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Estudio Sistematizado del Nuevo Testamento Português   Inglês

Año 4  161 – 6 de Junio del 2010

THIAGO BERNARDES
thiago_imortal@yahoo.com.br

Curitiba, Paraná (Brasil)  
Traducción
ISABEL PORRAS GONZÁLES - isy@divulgacion.org
 

 

El Evangelio según Mateo

 Primer libro del Nuevo Testamento

(Parte 14 e final)

Damos continuidad en esta edición al Estudio Sistematizado del Nuevo Testamento, que comprenderá el estudio de los Evangelios de Mateo, Marcos, Lucas y Juan y del libro Actos de los Apóstolos. El estudio está basado en la versión del Nuevo Testamento que el lector puede consultar a partir de este link: http://www.bibliaonline.con.br/tb.

Las respuestas correspondientes a las cuestiones presentadas se encuentran a finales del texto de abajo. 

Cuestiones para el debate 

1. ¿En que lugar fue crucificado Jesús?

2. ¿Qué acontecimientos nada comunes ocurrieron en Jerusalén durante la agonía y muerte de Jesús?  

3. ¿A quién mandó Pilatos que el cuerpo de Jesús fuese entregado?

4. Al final del sábado, cuando ya despuntaba el domingo, María Magdalena fue a ver el sepulcro. ¿Qué hechos ocurrieron entonces en aquel lugar?  

5. Después de aparecer a Maria Magdalena, Jesús estuvo también con sus discípulos. ¿Dónde, según Mateo, ese encuentro se realizó?

     Texto para la lectura

77. Entre Jesús y Barrabás, la multitud opta por el segundo - Era costumbre por ocasión de la pascua que el pretor soltara a un preso, pudiendo el pueblo escoger a quien quisiera. En esa ocasión había un preso bien conocido de todos, llamado Barrabás. Pilatos preguntó entonces a la multitud: “¿Cuál queréis que suelte? ¿Barrabás, o Jesús, llamado Cristo?” Pilatos resolvió actuar así, porque sabía que era por envidia que los sacerdotes y los ancianos lo habían aprisionado. En ese ínterin, estando Pilatos sentado en el tribunal, su mujer le mandó decir: “No entres en la cuestión de ese justo, porque en un sueño mucho sufrí por causa de él”. En cuanto a  eso, los príncipes de los sacerdotes y los ancianos persuadieron a la multitud que pidieran a Barrabás y matasen a Jesús. Todos, entonces, dijeron (en respuesta a la pregunta de Pilatos): Barrabás. Pilatos les preguntó: “¿Qué haré entonces de Jesús, llamado Cristo?” Le dijeron: “Sea crucificado”. Pilatos aún argumentó, preguntando: “¿Pero que hizo él?” Y ellos clamaban más, pidiendo: “Sea crucificado”. Entonces Pilatos, viendo que el tumulto sólo crecía, se lavó las manos delante de la multitud, afirmando: “Soy inocente de la sangre de este justo. Considerad eso”. Pero de nada sirvió, por cuanto, respondiéndole, el pueblo dijo: “Su sangre caiga sobre nosotros y sobre nuestros hijos”. Barrabás entonces fue soltado, y Jesús, después de ser azotado por mandato de Pilatos, fue entregado para ser crucificado. (Mateo, 27; 15 a 27; 26.)

78. Jesús es crucificado -  Conducido a la audiencia, Jesús fue desnudado y cubierto con una capa de escarlata, siéndole puesta en la cabeza una corona de espinos y en su mano derecha una caña. Ellos entonces se arrodillaban delante de él y lo escarnecían, diciendo: Salve, Rey de los Judíos. Después, escupiéndole, golpeaban con la propia caña su cabeza. Más tarde, después de haberlo escarnecido, le quitaron la capa, le pusieron la suya y lo llevaron para ser crucificado. Cuando salían, encontraron un cirineo, llamado Simón, a quien obligaron a llevar  su cruz. Llegando al lugar llamado Gólgota, que se llama Lugar de la Calavera, le dieron a beber vino mezclado con hiel, pero él no quiso beberlo. Terminada la crucificación, repartieron su ropa, lanzándola a suertes, para que se cumpliera lo que fue dicho por el profeta: Repartirán entre sí mis ropas, lanzándola a suerte, para que se cumpliera lo que fue dicho por el profeta: Repartirán entre sí mis ropas, y sobre mi túnica lanzándola a suerte. Y, por cima de su cabeza, pusieron escrita su acusación: Este es Jesús, el Rey de los Judíos. (Mateo, 27:27 a 27:37.)

79. La agonía del Señor en la cruz - Con Jesús fueron crucificados también dos salteadores, uno a su derecha, otro a la izquierda. Estaban allí, mirando de lejos, muchas mujeres que habían seguido a Jesús desde Galilea; de entre ellas, Maria Magdalena, Maria, madre de Santiago y de José, y la madre de los hijos de Zebedeo. Los que por allí pasaban blasfemaban, meneando las cabezas y diciendo: “Tú, que destruyes el templo, y en tres días lo reedificas,  sálvate a ti mismo. Si eres Hijo de Dios, desciende de la cruz”. De la misma manera procedían los sacerdotes, los escribas, los ancianos y los fariseos, diciendo con ironía: “Salvó los otros, y a sí mismo no puede salvarse. Si es el Rey de Israel, descienda ahora de la cruz, y creeremos en él. Confió en Dios; líbralo ahora, si lo amas; porque dijo: Soy Hijo de Dios”. Y lo mismo le lanzaron a la cara los salteadores a su lado. Cerca de la hora novena, Jesús exclamó en voz alta, diciendo: Eli, Eli, lamá sabactâni, es decir, Dios mío, Dios mío, ¿por qué me desamparaste?  (N.R.: En la versión católica, la frase es: Elí, Elí, lemá sabactáni, según Ediciones Loyola, o: Eli, Eli, lamma sabachthani, según la editora Libros de Brasil. El compañero y filólogo Milton O’ Reilly de Sousa afirma, sin embargo, en una materia publicada por el periódico El Inmortal  que la traducción correcta de las cuatro palabras grabadas en hebraico es: ¡Mi Dios, mi Dios, cuanto me glorificas!, bien diferente de la contenida en las ediciones brasileñas mencionadas y más coherente con la naturaleza excepcional de la misión de Jesús, Espíritu puro y designado por el Creador gobernador espiritual de la Tierra.) (Mateo, 27:38 a 27:46.)

80. Fenómenos extraños ocurren y el pueblo tiene miedo - Algunos de los que allí estaban pensaron que él llamaba a Elías, y uno de ellos, corriendo, tomó una esponja, la empapó en vinagre y, poniéndola en una caña, le dio de beber, mientras los otros decían: “Déjalo, veamos si Elías viene a librarlo”. Jesús, sin embargo, llamando otra vez con gran voz, rindió su espíritu. La tierra entonces tembló, se quebraron las piedras, el velo del templo se rasgó de arriba a abajo, y se abrieron los sepulcros, siendo resucitados muchos cuerpos de santos que allí dormían. El centurión y los que con él guardaban a Jesús, viendo el terremoto y las cosas que habían sucedido, sintieron miedo y, comprendiendo finalmente la verdad, dijeron: “Verdaderamente este era Hijo de Dios”. (Mateo, 27:47 a 27:56.)

81. El sepulcro es sellado y guardado por los fariseos - Después que el cuerpo de Jesús fue llevado y sepultado, Maria Magdalena y la otra María se sentaron delante del sepulcro. Al día siguiente, se reunieron los príncipes de los sacerdotes y los fariseos en casa de Pilatos, diciendo: “Señor, nos acordamos de que aquel engañador, viviendo aún, dijo: Después de tres días resucitaré. Manda pues que el sepulcro sea guardado con seguridad hasta el tercer día, no se dé el caso que sus discípulos vayan de noche, y lo roben y digan al pueblo: Resucitó de entre los muertos; y así el último error será peor que el primero”. Pilatos respondió: “Tenéis la guardia; id, guardadlo como entendáis”. Ellos entonces fueron, aseguraron el sepulcro con la guardia y sellaron la piedra de entrada. (Mateos, 27:59 a 27:66.)

82. Jesús reencuentra a sus discípulos en Galilea - Jesús ya había resucitado y aparecido a Maria Magdalena y a la otra Maria, cuando algunos de la guardia, llegando a la ciudad, anunciaron a los príncipes de los sacerdotes las cosas que habían ocurrido. Los sacerdotes se reunieron con los ancianos y, tomando consejo entre sí, dieron mucho dinero a los soldados, instruyéndolos de la siguiente forma: “Decid: Vinieron de noche sus discípulos y, durmiendo nosotros, lo robaron. Y, si esto llegara a ser oído por el pretor, nosotros lo persuadiremos, y os pondremos en seguridad”. Los soldados, recibiendo el dinero, hicieron como fue determinado y esa versión fue divulgada entre los judíos. Los once discípulos, no obstante, partieron para  Galilea, para el monte que Jesús les había designado, y, cuando lo vieron, lo adoraron, aunque algunos dudaron. Jesús les dijo entonces: “Me es dado todo el poder en el cielo y en la tierra. Por lo tanto id, haced discípulos de todas las naciones, bautizándolas en nombre del Padre, del Hijo y del Espíritu Santo; enseñándolas a guardar todas las cosas que yo os he mandado; y he ahí que yo estoy con vosotros todos los días, hasta la consumación de los siglos. Amén”. (Mateo, 28:11 a 28:20.)

Respuestas a las preguntas propuestas 

1. ¿En qué lugar fue crucificado Jesús?

Él fue crucificado en un lugar llamado Gólgota, que quiere decir Lugar de la Calavera. (Mateus, 27:20 a 27:33.)

2. ¿Qué acontecimientos nada comunes ocurrieron en Jerusalén durante la agonía y muerte de Jesús?

Desde la hora sexta hasta la hora novena hubo tinieblas sobre toda la Tierra. Cerca de la hora novena dio Jesús un grito alto: ¿Eli, Eli, lamá sabactâni? Algunos de aquellos que estaban presentes, oyendo esto, dijeron: Él llama a Elias. Después, dando Jesús un grito alto, expiró. El velo del santuario se rasgó en dos partes de arriba a abajo; tembló la tierra, se quebraron las rocas, se abrieron las tumbas y muchos cuerpos de santos, ya fallecidos, fueron resucitados y, saliendo de las tumbas tras la resurrección de Jesús, entraron en la ciudad santa y se aparecieron a muchos. El centurión y los que con él guardaban a Jesús, viendo el terremoto y lo que había pasado, tuvieron mucho miedo y dijeron: Verdaderamente este era Hijo de Dios. (Mateo, 27:45 a 27:53.)

3. ¿A quién mandó Pilatos que el cuerpo de Jesús fuese entregado?

A pedido de José, un hombre rico de Arimatea, que era también discípulo de Jesús, el cuerpo de Jesús le fue entregado. (Mateo, 27:57 a 27:60.)

4. Al final del sábado, cuando ya despuntaba el domingo, Maria Magdalena fue a ver el sepulcro. ¿Qué hechos ocurrieron entonces en aquel lugar?

Maria Magdalena y otra mujer de nombre Maria fueron a ver el sepulcro al final del sábado, al amanecer del domingo. Debido al gran terremoto que había ocurrido, un ángel del Señor había descendido del cielo y, llegándose al sepulcro, había removido la piedra, sentándose sobre ella. Su apariencia era cómo un relámpago y su túnica blanca como la nieve. Los guardias, recelosos de él, temblaron y quedaron como muertos. Pero el ángel dijo a las mujeres: No temáis vosotros; porque sé que buscáis a Jesús, que fue crucificado. Él no está aquí, porque resucitó, como dije; venid y ved el lugar donde él yacía. Id deprisa decir a sus discípulos que él resucitó de los muertos, y ve delante de vosotros para Galilea; allá lo veréis. Ellas dejaron apresuradamente la tumba, con miedo y gran gozo, y fueron corriendo a avisar a los discípulos. He ahí que Jesús las encontró y les dijo: ¡Salve! Ellas, aproximándose, le abrazaron los pies y lo adoraron. Entonces les dijo Jesús: No temáis; id a avisar a mis hermanos que se dirijan a Galilea, y allá me han de ver. (Mateo, 28:1 a 28:10.)

5. Después de aparecer a Maria Magdalena, Jesús estuvo también con sus discípulos. ¿Dónde, según Mateo, ese encuentro se realizó?

Ese encuentro se realizó en un monte en Galilea, en el lugar que Jesús había designado. (Mateo, 28:16 a 28:20.)
 

 

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