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Año 2 – 94 – 15 de Febrero del 2009


 

Traducción
ISABEL PORRAS GONZÁLES - isy@divulgacion.org
 

El caso Eluana Englaro y la Justicia italiana

 
Pocos tal vez se acuerden del caso Diane Pretty, 42 años en la época, que, paralítica de cuello para abajo, mal conseguía hablar y era alimentada por un tubo. Habiendo recurrido a la Justicia británica para tener el derecho de morir, en lo que tendría el auxilio de su marido, Diane vio su pedido negado por la Alta Corte de Inglaterra, donde la eutanasia está prohibida. En la sentencia judicial dijeron los jueces que los derechos humanos corresponden a “vivir con dignidad y no a morir con dignidad”.

Situación semejante se verifica ahora en Italia con la joven Eluana Englaro, 37 años, de los cuales 17 está en coma. En julio del 2008 el padre de Eluana obtuvo un preliminar del Tribunal de Apelación de Milán permitiendo que su hija parase de recibir alimentos artificialmente. El Ministerio Público recurrió, pero en noviembre último, en una decisión de última instancia, por tanto definitiva, la Justicia decidió a favor de la familia, bajo el argumento de que, aunque la legislación de Italia no reconozca el derecho a la eutanasia, la jurisprudencia da a los pacientes la opción de no alimentarse.

Hasta el día 3 de febrero, conforme los periódicos italianos, la sentencia no había sido cumplida y el gobierno italiano se mostraba propenso a dificultar el cumplimiento de la decisión judicial, ya que tal medida acarrearía, inevitablemente, la muerte de Eluana. En una entrevista a uno de los periódicos de Italia, el cardenal Javier Lozano Barragán, hablando en nombre del Vaticano, consideró el hecho, si siguiera adelante, “un abominable asesinato”. (1)

Es difícil entender porqué la opción por la eutanasia equivale a “morir con dignidad”.

Y en ese caso, en que la hija se encuentra en coma, ¿el pedido del padre debe ser considerado? ¿Permitir que la hija muera, por falta de alimentación que le será vedada, no es lo mismo que matarla?

La discusión de ese tema se va a prolongar aun por mucho tiempo, por cuanto no se puede negar que en el campo del materialismo la eutanasia constituye una medida inatacable: hace cesar los dolores del enfermo, para los gastos de la internación, da descanso a los familiares y, en el entendimiento de estos, sólo acelera algo que va a ocurrir fatalmente, días más días menos. Discutir con los materialistas sobre el asunto es, por tanto, pura pérdida de tiempo.

El Cristianismo y la Doctrina Espírita ven, no obstante, la cuestión bajo otra óptica.

La vida futura, ignorada y despreciada por los materialistas, es el eje de las enseñanzas cristianas.

Venimos a la Tierra en un cuerpo material para progresar tanto en el aspecto intelectual como en el aspecto moral. Una buena formación educacional es tan valiosa para el crecimiento humano como vivir en el interior de una selva asistiendo a los nativos. Están los que brillan en las academias del mundo, pero están los que crecen en el lecho de un hospital.

La eutanasia, así como el suicidio, no pasa de una fuga y, como toda y cualquier fuga, no puede tener el beneplácito de las potencias espirituales que guían el planeta. Nadie premia al desertor, pero es costumbre humana premiar al héroe que cae en el frente bajo las balas del enemigo.

Morir con dignidad es, al contrario de lo que los materialistas piensan, enfrentar todas las amarguras de una existencia difícil, con los ojos puestos en el futuro brillante que – nadie dude – ha de suceder a los malos momentos de nuestro caminar. 

 

(1) Eluana falleció el día 9 de febrero y su muerte fue considerada por diversos sectores italianos como un caso inequívoco de eutanasia.


 


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Revista Semanal de Divulgación Espirita