WEB

BUSCA NO SITE

Edição Atual
Capa desta edição
Edições Anteriores
Adicionar
aos Favoritos
Defina como sua Página Inicial
Biblioteca Virtual
 
Biografias
 
Filmes
Livros Espíritas em Português Libros Espíritas en Español  Spiritist Books in English    
Mensagens na voz
de Chico Xavier
Programação da
TV Espírita on-line
Rádio Espírita
On-line
Jornal
O Imortal
Estudos
Espíritas
Vocabulário
Espírita
Efemérides
do Espiritismo
Esperanto
sem mestre
Divaldo Franco
Site oficial
Raul Teixeira
Site oficial
Conselho
Espírita
Internacional
Federação
Espírita
Brasileira
Federação
Espírita
do Paraná
Associação de
Magistrados
Espíritas
Associação
Médico-Espírita
do Brasil
Associação de
Psicólogos
Espíritas
Cruzada dos
Militares
Espíritas
Outros
Links de sites
Espíritas
Esclareça
suas dúvidas
Quem somos
Fale Conosco
 
Especial Português Inglês    

Año 3 134 – 22 de Noviembre del 2009

JOSÉ PASSINI
passinijose@yahoo.com.br 
Juiz de Fora, Minas Gerais (Brasil)
 

Traducción
Isabel Porras Gonzáles - isy@divulgacion.org

 

Olvido del pasado

Es fácil conciliar la figura viril de Jean Huss y Kardec, pero se
hace difícil ver ese mismo Espíritu presentarse como
Francisco Cándido Xavier

 “Habiendo Dios querido lanzar un velo sobre el pasado, es que en eso hay ventaja.” – El Evangelio según el Espiritismo, cap. V, ítem 11


De vez en cuando, recomendaciones de Jesús, de Kardec y de Benefactores Espirituales son dejadas de lado en favor de posicionamientos personales apasionados. Tenemos ejemplos más recientes en la cuestión de la identidad de Francisco Cándido Xavier y de André Luiz.

En el caso del famoso médium, la recomendación se aplica por entero. Si hubiera interés del Mundo Mayor en que fuera revelado su pasado, los Espíritus podrían ya haberlo hecho en el momento oportuno. ¿Pero, cual sería el objetivo de tal revelación? ¿En qué aumentaría la credibilidad del médium o del mensaje espírita?

Hay muchos encarnados y desencarnados que les gustan las controversias. Tan inmediatamente desaparece una, buscan otra. Algunos podrán decir que no se trata de presentimiento de encarnados, una vez que en un mensaje recibido por un médium conocido y, recientemente, en un libro psicografiado, fue hecha la afirmación acerca de la vuelta de Kardec en la persona de Chico Xavier. En ese particular, recordamos las palabras de Emmanuel acerca de otras “revelaciones” llevadas a efecto por Espíritus, en la cuestión de que el Maestro hubiera vivido entre los Esenios, lo que el Benefactor niega: “Las propias esferas más próximas de la Tierra, que por fuerza de las circunstancias se acercan más de las controversias de los hombres que del sincero aprendizaje de los espíritus desprendidos del orbe, reflejan las opiniones contradictorias de la Humanidad, acerca del Salvador de todas las criaturas”. (A Camino de la Luz, cap. 12.)

En cuánto a André Luiz que haya sido Carlos Chagas (foto), como quieren
algunos, el asunto es
de carácter más grave

¿Y qué decir del “Saludo de Allan Kardec”, psicografiado por Júlio César Grandi Ribeiro, en la noche del 2 de enero de 1984, en la conmemoración del centenario de la Federación Espírita Brasileña y de la transferencia de su sede para Brasilia, conforme es publicado en el “Reformador” de marzo

de 1984? Bien, aquellos que quieran continuar argumentando, sabemos que podrán decir que Chico podría haber dejado su vehículo físico en Uberaba, posiblemente psicografiando a aquella hora – era un lunes – y haber ido a Brasilia, haciendo toda una revolución psicológica en sí mismo, a fin de presentarse como Kardec...

Es fácil conciliar la figura viril de Jean Huss y Kardec, pero se hace difícil ver ese mismo Espíritu presentarse como Francisco Cándido Xavier. ¿Sería así tan fácil para un Espíritu hacer esa verdadera revolución psicológica? Tómese como ejemplo el desempeño de Elías, que se repite en Juan el Bautista, algunos siglos después.

En cuanto a André Luiz haber sido Carlos Chagas, como quieren algunos, ahora reforzados en sus convicciones por una obra mediúmnica, el asunto toma carácter más grave, delante del hecho del famoso científico aun tiene descendientes encarnados. No bastara el llamamiento al bueno sentido, sería fácil verificar datos: No es difícil calcular la época de la desencarnación de André Luiz, tomándose por base sus conversaciones con Lísias: “Tal vez no sepa aunque su permanencia en las esferas inferiores duró más de ocho años consecutivos” (Nuestro Hogar, pág. 47).

En agosto de 1939, André Luiz oía a Lísias, que le hablaba sobre la inminencia de la Segunda Guerra Mundial (Nuestro Hogar, pág. 132).

Se puede deducir que André Luiz ya estuviera desencarnado en 1930, mientras Carlos Chagas
desencarnó en 1934

De ahí se puede deducir que ya estuviera desencarnado hay, por lo menos, nueve años, una vez que ya estaba perfectamente sano. Por ese cálculo, él debería haber desencarnado, a lo sumo, en 1930. Carlos Chagas desencarnó el 8 de noviembre de 1934, a los 55 años de edad.

Se debe notar que André Luiz debe haber recibido el título de médico poco más allá de los 25 años. Luego, ejerció durante 15 años, desencarnó con poco más de 40. André Luiz declara que dejó en la Tierra un hijo y dos hijas. Carlos Chagas, dos hijos.

Además de eso, André Luiz queda perfectamente caracterizado como clínico, médico de consultorio, por las palabras de Clarencio: “(...) en los quince años de su clínica, también proporcionó recetas de más de seis mil necesitados. Verbalmente pide cualquier género de tarea; pero, en el fondo, echa en falta a sus clientes, de su gabinete, del paisaje de servicio con que el Señor honró su personalidad en la Tierra” (Nuestro Hogar, pág. 81).

En esa referencia a su trabajo en la Tierra, nada que pudiera identificarlo con el eminente científico: investigador, bacteriólogo y sanitario, que fue Carlos Chagas, que se dedicó a la bacteriología desde sus tiempos de estudiante. Científico reconocido mundialmente, fue profesor de la Facultad de Medicina de Río de Janeiro; recibió el título Magister Honoris Causa de las Universidades de Harvard y de París; perteneció a las academias científicas de Nueva York, París y Lima; fue premiado con medalla de oro por la Universidad de Hamburgo (Premio Kummel); pasó dos años viajando por el valle amazónico, levantando la carta epidemiológica de la región; al frente de una campaña profiláctica, erradicó la malaria en la ciudad de Santos; fue Director del Instituto Oswaldo Cruz de 1917 a 1934, cuando desencarnó.

¿Qué cambió en el escenario terrestre para que fuera revelada la identidad de André Luiz?
¿A quién beneficia eso?

Es de ver que la novedad anima tanto, al punto de esos que se ponen a propagarla se olviden de las palabras de Emmanuel al presentar a André Luiz, en el prefacio del libro “Nuestro Hogar”: “En balde los compañeros encarnados buscarían al médico André Luiz en los catálogos de la convención. A veces el anonimato es hijo de la legítima comprensión y del legítimo amor (...). Por eso es por lo que no podemos presentar Al médico terrestre y autor humano, pero sí el nuevo amigo y hermano en la eternidad”.  Y todo indica que el anonimato no transcurrió de una decisión personal de Emmanuel, delante de lo que se lee en la obra “Volví”, a finales del cap. 2: “... el esfuerzo de él es impersonal y refleja la cooperación indirecta de muchos benefactores nuestros que respiran en esferas más elevadas”.

Delante de eso, sería de preguntarse: ¿Quién determinó que fuera suspendido el anonimato? ¿Qué cambió en el escenario terrestre para que fuera revelada la identidad de André Luiz? ¿Cuál es el beneficio de esa pretendida revelación, a no ser la de provocar discusiones estériles? ¿En qué esas “revelaciones” contribuyen para el esclarecimiento de las personas?

¿No sería mejor que ocupemos nuestro tiempo en reuniones mediúmnicas destinadas a esclarecer a hermanos que sufren?

¿El Espiritismo no tiene como bandera la caridad?

Caridad para con los desencarnados sufridores, para con los niños que carecen de orientación espírita a través de la evangelización.



 


Volver a la página anterior


O Consolador
 
Revista Semanal de Divulgación Espirita