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Año 4  158 – 16 de Mayo del 2010

ROGÉRIO COELHO
rcoelho47@yahoo.com.br 
Muriaé, Minas Gerais (Brasil)

Traducción
Isabel Porras Gonzáles - isy@divulgacion.org

 

Cenas de "Chico Xavier o Filme"

Chico Xavier y sus detractores religiosos

La religión debe ser vivero de almas, en la cárcel del pensamiento

“Inconformada por estar perdiendo terreno para el Espiritismo, la Iglesia no economizó vituperios contra Chico Xavier, que continuó,  en todos  los  tiempos,  impertérrito  y sin asombro,  bendecido y respetado por
Espíritas y no Espíritas.” (François C. Liran.)


Con algunas rarísimas excepciones, conforme ya verificamos sobradamente en nuestras reuniones mediúmnicas, los Espíritus que mayor sorpresa encuentran en el Mundo Espiritual, después del deceso corporal, son los sacerdotes católicos y los pastores evangélicos (y algunos espíritas
también).  Allá ellos se enfrentan con la incuestionable realidad que inútilmente intentaron escamotear, cuando, en la condición de ciegos, dirigían sus dóciles e ingenuos rebaños.

¡¡¡Pero eso es antiguo!!!  Aun Jesús a Su tiempo fue incontables veces abordado por esos “maestros” ciegos y llenos de soberbia y vanidad intelectual...  Es bien verdad que, en algunas ocasiones, el Tierno Rabí les balanceaba los pedestales en que se colocaban. Al orgulloso doctor Nicodemos Él preguntó entre sorprendido y amonestador: “¡¿Tú eres maestro de Israel, y no sabes esto?!”

Esos económicos infieles no sólo falsean sus misiones porque están bajo la tarea que tomaron bajo sus hombros, mas también lanzan anatema en la tarea de los dignos misioneros.

En el inicio de sus actividades mediúmnicas, Chico Xavier experimentó la implacable persecución del clero, que todo hizo para alejarlo de su tarea.   Él soportó  terribles calúmnias.

La Iglesia intentaba desmoralizar aquel que, en la época, a buen seguro, era el principal responsable, en Brasil, por el avance de la Doctrina: Andando por las calles de Pedro Leopoldo, era común en las personas bendecirse al avistarlo y, aun por recomendación de los sacerdotes, cambien de calzada, evitando así, un indeseable encuentro con quien estaba “al servicio de las tinieblas”…

Las paredes del Centro Espírita “Luís Gonzaga”, en construcción, eran levantadas durante el día y derrumbadas por la noche...  Años después Chico se acordaría con sano y buen humor de todas aquellas dificultades que él supo superar en silencio, sin replicar a la más pequeña ofensa recibida.

Cierta fecha un obispo de Belo Horizonte decidió excomulgarlo.  En todas las iglesias que estaban bajo la autoridad del referido obispo, del púlpito, a la moda medieval, el sacerdote repetía para la multitud, con voz pausada y fuerte: — “Francisco Cândido Xavier...  Está excomungado hasta la quinta  generación...” 

¡Ay de nosotros, que olvidamos al Maestro semidesnudo sobre el madero! 

Cuando la excomunión fue hecha pública por primera vez, una de las hermanas de Chico, Lourdes, católica fervorosa, estaba participando de la misa. Bañada en lágrimas, al volver para casa, ella le contó todo al hermano, que, serenamente, le respondió: “Tú no te preocupes con ese asunto de excomunión, pues, según el diccionario que ya consulté, excomulgados están todos aquellos que hoy, por ejemplo, siendo católicos, aún no comulgaron... Si tú no tuviste oportunidad de comulgar hoy en la misa, estás ex-comulgada...”

Haciendo breve pausa, Chico continuó: “¡Cuánto yo haya sido excomulgado hasta la quinta generación, tú no te preocupes con esto, porque no va a haber ni la primera!  Tú estás desperdiciando tus lágrimas...”

D. Joaquin A. de Albuquerque Cavalcanti, Arzobispo de Río de Janeiro y primer Cardenal brasileño, ya desencarnado, vuelta a la escena terrestre a través de la mediumnidad del Singular Médium Minero y confiesa :

 “(...) Después del deceso corporal, nuestra pequeñez, delante de la vida, adquiere tan horrible aspecto que con tardío arrepentimiento reconocemos que la religión es vivero de almas y no cárcel del pensamiento.

Algo terrible sucede con nosotros en el indescriptible instante...  El sacerdote, en el fondo, se juzga un salvador de conciencias, con teorías propias acerca del Infierno y del Cielo; pero la muerte es siempre la ventana arrasadora que le arrebata las vestiduras y los símbolos materializados de la fe, exhibiéndolo desnudo a los ojos espantados del rebaño que él había pretendido adoctrinar y conducir.

¡Ay de nosotros, que olvidamos al Maestro semidesnudo sobre el madero!

Cuando la túnica de las buenas obras no nos agasaja el espíritu desilusionado, es menester vestir la pesada armadura del remordimiento, con infinita humildad, para recomenzar la preparación de la siembra.  Ni siempre, sin embargo, hay suficiente provisión de virtud en el corazón para el servicio renovador, y muchos, como tigres heridos, regresan a los recovecos del bosque humana, expandiendo la revuelta y el sufrimiento moral, de que se acumularon, en actos de ferocidad, como si les fuera consuelo vengar en otros el pavoroso infortunio que deben a sí mismos.

 (...) Jesús no permanece mucho tiempo junto a aquellos que Le consagran hosannas, sino esposados a la formula y despreocupados del verdadero bien.  Vive siempre, por Sus emisarios, donde la caridad y la educación se traduzcan en acciones dignificantes que busquen el progreso y la felicidad de todos, independientemente del credo individual. 

El verdadero programa de salvación prescinde de cualquier conflicto 

No es desencadenando la discordia que se mantiene la fe, ni cebando la ignorancia que se conserva la armonía.  Nadie se valga de la sanguinolenta espada de la tiranía, ni del veneno sutil de la desobediencia, en la intuición de auxiliar aquí o allá.  La exhibición de poder genera la revuelta; la indisciplina favorece la subversión.

Cristo no predicó el separatismo, antes enseñó la paciencia, la tolerancia y el orden, recomendando fuera facultado al ayuno el derecho de crecer naturalmente, al lado del trigo, hasta el día de la cosecha.  El Maestro no se declaró contra el perfeccionamiento del alma en esa o en aquella región de la vida y, sí, aseveró que solamente la verdad nos hará libres; ni se rebeló contra nadie, tomando partido de algunos.  Aceptó, Él mismo, la cruz del sacrificio y de la muerte, indicándonos el camino para la resurrección y para la victoria.

El verdadero programa de salvación prescinde de cualquier conflicto y dispensa el dogmatismo y la rebelión.  Por lo tanto, mientras surjan duelos de puntos de vista, con perturbación y desorden, en las manifestaciones de la fe, la creencia no pasará de una vaga claridad perdiéndose en las sombras del fanatismo.

La idea religiosa es un modo de expresión espiritual, tanto como el lenguaje.  Cada cuál adora al Señor según su capacidad de elevarse en los dominios del conocimiento y de la virtud.   La igualdad absoluta, en el plano de las potencialidades y de las adquisiciones relativas, es un absurdo indiscutible.  En razón de eso, tan digno de lástima es el sacerdote que condena, como el creyente que maldice.

Aquel que realmente despierta para el bien y desea colaborar en la felicidad común, pone los actos muy por encima de las palabras; cultiva el discernimiento y aleja de sí cualquier pensamiento agresivo u ocioso, comprendiendo que la obra de la regeneración de cada uno requiere la acción del tiempo y el concurso directo de cuantos ya forman la vanguardia del progreso moral. Reconociendo la posición ideal del padre para orientar el servicio iluminativo de la caridad cristiana, no debemos olvidar la cooperación debida a todo y cualquier misionero del bien, consagrado a la renuncia de sí mismo, a fin de encender nueva luz en la senda de los hombres. 

El mayor movimiento transformador del mundo es el Cristianismo 

El servicio de la comunidad exige división y descentralización. Consagrar el espíritu al apostolado con Jesús, es deber.

Quién se interesa, efectivamente, por la prosperidad popular no suspira por la galería dorada de los grandes gravámenes públicos, ni reclama vasto patrimonio amonedado, los cuales en la mayoría de las veces, son verdaderas obstinaciones a la ascensión del corazón al Reino Divino.  Es indispensable desvelar el alma a la alegrías del servicio del bien, participando con los otros la experiencia de cada día. 

 (...) El mayor movimiento transformador del mundo aun es el Cristianismo, cuyo Fundador Se dejó crucificar, en vez de quejarse y herir.

Si el sacerdocio de la actualidad quisiera operar el renacimiento del espíritu popular, antes que el progreso natural le imponga, es imprescindible se dedique a la concretización del Evangelio, en la misión de instruir y consolar, en nombre del Señor.  Para esto, sin embargo es necesario extender los brazos y apretar ajenas manos en actitud comprensiva, reduciendo a escombros las viejas trincheras de la intolerancia y de la discordia.  Dios es el Padre de todos los miembros de la familia humana y de las mínimas formaciones de la Naturaleza, y no podemos olvidar, en la Tierra, que Cristo es el mismo para todos, aunque no todos puedan señalar, por ahora, la influencia del Mesías.

La escalera evolutiva y la lucha regeneradora presentan escalones y fases de magnífica expresión. Cada hombre recibe el Sol y el aire, según la altitud en que se coloque.  Observado de un ángulo más alto, el ministerio de la Iglesia, en sus bases cristianas, crece y se crece en el tiempo y en el espacio, ¡pero ay de nosotros como administradores distraídos de nuestras responsabilidades en la aplicación de sus tesoros imperecederos!   En esa condición, por más hipertrofiados estemos en la ilusión de los puestos y de los títulos, nos reducimos a la insignificancia de los siervos inútiles, porque todos los monumentos de la vanidad humana se desvanecen y se hacen en polvo al vendaval de la muerte. Entonces, tambaleantes en el lugar de las tinieblas, fantasmas de ruina espiritual que sólo la fuerza de la plegaria restaura. 

La puerilidad de los dogmas, la necesidad de un mejor discernimiento 

Profunda conmiseración nos posee ante los compañeros que aun yacen en las sombras, y por eso es por lo que, entendiendo ahora, más que nunca, la puerilidad de los dogmas, la necesidad de mejor discernimiento, la vacuidad de las honras y la sustancia de los dones divinos, regresamos del sepulcro para decir a los viejos compañeros del resumen que la Corona de la Vida, para acomodarse a nuestra cabeza, reclama esfuerzo más amplio en la diseminación de las buenas obras.”

He ahí el doloroso testimonio de una alta autoridad de la Iglesia que lanza su grito de alerta, que es útil para todos nosotros que deseamos servir a Jesús.

Felizmente en las huestes espiritistas se levantó en el extremo opuesto donde están situados los misioneros fracasados y fallidos, cual Sol a disipar las brumas de la ignorancia a dar fin al régimen de escarceos, la figura altanera, impar y luminosa en su alto pedestal de humildad, nuestro querido Chico, que inspiró a Eurícledes Formiga, en una de las reuniones del Grupo Espírita de la Plegaria, en Uberaba, el soneto titulado:                                           

Al Siervo de Jesús

Y vivirás en las páginas de la Historia,

En el corazón de aquellos que amparaste

Y cuántos con tu verbo consolaste

Han de guardarte los hechos en la memoria... 

En todos los caminos que pisaste,

A lo largo de esta estrecha trayectoria,

Han de florecer, recordándote la victoria,

Las flores de bondad que plantaste... 

Jamás se borrará la inmensa luz,

Ó devotado siervo de Jesus,

Que encendiste en la carretera oscura y triste... 

Y tu nombre será siempre bendito

En los labios de quien ora a los Cielos, apenado,

Agradeciendo a Dios porque exististe.

 


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O Consolador
 
Revista Semanal de Divulgación Espirita