bebéis con publícanos y pecadores? Jesús, respondiendo, les dijo: No necesitan de médico los que están sanos, pero, sí, los que están enfermos; yo no vine a llamar los justos, pero, sí, a los pecadores, al arrepentimiento. (Lucas, 5:27 a 5:32.)

5. ¿Qué pretendía Jesús decir con esta frase: Nadie echa vino nuevo en odres viejos?  

Antes de decir tales palabras, Jesús había dicho: Nadie quita un trozo de una ropa nueva para coser en ropa vieja, pues rompió la nueva y remendó en el lugar de la vieja. Enseguida, afirmó: Nadie echa vino en odres viejos, porque el vino nuevo romperá los odres, y se entornará y los odres se estropearán; pero el vino nuevo debe echarse en odres nuevos, y ambos juntamente se conservarán. Y nadie echa vino nuevo en odres viejos, porque el vino nuevo romperá los odres, y cambiarán y los odres se estropearán. Pero el vino nuevo debe echarse en odres nuevos, y ambos juntamente se conservarán. Y nadie habiendo bebido el viejo quiere luego el nuevo, porque dice: Mejor es el viejo. Los exegetas interpretan esas palabras como siendo la imposibilidad de adaptarse la Buena Nueva a la viejas doctrinas israelitas y, por lo tanto, como afirmación de que la nueva doctrina debería reunir hombres liberados de prejuicios y dogmas. Pero, por la última frase anotada por Lucas, quien ya experimentó el vino (la doctrina israelita) no querrá saber de la nueva (el Evangelio), porque juzgará siempre que el antiguo es mejor. Carlos Torres Pastorino, en su obra “Sabiduría del Evangelio”, comentando la enseñanza, dice que tales palabras indican que es menester que la criatura se haga “hombre nuevo”, liberándose de prejuicios y dogmatismos, con la mente libre de teorías esclavizadas, para entonces recibir el vino nuevo, o sea, realiza su unión con el Cristo y sus enseñanzas. (Lucas, 5:36 a 5:39.)


 

 

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