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Año 4  166 – 11 de Julio del 2010

LEONARDO MARMO MOREIRA       
leonardomarmo@gmail.com    
São José dos Campos, São Paulo (Brasil)

Traducción
Isabel Porras Gonzáles - isy@divulgacion.org

  

Las especulaciones reencarnatorias en el Movimiento Espírita: analizando la posibilidad de que Chico Xavier fuese
Allan Kardec

(Parte 1)


Allan Kardec estableció el método de la evaluación rigurosa del contenido del mensaje, a través de análisis de su coherencia con relación al Evangelio, a la estructura doctrinaria y a la ciencia. Esa profunda evaluación del mensaje, a pesar de que normalmente sea relacionada
más directamente a la obras psicograficas, también es totalmente aplicable a la obras de autores encarnados. De cualquier forma, ese análisis crítico inicial es sucedido por una crítica evaluación del carácter moral del médium o del autor encarnado así como del equipo de trabajadores que sostiene el trabajo del psicógrafo o del escritor en cuestión. Podríamos incluir en este tópico un análisis de la preparación doctrinaria del médium/escritor, pues, obviamente, un Espírita más preparado doctrinariamente debe ser más autocrítico y educado mediúmnicamente. Por fin, tratándose del trabajo mediúmnico, se analiza el nombre del presupuesto autor espiritual del mensaje psicográfica. Si el nombre en cuestión corresponder a la figura conocida, se hace necesario comparar la obra del autor, mientras es Espíritu desencarnado, con su obra producida como escritor encarnado. Semejantemente a si un mismo nombre aparece a través de obras producidas por diferentes médiuns, se hace necesario una comparación de contenido y de forma, de los textos psicografiados por los diferentes instrumentos, a fin de confirmar si realmente se trata del mismo Espíritu.

Obviamente, la influencia anímica de diferentes instrumentos mediúmnicos así como el periodo pasado en el mundo espiritual puede influenciar el estilo del texto, pero esa influencia no debe ser algo que no caracterice las peculiaridades del autor espiritual, pues, si así ocurriera, más interesante sería que ese Espíritu utilizara otro nombre, o sea, un seudónimo diferente para los diferentes médiuns, bajo pena de denigrar la imagen de la mediumnidad y del propio Espiritismo en función de la clara distinción entre los artículos producidos.

La sumisión voluntaria a las críticas doctrinarias es fundamental para que nosotros los espíritas no
 hagamos “una obra personal”

La aprobación en relación a esa evaluación previa, sin embargo, no hace el mensaje necesariamente una verdad doctrinaria, pero, sí, un mensaje que, a priori, tiene contenido para ser considerado en estudios subsecuentes más profundos y amplios del punto de vista doctrinario.

En primer lugar, para que el análisis del contenido del mensaje sea del más alto rigor doctrinario, es necesario que quién la haga posea profunda base doctrinaria, incluyendo ahí conocimientos evangélicos y científicos para que no sea engañado por los mensajes oriundos de Espíritus pseudo-sabios.

En segundo lugar, el análisis del carácter moral del médium y su preparación doctrinaria así como la moral y el nivel doctrinario de todo su grupo espírita también suministra importante respaldo al análisis del contenido del mensaje. Este hecho es importante, pues grupos constituidos por individuos afines pueden corroborarse mutuamente, siendo que la unanimidad dentro de un único grupo o de pequeño número de grupos espíritas de manera ninguna es indicación de elevado contenido doctrinario. En este caso, la sumisión de un determinado artículo o libro a grupos espíritas conscientes de diferentes núcleos y localidades, funcionaría como una segunda etapa para probar eventuales equívocos. Esa sumisión voluntaria a las críticas doctrinarias es fundamental para que nosotros espíritas no hagamos “obra personal”, sino contribuciones a la Doctrina Espírita y al Movimiento Espírita, que deben ser, obviamente, el objetivo de los trabajadores espiritistas. Es evidente que la opinión de los demás grupos puede estar equivocada y, por esa razón, es fundamental evaluar de donde provienen las críticas y, principalmente, la consistencia o inconsistencia de los argumentos insertados en estos análisis. Más una vez, volvemos a la cuestión de la preparación de quien analiza y también del bagaje doctrinaria de quien evalúa  ese análisis.

El extraordinario Codificador del Espiritismo estableció como criterio el carácter universal de la enseñanza
de los Espíritus

De cualquier manera, muchas veces lo que impide la aceptación de una determinada crítica no es exactamente la ausencia de preparación doctrinaria, sino la vanidad del autor de la obra, lo que acaba resaltando, una vez más, el análisis del carácter moral del referido autor.

Tratándose de realidades espirituales, tales como el día a día en el mundo espiritual, avances científicos obtenidos por investigadores desencarnados, mecanismos de acción mediúmnica, niveles de manifestación periespiritual y reencarnaciones pasadas de personalidades famosas, entre otras, ese rigor analítico se hace aún mayor, pues es extremadamente difícil para que los investigadores encarnados lleguen a conclusiones definitivas sobre todas esas complejas cuestiones espirituales. De esta forma, además de todas las etapas supracitadas de estudio pormenorizado, el extraordinario Codificador del Espiritismo estableció como criterio el “Carácter Universal de la Enseñanza de los Espíritus”, siendo que tal criterio solamente sería discutido en los mensajes que fueran previamente aprobadas en la selección inicial individual del contenido del mensaje.

Por lo tanto, el análisis primordial individual del contenido sería un primer análisis cualitativo, que, tratándose de aprobación, candidata la referida obra a la clasificación de “contenido doctrinario”, si es evaluada por el segundo análisis, o sea, el respaldo “Universal de la Enseñanza de los Espíritus”.

Dentro de este contexto, un asunto extremadamente difícil es la determinación de reencarnaciones pasadas. De hecho, la conclusión definitiva de que dos personalidades corresponden a un mismo Espíritu es algo de difícil comprobación para investigadores encarnados. Los trabajos de Ian Stevenson, de Banerjee y de Hernani Guimarães Andrade son ejemplos de tareas extraordinariamente bien desarrolladas en ese sentido, pues a partir de evidencias que sugerían reencarnaciones, fueron hechos estudios detallados sobre tales hipótesis. En estos casos, se analizó el efecto (recuerdos, marcas de nacimiento, conocimiento de idiomas extranjeros, personalidades muy peculiares etc.), buscándose, a partir de ahí, remontar a posibles causas, que podrían o no estar asociadas directamente la reencarnaciones pasadas.

La hipótesis de que Chico Xavier es Allan Kardec suscita varias reflexiones, más allá de ser una polémica compleja

Sin embargo, tratándose de figuras preeminentes de la historia de la humanidad, la curiosidad reencarnatoria se hace extremadamente agudizada. Al contrario del camino natural de dejar que el fenómeno ocurra espontáneamente para evaluar sus eventuales causas materiales y espirituales, acostumbramos a hacer justamente lo contrario, o sea, comenzamos a especular, por cuenta propia, sobre las posibilidades de encarnación anterior de personas importantes de la historia y/o del Espiritismo. Así, no respetamos la sabia información de Chico Xavier de que “el teléfono toca de allá para acá” en cuestión de asuntos espirituales y comenzamos consciente e inconscientemente a “telefonear” para el lado de allá o aún “telefonear” para nuestro propio inconsciente, esperando que nuestras curiosidades sean atendidas.

Evidentemente, toda curiosidad, en materia que tenga alguna utilidad mínima, tiene gran valía en nuestra búsqueda constante por el conocimiento intelectual. Sin embargo, los “frenos morales y racionales” deben estar muy atentos y activos, pues sin ese tipo de escrúpulo, podemos cometer graves errores. El profesor Herculano Pires comenta la célebre frase “evoque una piedra y ella responderá”, pues cualquier Espíritu puede manifestar y utilizarse de cualquier nombre famoso y respetable, trayendo una presupuesta revelación, independientemente de la veracidad de esa información y de la condición moral de este Espíritu.

Dentro de este contexto preliminar, la famosa hipótesis Chico Xavier/Allan Kardec suscita varias reflexiones. En primer lugar, es una polémica compleja como todas las polémicas dichas reencarnatorias, justamente por la dificultad de obtenerse una certeza en la conclusión. Considerando esa dificultad inicial y sin querer limitar el uso de la curiosidad científica, nosotros, los espíritas, deberíamos tener algún criterio al fomentar hipótesis de este tipo en los medios doctrinario, a fin de saber si ellas son verdaderamente útiles al desarrollo doctrinario así como al movimiento espírita. Discutir el “sexo de los ángeles” sin términos de posibilidad de obtener una respuesta cabal para satisfacer a griegos y troyanos puede ser un subterfugio para no centrar los asuntos verdaderamente relevantes y plausibles de conclusiones doctrinarias definitivas, que son mucho más prioritarios para nosotros a corto y medio plazos.

Chico Xavier era profundamente religioso y tenía trazos que denotaban una profunda marca espiritual del catolicismo

Obviamente, el estudio, la discusión e incluso la polémica son perfectamente válidos en nuestra búsqueda por la Verdad a la luz de la Fe Razonada, pero no todas las proposiciones son igualmente contribuyentes para nuestros crecimientos moral e intelectual. Como diría el Apóstol Pablo: “Todo me es lícito, pero no todo me conviene”.

El notable orador y médium espírita José Raul Teixeira afirma que nosotros los espíritas adoramos cuestiones extremadamente complejas y distantes de nuestra realidad inmediata, justamente porque tales discusiones no nos comprometen, o sea, no nos sensibilizan para un cambio de comportamiento para mejor, a fin de que nuestra reforma íntima sea implementada con mayor urgencia y esfuerzo en el campo del bien.

En todo caso, admitiendo el valor de toda curiosidad sana y de todo estudio que pueda traer algún avance intelectual mínimo, es lícito evaluar las posibilidades acerca de estudios reencarnatorios, pues, obviamente, la reencarnación es tópico altamente relevante en cuestión de Espiritismo. Siendo así, sin osar a dar una conclusión cabal a esa hipótesis, podemos, en un estudio preliminar, reflejar críticamente si tal proposición es mínimamente plausible. Por lo tanto, evaluemos algunos tópicos.

Chico Xavier era profundamente religioso manteniendo trazos que denotaban profunda marca espiritual del catolicismo. Se refería a Jesús con mucha frecuencia como "Nuestro Señor Jesús Cristo", mantenía una imagen de Nuestra Señora en su cuarto y pidió para que tocaran la música "Nuestra Señora" de Roberto Carlos en su velatorio. Tales características personales parecen bien distintas de la actitud sobria de Allan Kardec en relación a asuntos religiosos.

Aún sobre la actitud religiosa de ambos, vale recordar que Allan Kardec habría sido Jan Huss, rector de la Universidad de Praga y precursor de la Reforma Protestante, muriendo quemado por ser un erudito crítico de las predicaciones y políticas de la Iglesia Católica. A pesar de admitir los diferentes contextos y medios de cada encarnación, ¿no serían cambios de personalidades muy drásticas para un mismo Espíritu? ¿Si fueran cambios realmente muy drásticas, cual sería la propuesta correcta? ¡¿O las dos estarían erradas?!
 

(La conclusión de este artículo será publicada en la próxima edición de esta revista.)
 



 


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Revista Semanal de Divulgación Espirita