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Estudio Sistematizado de la Doctrina Espirita Português   Inglês
Programa VI: Aspecto Religioso

Año 3 133 15 de Noviembre del 2009

THIAGO BERNARDES
thiago_imortal@yahoo.com.br

Curitiba, Paraná (Brasil)  
Traducción
ISABEL PORRAS GONZÁLES - isy@divulgacion.org
 

 


El equipo espiritual de Jesús


 
Presentamos en esta edición el tema
nº 133 del Estudio Sistematizado de la Doctrina Espirita, que está siendo presentado aquí semanalmente, de acuerdo con el programa elaborado por la Federación Espirita Brasileña, estructurado en seis módulos  y 147 temas.

Si el lector utiliza este programa para el estudio en grupo, sugerimos que las cuestiones propuestas sean debatidas libremente antes de la lectura del texto que a ellas sigue.

Si es destinado solamente para uso por parte del lector, pedimos que el interesado intente inicialmente responder las cuestiones y solo después lea el texto referido. Las respuestas correspondientes a las cuestiones presentadas se encuentran al final del texto abajo.

Cuestiones para debate  

1. ¿Qué hechos importantes para la vida en la Tierra precedieron el nacimiento de Jesús?

2. Después de la crucificación de Jesús, ¿dónde y con quién fue a vivir María?

3. ¿Por qué la cabaña donde María fue a vivir era conocida por el nombre de “Casa de la Santísima”?

4. Para recibir el influjo mental de Jesús, el Evangelio nos da noticias de una pequeña congregación de médiums. Mencione algunos de ellos.

5. ¿Quién fue Juan Bautista y cuál la importancia de su misión como precursor del Mesías? 

Texto para la lectura 

Después de la crucificación de Jesús, María fue a vivir con Juan

1. Los historiadores del Imperio Romano siempre observaron con espanto los profundos contrastes de la gloriosa época de Augusto. Cayo Julio César Octavio había llegado al poder envuelto en una serie de acontecimientos felices. Empezaba con aquel joven enérgico y magnánimo una nueva era. El gran imperio, como que influenciado por un conjunto de fuerzas extrañas, descansaba en una onda de armonía y júbilo, tras guerras seculares y tenebrosas. El paisaje glorioso de Roma jamás hubo reunido tan grande número de inteligencias, ya que fue en esa época que surgieron Virgílio, Horácio, Ovídio, Salústio, Tito Lívio y Mecenas.

2. La razón de ese espanto se debe al hecho de que muchos historiadores no se dieron cuenta de que fue en esa misma ocasión que el mundo conoció el Evangelio. Se olvidaron de que el noble Octavio era también hombre y, obviamente, no consiguieron saber que en su reinado una cohorte especial, afín a la obra de Cristo, se aproximaba a la Tierra, en una vibración profunda de amor y de belleza. Se acercaban de Roma y del mundo no más Espíritus belicosos, como Aníbal o Alejandro, sino otros que se vestirían de los andrajos de los pescadores para servir de base indestructible a las eternas enseñanzas del Mesías. Emergían en los fluidos del planeta los que prepararían la venida de Jesús y los que se transformarían en seguidores humildes e inmortales de sus pasos divinos.

3. Entre esos Espíritus se destaca la figura de Maria de Nazaret que, atendiendo la solicitud de Jesús hecha por ocasión de la crucificación, fue a vivir con Juan, al sur de Éfeso, distante tres leguas aproximadamente de la ciudad. La habitación simple en que los dos pasaron a vivir se situaba en un promontorio, de donde se avistaba el mar. En lo alto de la pequeña colina, distante de los hombres, se reunieron para cultivar el recuerdo permanente de Jesús. Posada y refugio de los desamparados, la sencilla casa se transformó en un punto de asambleas adorables, donde los recuerdos del Mesías eran cultivados por Espíritus humildes y sinceros.

Fue en Éfeso que María pasó a ser llamada Madre Santísima

4. Maria exteriorizaba sus recuerdos y hablaba de Jesús con maternal ternura, mientras el apóstol comentaba las verdades evangélicas. Grandes hileras de necesitados acostumbraban a concurrir a la casa de campo generosa, y ella atendía a todos los que la buscaban exhibiéndole sus úlceras y necesidades. Su cabaña era, entonces, conocida por el nombre de “Casa de la Santísima”. El hecho hubo tenido origen en cierta ocasión cuando un miserable leproso, tras ser aliviado en sus llagas, le besó las manos, murmurando: “¡Señora, sois la madre de nuestro Maestro y nuestra Madre Santísima!”.

5. Al lado de Maria estuvo por algunos años un noble Espíritu sobre el cual tenemos pocas informaciones: es José. Muy poco nos habla la Biblia de José, pero fue en su presencia que Jesús nació y con Maria él estaba cuando Jesús fue presentado en el Templo y conducido después a Egipto. También fue él quien enseñó al hijo el sencillo oficio de carpintero. Todo indica, sin embargo, que José ya había partido para el mundo espiritual cuando Jesús fue crucificado, lo que explicaría el pedido hecho por el Maestro para que Maria fuera, a partir de aquel instante, a vivir con Juan.

6. Para recibir el influjo mental de Jesús, el Evangelio nos da noticias de una pequeña congregación de médiums. Leemos así en los apuntes de la Buena Nueva que Zacarías e Isabel, padres de Juan Bautista, precursor de Cristo, “eran ambos justos ante Dios”; que Maria, la joven simple de Nazaret, que acogería al Mesías en sus brazos maternales, se hallaba en “posición de alabanza delante del Eterno Padre”; que José de Galilea, el varón que lo tomaría bajo tutela paternal, “era justo”; que Simeón, el amigo abnegado que lo aguardó en plegaria, durante largo tiempo, “era justo y obediente a Dios”, y que Ana, la viuda que lo esperó en oración, en el templo de Jerusalén, vivía “sirviendo a Dios”.

Entre los nacidos de mujer, el mayor fue Juan el Bautista

7. Es preciso que destaquemos también la figura espiritual de Juan Bautista, hijo de Isabel y Zacarías, llamado “el precursor”, porque fue él quien preparó los pasos de Jesús y lo presentó al mundo. El advenimiento de Juan se dio en circunstancias muy particulares, ya que, además de ser sus padres bastante ancianos, Zacarías fue acometido de una mudez temporal que solamente finalizó con el nacimiento del hijo.

8. Después del nacimiento de Juan, – que fuera anteriormente en la Tierra el gran profeta Elías, de que habla el 3º Libro de los Reyes, capítulo 17, – vamos a encontrar al Bautista en su gloriosa tarea de preparación del camino a la verdad, precediendo el trabajo divino del amor que el mundo conocería en Jesús Cristo. Vestido de piel y alimentándose de miel salvaje, esclareciendo con energía y dejándose degollar en testimonio a la verdad, Juan precedió la lección de misericordia y bondad que Jesús iría a traer enseguida al mundo.

9. Él se sentía, efectivamente, “la voz que clama en el desierto” y preparaba “los caminos del Señor”. Y fue de esa manera que se presentó a los judíos y a los levitas. Clasificado por Jesús cómo “el mayor de los nacidos de mujer”, él se destacó por su austeridad en el modo de anunciar al Mesías, llegando a atraer multitudes que, convencidas de su superioridad moral y espiritual, entraban en el Jordán para limpiarse de las manchas del “hombre viejo” y de allá salían limpias del cuerpo para simbolizar la limpieza del alma a que aspiraban.

Respuestas a las cuestiones propuestas 

1. ¿Qué hechos importantes para la vida en la Tierra precedieron el nacimiento de Jesús?

Una cohorte especial, afín a la obra de Cristo, se había aproximado a la Tierra, en una vibración profunda de amor y de belleza. No más Espíritus belicosos se acercaban a Roma y del mundo, como Aníbal o Alejandro, sino otros que se vestirían de los andrajos de los pescadores para servir de base indestructible a las eternas enseñanzas del Mesías. Emergían en los fluidos del planeta los que prepararían la venida de Jesús y los que se transformarían en seguidores humildes e inmortales de sus pasos divinos. El paisaje glorioso de Roma jamás hubo reunido tan gran número de inteligencias, ya que fue en esa época que surgieron Virgílio, Horácio, Ovídio, Salústio, Tito Lívio y Mecenas. A causa de eso, el gran imperio, como influenciado por un conjunto de fuerzas extrañas, descansaba en una onda de armonía y júbilo, tras guerras seculares y tenebrosas.

2. Después de la crucificación de Jesús, ¿dónde y con quién fue a vivir María?

Maria, atendiendo la solicitud de Jesús hecha por ocasión de la crucificación, fue a vivir con Juan, al sur de Éfeso, distante tres leguas aproximadamente de la ciudad.

3. ¿Por qué la cabaña donde María fue a residir era conocida por el nombre “Casa de la Santísima?

En aquella casa Maria exteriorizaba sus recuerdos y hablaba de Jesús con maternal ternura, mientras el apóstol comentaba las verdades evangélicas. Grandes hileras de necesitados acostumbraban a concurrir a la casa generosa, y ella atendía a todos los que la buscaba. La cabaña pasó a ser conocida por el nombre de “Casa de la Santísima” cuando un miserable leproso, tras aliviado por ella en sus llagas, le besó las manos y murmuró: “¡Señora, sois la madre de nuestro Maestro y nuestra Madre Santísima!”.

4. Para recibir el influjo mental de Jesús, el Evangelio nos da noticias de una pequeña congregación de médiums. Mencione alguno de ellos.

Zacarías e Isabel, padres de Juan Bautista, precursor de Cristo; María, la joven simple de Nazaret, que acogió al Mesías en sus brazos maternales; José de Galilea, el varón que lo tomó bajo la tutela paternal; Simeón, el amigo abnegado que lo aguardó en plegaria, y Ana, la viuda que lo esperó en oración en el templo de Jerusalén.

5. ¿Quién fue Juan Bautista y cuál la importancia de su misión como precursor del Mesías?

Hijo de Isabel y Zacarías, Juan Bautista, llamado “el precursor”, fue quién preparó los pasos de Jesús y lo presentó al mundo. Juan fue anteriormente en la Tierra el gran profeta Elías, de que habla el 3º Libro de los Reyes, capítulo 17. Clasificado por Jesús cómo “el mayor de los nacidos de mujer”, él se destacó por su austeridad en el modo de anunciar al Mesías, llegando a atraer multitudes que, convencidas de su superioridad moral y espiritual, entraban en el Jordán para limpiarse de las manchas del “hombre viejo” y de allá salían limpias del cuerpo para simbolizar la limpieza del alma a que aspiraban. 

 

Bibliografia:

Mecanismos da Mediunidade, de André Luiz, psicografado por Francisco Cândido Xavier, cap. 26.

Boa Nova, de Humberto de Campos, psicografado por Francisco Cândido Xavier, pp. 15 a 24, 201 a 205.

O Espírito do Cristianismo, de Cairbar Schutel, p. 68.

Primícias do Reino, de Amélia Rodrigues, psicografado por Divaldo P. Franco, p. 37.

Evangelho segundo João, 19:25-27.

Evangelho segundo Lucas, 1:26-38.

Evangelho segundo Mateus, 11:11.

Manual Bíblico, de Henri H. José Halley, p. 368.


 

 

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Revista Semanal de Divulgación Espirita