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Estudio Sistematizado de la Doctrina Espirita Português   Inglês
Programa V: Aspecto Científico

Año 2 - N° 94 - 15 de Febrero del 2009

THIAGO BERNARDES
thiago_imortal@yahoo.com.br

Curitiba, Paraná (Brasil)  
Traducción
ISABEL PORRAS GONZÁLES - isy@divulgacion.org
 


Influencia de los Espíritus
en los acontecimientos
de la vida


Presentamos en esta edición el tema
nº 94 del Estudio Sistematizado de la Doctrina Espirita, que está siendo presentado aquí semanalmente, de acuerdo con el programa elaborado por la Federación Espirita Brasileña, estructurado en seis módulos  y 147 temas.

Si el lector utiliza este programa para el estudio en grupo, sugerimos que las cuestiones propuestas sean debatidas libremente antes de la lectura del texto que a ellas sigue.

Si es destinado solamente para uso por parte del lector, pedimos que el interesado intente inicialmente responder las cuestiones y solo después lea el texto referido. Las respuestas correspondientes a las cuestiones presentadas se encuentran al final del texto abajo.

Cuestiones para debate 

1. ¿Los Espíritus ejercen alguna influencia sobre los acontecimientos de la vida?

2. ¿La influencia de los Espíritus sobre nosotros es siempre buena?

3. ¿Cuál ha sido la causa de numerosas obsesiones, sobre todo de las más graves?

4. ¿Los Benefactores Espirituales pueden auxiliarnos con vistas a la anulación de las fuerzas perturbadoras que eventualmente nos amenacen?

5. ¿Cuál es, según el Espiritismo, la base de todos los servicios de intercambio, entre encarnados y desencarnados? 

Texto para la lectura 

Es muy grande la influencia de los Espíritus sobre las cosas de este mundo

1. Los hombres imaginan erróneamente que cabe a los Espíritus tan solamente manifestar su presencia por medio de fenómenos extraordinarios. Los suponemos dotados de recursos milagrosos, siempre armados de una varita mágica, lo que es obviamente un equivoco. Su influencia oculta en las cosas de nuestro mundo es, no obstante, muy grande, sea aconsejándonos directamente, sea inspirándonos y hacer tal o cual cosa, con el cuidado de jamás actuar fuera de las leyes de la Naturaleza.

2. Así es que, provocando, por ejemplo, el encuentro de dos personas que evidentemente atribuirán el hecho al acaso; inspirando a alguien la idea de pasar por determinado lugar; llamando la atención de alguien para determinado punto, si de eso resulta lo que tengan en vista, obran ellos de tal manera que el hombre, suponiendo obedecer a un impulso propio, conserva siempre su libre albedrío.

3. Como el medio en que actúan y el modo como lo hacen difieren de lo que estamos acostumbrados a ver en el estado de encarnación, diferentes son también los efectos, que parecen sobrenaturales únicamente porque se producen con el auxilio de agentes que no son iguales a aquellos de que nos servimos. Desde que, sin embrago,  esos agentes pertenezcan igualmente a la Naturaleza y a las manifestaciones se dan en virtud de leyes establecidas por el Creador, nada existe de sobrenatural o de maravilloso en sus manifestaciones y acciones sobre los acontecimientos de la vida.

4. Dado que pertenecen a la orden natural de las cosas, los fenómenos espíritas se han producido en todos los tiempos. Consisten ellos en los diferentes modos de manifestación del alma o Espíritu. Es por sus manifestaciones que el Espíritu revela su existencia, su sobrevivencia, su individualidad.

La venganza es la causa de muchas obsesiones, sobre todo de las más graves

5. La influencia de los Espíritus en los acontecimientos de la vida puede ser buena o mala; eso depende sólo de la naturaleza del agente. Los Espíritus superiores sólo hacen el bien; de ahí es fácil deducir que su influencia es siempre benéfica a la criatura humana.

6. Los Espíritus ligeros y burlones se complacen en causar problemas, que deben ser tenidos en cuenta como pruebas para nuestra paciencia.

7. Los Espíritus impuros, como son incapaces de perdonar el mal que les hayan hecho, continúan después de la desencarnación ejerciendo la venganza que hayan iniciado o concebido aun durante la encarnación. Está ahí – en la venganza – la causa de muchas obsesiones, especialmente de las más graves, tan conocidas en el medio espírita.

8. Aprendemos en el Espiritismo que, aunque nuestra disposición interior constituya un factor relevante para la neutralización de la influencia negativa ejercida por nuestros adversarios encarnados o desencarnados, la intercesión de los Benefactores Espirituales es indiscutible, real y valiosísima en el trabajo de anulación de las fuerzas perturbadoras que rondan y amenazan a cuantos se propongan  crecer espiritualmente.

La base del intercambio entre nosotros y los Espíritus reposa en la mente

9. Los Espíritus benefactores procuran inspirarnos para el bien. Los Espíritus imperfectos buscan inducirnos al mal. Los primeros cumplen una misión renovadora, a favor de la Humanidad; son los llamados Misioneros del amor. Los segundos nos influencian en sentido contrario, pero en la inducción para el mal, no cumplen misión alguna; tan solamente son instrumentos de la sombra.

10. Es preciso, sin embargo, tener en cuenta que la mayoría de los males que nos ocurren dependen de nosotros mismos evitarlos o, cuanto menos, atenuarlos, porque Dios nos concedió inteligencia para de ella servirnos y, por medio de ella, obtener el auxilio de los Espíritus superiores.

11. Para que un Espíritu sea bueno o malo, influencie a alguien y, obrando así, interfiera en los acontecimientos de la vida, es preciso haya sintonía entre el y la propia persona. Y la base de todos los servicios de intercambio, entre encarnados y desencarnados, reposa en la mente.

12. Cada alma – asevera Emmanuel – vive en el clima espiritual que eligió. En base de eso, nuestros compañeros en la Tierra o en el Más Allá son aquellos que escogemos con nuestras solicitaciones interiores, ya que, según sabias palabras de Jesús, “nuestro tesoro estará siempre donde pongamos el corazón”.

Respuestas a las cuestiones propuestas 

1. ¿Los Espíritus ejercen alguna influencia sobre los acontecimientos de la vida?

R.: Sí. Su influencia oculta en las cosas de nuestro mundo es muy grande, sea aconsejándonos directamente, sea inspirándonos a hacer tal o cual cosa, con el cuidado de jamás actuar fuera de las leyes de la Naturaleza.

2. ¿La influencia de los Espíritus sobre nosotros es siempre buena?

R.: No siempre. La influencia de los Espíritus en los acontecimientos de la vida puede ser buena o mala; eso depende de la naturaleza del agente. Los Espíritus superiores sólo hacen el bien; de ahí es fácil deducir que su influencia es siempre benéfica a la criatura humana. Los Espíritus ligeros y burlones se complacen en causar problemas, que deben ser tenidos a  cuenta de pruebas para nuestra paciencia. Los Espíritus impuros, incapaces de perdonar el mal que les han hecho, pueden, incluso después de su desencarnación, desear vengarse.

3. ¿Cuál ha sido la causa de numerosas obsesiones, sobre todo de las más graves?

R.: La venganza.

4. ¿Los Benefactores Espirituales pueden auxiliarnos con vistas a la anulación de las fuerzas perturbadoras que eventualmente nos amenacen?

R.: Sí. Aunque nuestra disposición interior sea el factor determinante para la neutralización de la influencia negativa ejercida por nuestros adversarios, la intercesión de los Benefactores Espirituales es indiscutible, real y valiosísima en el trabajo de anulación de las fuerzas perturbadoras que rondan y amenazan a cuantos se propongan crecer espiritualmente.

5. ¿Cuál es, según el Espiritismo, la base de todos los servicios de intercambio, entre encarnados y desencarnados?

R.: La base de todos los servicios de intercambio, entre encarnados y desencarnados, reposa en la mente. Para que un Espíritu sea bueno o malo, influencie a alguien y, así, interferir en los acontecimientos de la vida, es preciso que haya sintonía entre el y la propia persona. En base de eso, nuestros compañeros en la Tierra o en el Más Allá son aquellos que escogemos con nuestras solicitudes interiores, ya que, según sabias palabras de Jesús, “nuestro tesoro estará siempre donde pongamos el corazón”. 

 

Bibliografia: 

O Livro dos Espíritos, de Allan Kardec, questões 525 a 532. 

A Gênese, de Allan Kardec, cap. XIII, itens 6 a 9.

Roteiro, de Emmanuel, psicografado por Chico Xavier, cap. 28, pp. 119 a 121.

E a vida continua, de André Luiz, psicografado por Chico Xavier, cap. 25.

O Pensamento de Emmanuel, de Martins Peralva, pp. 150 e 233.

 

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Revista Semanal de Divulgación Espirita