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Estudio Sistematizado de la Doctrina Espirita Português   Inglês
Programa IV: Aspecto Filosófico

Año 2 - N° 81 - 9 de Noviembre del 2008

THIAGO BERNARDES
thiago_imortal@yahoo.com.br

Curitiba, Paraná (Brasil)  
Traducción
ISABEL PORRAS GONZÁLES - isy@divulgacion.org
 


Los fundamentos de la justicia de la reencarnación

 
Presentamos en esta edición el tema
nº 81 del Estudio Sistematizado de la Doctrina Espirita, que está siendo presentado aquí semanalmente, de acuerdo con el programa elaborado por la Federación Espirita Brasileña, estructurado en seis módulos  y 147 temas.

Si el lector utiliza este programa para el estudio en grupo, sugerimos que las cuestiones propuestas sean debatidas libremente antes de la lectura del texto que a ellas sigue.

Si es destinado solamente para uso por parte del lector, pedimos que el interesado intente inicialmente responder las cuestiones y solo después lea el texto referido. Las respuestas correspondientes a las cuestiones presentadas se encuentran al final del texto abajo.

Cuestiones para debate 

1. ¿En qué principio se fundamenta la doctrina de la reencarnación?

2. ¿Por qué el Espiritismo dice que la unicidad de las existencias es injusta e ilógica?

3. ¿Qué es lo que la reencarnación  representa para los hombres, especialmente los muy imperfectos?

4. ¿El Espiritismo, al enseñar la ley que rige las vidas sucesivas, apoya también la doctrina de la metempsicosis?

5. ¿En qué momento y condición el alma ingresa en el llamado periodo de humanidad, en que pasa a encarnar en la especie humana?

Texto para la lectura 

La unicidad de las existencias es injusta e ilógica 

1. La reencarnación se basa en los principios de la misericordia y de la justicia de Dios: 

·        En la misericordia divina porque, así como el buen padre deja siempre una puerta abierta a su hijos que fallan, facultándoles la rehabilitación, también Dios – por intermedio de las vidas sucesivas – da la oportunidad para que los hombres puedan corregirse, evolucionar y merecer el gozo pleno de una felicidad duradera. 

·        En la justicia divina porque los errores cometidos y los males infligidos al prójimo deben ser reparados en nuevas existencias, a fin de que, experimentando los mismos sufrimientos, los hombres puedan rescatar sus débitos y conquistar, así, el derecho de ser felices. 

2. La unicidad de las existencias es injusta e ilógica, pues no atiende a las sabias leyes del progreso espiritual.  

·        Es injusta porque gran parte de los errores humanos es resultado de la ignorancia y, en una única existencia, no nos es posible el rescate de nuestros errores, principalmente cuando el arrepentimiento nos sobreviene casi al final de la existencia. Es preciso dar oportunidades al arrepentido, para que el compruebe su sinceridad por medio de las necesarias reparaciones.

·        Es ilógica porque no puede explicar las voces de diferencias de aptitud de las criaturas humanas desde la infancia, las ideas innatas y los instintos precoces, buenos o malos, independientemente del medio en que la persona haya nacido. 

3. Las reencarnaciones representan para las criaturas imperfectas valiosas oportunidades de rescate y del progreso espiritual. 

4. Rechazándose la doctrina de la reencarnación, se preguntaría inútilmente porqué ciertos hombres poseen talento, sentimientos nobles, aspiraciones elevadas, mientras muchos otros sólo tuvieron en divisiones estúpidas, pasiones e instintos groseros.

La reencarnación nos permite comprender las diferencias sociales

5. La influencia de los medios, la hereditariedad, las diferencias de educación – como todos saben – no bastan para explicar esas y otras anomalías que deparamos en el contexto social, porque hemos visto miembros de una misma familia semejantes por la carne y por la sangre, y educados en los mismos principios, diferenciándose en numerosos puntos.

6. Personajes celebres y estimados han descendido de padres oscuros destituidos hasta inclusive de valor moral, y lo opuesto también se ha visto, o sea, hijos enteramente depravados nacieron de padres honrados y respetables.

7. ¿Por qué para unos viene la fortuna, la felicidad constante, y para otros la miseria, la desgracia inevitable? ¿Por qué a unos es concedida la fuerza, la salud, la belleza, mientras otros se debaten con las dolencias y fealdad? ¿Por qué la inteligencia y el genio aquí, y allá la imbecilidad? ¿Por qué existen razas tan diversas? ¡Y unas son tan atrasadas que parecen más próximas de la animalidad que de la humanidad! ¿Por qué las personas nacen enfermas, ciegas, con retraso mental, deficiencias físicas o deformidades morales, que parecen desmentir la bondad de Dios? ¿Por qué unos mueren aun en el nacimiento, otros en la juventud, mientras muchos sólo dejan el escenario terreno en la decrepitud? ¿De dónde vienen los niños prodigio y los superdotados, mientras hay personas que no dejan la mediocridad ni incluso cuando se vuelven adultas?

8. Cuestiones de ese orden pueden ser multiplicadas al infinito, tratando no sólo de nuestra situación presente, pero también del pasado y de lo que nos aguarda en el futuro. Sin la admisión de la reencarnación, no se comprende, por ejemplo, que futuro estará reservado a un caníbal después que finaliza su existencia corporal. Si fuera para el cielo, ¿qué es lo que hará allí? Si fuera condenado al infierno, ¿por qué aplicar una pena tan dura a un ser tan primitivo? ¿Y los bebes, para dónde irán después de la muerte corpórea? ¿Crecerán en su nueva morada? ¿Aprenderán a leer, progresaran, o quedarán estacionados para siempre en la condición de bebés?

La metempsicosis es un equívoco que el Espiritismo no lo admite

9. La reencarnación es el instrumento que el Creador nos concede para alcanzar la meta de nuestra evolución, de nuestro progreso individual y del mundo en que vivimos. No se debe, con todo, confundirla con la metempsicosis, porque la reencarnación de la criatura humana sólo se da en la especie humana, mientras la doctrina de la metempsicosis, que el Espiritismo no acepta en ninguna hipótesis, admitir la retrogradación, o sea, la encarnación del alma humana en cuerpos de animales y vice-versa.

10. La Doctrina Espírita es, en lo tocante a ese asunto, bastante precisa: el hombre puede estacionar, pero nunca retroceder en su camino rumbo a la perfección. La doctrina de la reencarnación, tal como enseña por el Espiritismo, se funda en la marcha ascendente de la Naturaleza y en el progreso del hombre, dentro de su propia especie. El puede, en una existencia futura, renacer en un medio más humilde, más sencillo, menos dotado de recursos materiales, pero será siempre el mismo, con la inteligencia y las virtudes adquiridas a lo largo del tiempo por su Espíritu.

11. La Doctrina de la Metempsicosis, aunque está constituida en un error, tiene su origen en un hecho verdadero, que es el paso del alma, en su proceso evolutivo, por los reinos inferiores de la Naturaleza. En ese proceso, el alma humana un día pasó por el reino hominal – y no existe ninguna posibilidad de reencarnar en cuerpos de criaturas pertenecientes a los reinos inferiores aquel en que hoy se encuentra.

12. El Espíritu sólo llega al periodo de humanidad después de haberse elaborado e individualizado en los diversos grados de los seres inferiores de la Creación, como es enseñado en la obra de Kardec, de Delanne y de André Luiz. (Léase al respecto de ese tema el libro “Evolución en Dos Mundos”, de André Luiz, psicografiado por Francisco Cándido Xavier y Waldo Vieira, así como “La Evolución Anímica”, de Gabriel Delanne.)

Respuestas a las cuestiones propuestas 

1. ¿En qué principio se fundamenta la doctrina de la reencarnación?

R.: La reencarnación se basa en los principios de la misericordia y de la justicia de Dios.

2. ¿Por qué el Espiritismo dice que la unicidad de las existencias es injusta e ilógica?

R.: La unicidad de las existencias es injusta e ilógica porque no atiende a las sabias leyes del progreso espiritual.

3. ¿Qué es lo que la reencarnación representa para los hombres, especialmente los muy imperfectos?

R.: Ella representa para las criaturas imperfectas valiosas oportunidades de rescate y de progreso espiritual.

4. ¿El Espiritismo, al enseñar la ley que rige las vidas sucesivas, apoya también la doctrina de la metempsicosis?

R.: No. La reencarnación de la criatura sólo se da en la especie humana, al paso que la doctrina de la metempsicosis, que el Espiritismo no acepta en ninguna hipótesis, admite la retrogradación, o sea, la encarnación del alma humana en cuerpos de animales, lo que es materialmente imposible.

5. ¿En qué momento y condición el alma ingresa en el llamado periodo de humanidad, en que pasa a encarnar en la especie humana?

R.: El Espíritu sólo llega al periodo de humanidad después de haberse elaborado e individualizado en los diversos grados de los seres inferiores de la Creación, como es enseñado en la obra de Kardec, de Delanne y de André Luiz.


Bibliografia
:
 

O Livro dos Espíritos, de Allan Kardec, questões 222 e 613.

O Problema do Ser, do Destino e da Dor, de Léon Denis, págs. 164 e 165.

Depois da Morte, de Léon Denis, págs. 134 e 135.

A Evolução Anímica, de Gabriel Delanne.

Evolução em Dois Mundos, de André Luiz, psicografado por Francisco Cândido Xavier, págs. 35, 36, 52 e 53.

 

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Revista Semanal de Divulgación Espirita