Entrevista

por Orson Peter Carrara

Las enfermedades tienen causas justas y son parte del proceso evolutivo

Nacida en Sorocaba y residente en Marília, ambos municipios de São Paulo, Karina Rafaelli (foto) es conferencista espírita y secretaria de la junta ejecutiva del Núcleo Espírita Amor y Paz, de Marília. Médica Radióloga, su experiencia en el enfrentamiento del cáncer de mama relatada en esta entrevista tiene como objetivo orientar a las mujeres que enfrentan casos similares. Conozca esta experiencia.

Con el objetivo de ayudar a otras mujeres que enfrentan enfermedades propias de la condición femenina, ¿cómo fue su experiencia con la enfermedad?

Inicialmente una sorpresa, principalmente porque siempre fui muy disciplinada y metódica con el cuidado del cuerpo (visitas a médicos, exámenes periódicos, hábitos saludables, no tomo bebidas alcohólicas, no fumo y practico ejercicios físicos). Perdemos el piso cuando entramos en contacto "real" con la posibilidad de desencarnación y esto es natural, es parte del instinto de supervivencia. Sin embargo, hay tratamientos eficaces hoy en día y muchos pacientes se curan, lo que nos impulsa a continuar. Después del primer impacto, vamos ajustando las emociones y los sentimientos, y la doctrina espírita tiene un papel fundamental en esto, además del apoyo de los familiares y amigos que ayudan con su apoyo. La enfermedad tiene repercusiones en los seres queridos y, por ello, es un proceso de aprendizaje mutuo.

¿Puede informar a los lectores el desarrollo de su enfermedad?

El cáncer de mama fue diagnosticado "por casualidad" – es una manera de decirlo, porque sabemos por el Espiritismo que no existe la casualidad. Después que yo misma identifiqué en mí un pequeño nódulo en la tiroides a través de ultrasonido, quise hacerme un Pet Scan y fue entonces cuando verificamos una pequeña imagen en la mama, que no apareció en la mamografía de rutina ni en el ultrasonido. Después de la tiroidectomía, me sometieron a quimioterapia (mama) y mastectomía bilateral preventiva (extirpación de mamas), actualmente estoy recuperada y terminando el tratamiento con terapia-dirigida. Estoy inmensamente agradecida por haber sido diagnosticada precozmente y pude percibir, a lo largo del proceso, un amparo enorme de los amigos espirituales. Enfatizo la necesidad de que todos visiten periódicamente a sus médicos y realicen exámenes de rutina. Queremos cuidar del Espíritu, pero a menudo no cuidamos bien el cuerpo físico.

Considerando el conocimiento espírita, ¿cómo influyó esto en el proceso?

El Espiritismo es nuestro apoyo. Comprender a Dios y sus leyes perfectas, la justicia divina, las causas de nuestras aflicciones, la inmortalidad del alma, la reencarnación, entre otros pilares doctrinarios, nos ayudan a pasar por situaciones difíciles de una manera más serena, entendiendo que es en la adversidad que consolidamos las virtudes y evolucionamos.

¿Qué es, en casos como este, lo más difícil?

Todo el tratamiento desde el diagnóstico es muy difícil. Los efectos secundarios de la quimioterapia, que además del dolor y el malestar causan cambios en el cuerpo, alcanzan a la autoestima. Es importante no dejarse desanimar ni abatir, recordar que junto a la deconstrucción de la imagen corporal está sucediendo la reconstrucción interna, un proceso de purificación. Debemos enfrentar la enfermedad como una oportunidad para la regeneración y utilizar todos los recursos disponibles atravesar de la mejor manera este proceso.

¿Cómo actúan la fe y el conocimiento espírita en estos casos, considerando su propia experiencia?

La fe, desde la perspectiva espírita, es razonada, fruto de la comprensión de los mecanismos de la Ley de Dios. Las enfermedades tienen causas justas y son parte de la necesidad evolutiva del ser humano. Todas las grandes verdades espirituales traídas por la Doctrina y el Evangelio cambian totalmente el enfrentamiento de enfermedades y otros sufrimientos, desarrollando la gratitud, la resignación, la valentía y la paciencia.

¿Y su conocimiento médico académico y profesional de qué manera influyó?

No hay duda de que ayudó mucho, facilitando el diagnóstico, las decisiones y los caminos a ser recorridos por el tratamiento. Sin embargo, la comprensión de las enfermedades por el paradigma médico-espírita fue fundamental para adoptar una postura proactiva al enfrentar a las dificultades. Sabemos que la enfermedad es el camino de la curación del alma y los aprendizajes han sido muchos.

De sus recuerdos, ¿qué le gustaría relatar, con el objetivo de que esta entrevista pueda ayudar a otras mujeres?

Fue muy importante seguir participando en las actividades en la casa espírita que frecuento. Sólo me ausenté en los períodos de mucha debilidad física y recuperación postquirúrgica. La terapia de pases y de las vibraciones ayudó mucho para complementar el tratamiento. Escuchar las experiencias positivas de otras mujeres que han pasado por la enfermedad y buscar ayuda multiprofesional alivian el sufrimiento.

Completamente recuperada ahora, y mirando las luchas pasadas, ¿qué le dice su corazón a las mujeres que están en aflicción, considerando cuadros similares?

Mantengan la expectativa positiva, la esperanza y la perseverancia sin caer en la rebeldía, el reclamo o el desaliento. ¡Tengan la seguridad de que todo pasa!

Pensando en casos de desencarnación, ¿qué ofrece su experiencia a los familiares afectados por estos sucesos?

Recuerden que la vida es una experiencia transitoria y que pronto nos reuniremos con nuestros seres queridos en la verdadera patria, la espiritual. La asimilación de los conocimientos espíritas nos fortalece para superar el dolor. Pensemos que sí: el familiar querido solo ha regresado antes que nosotros, no desapareció para siempre, sigue vivo. ¡Somos Espíritus inmortales!

¿Algo más que quisiera añadir?

Todo proceso doloroso debe ser visto como un aprendizaje. La pregunta que debemos hacer es: - ¿Qué quiere construir esta enfermedad dentro de mí? ¿Qué necesito aprender? Buscar la reflexión a través del autoconocimiento, siempre.

Sus palabras finales.

Mi gratitud a la doctrina espírita será eterna; me salvó en esta reencarnación. Al Maestro Jesús mi gratitud por su amor incondicional, que está presente a través de los amigos espirituales, de los familiares, amigos y del equipo de agentes de salud. Muchas veces sólo la presencia amiga y una mirada cariñosa son suficientes para reunir fuerzas para seguir adelante. Mucha paz para todos.

 
Traducción:
Ricardo Morante
rmorante3@yahoo.com

 

     
     

O Consolador
 Revista Semanal de Divulgação Espírita