Entrevista

por Orson Peter Carrara

Cómo lidiar con el duelo desde una perspectiva psicológica y espírita

Psicóloga con especialización en duelo y empresaria del sector funerario, Taisa Lúcia Berlingieri (foto) nació y reside en Jaboticabal, en el interior de Sao Paulo. Espírita desde la  infancia, está vinculado al Centro Espírita Universal, en la misma ciudad, donde labora como evangelizadora de la infancia. En esta entrevista nos habla sobre su experiencia profesional y como espírita en el tratamiento del duelo.

Desde su experiencia profesional con el duelo, ¿qué es lo que más destaca en su análisis?

La negación de la pérdida, la rebeldía por lo sucedido, la falta de apoyo social y la angustia del dolor intenso por la ausencia del ser querido. Las personas vienen a la terapia, perdidas y temerosas de sus sentimientos y su dolor, que son tan profundos, y que no pueden tener la perspectiva de una continuidad de la vida con cierta alegría. Cuando las personas se encuentran con la muerte, hay muchos tabúes, hábitos sociales y etiquetas que perjudican la elaboración del duelo. Entre las más comunes están: creer que no llorar demuestra que la persona es fuerte y que está bien; queremos apresurar al deudo para que reanude sus actividades sociales, mostrarse alegre y "recuperado"; y al mismo tiempo creer que reanudar la vida es traicionar a quien se fue o que hay una fecha límite para llorar de nostalgia. Suelo decir que la muerte de alguien que amamos es como una cicatriz: siempre vamos a recordar ese momento, ya no seremos los mismos, pero es posible hacer las cosas de manera diferente, y vamos a vivir y ser felices de otra manera.

Frente a su experiencia familiar con una funeraria, ¿qué agrega esto a sus reflexiones?

Siempre he aprendido de mi padre la importancia del respeto y el cuidado de los que están pasando por este momento que es, sin duda, el más difícil en la vida de un ser humano. Necesitamos entender y tratar de comprender cualquier tipo de reacción o necesidad que la persona tenga en ese momento, sin juzgar. Nuestra familia entiende como sagrado todo el proceso, desde la recepción de la familia, como el cuidado del cuerpo, pasando por homenajes póstumos y despedidas, hasta el tratamiento psicológico para dar apoyo a la elaboración del duelo.

Respetada la ética profesional e incluso de la empresa familiar, ¿cómo ha influido el conocimiento espírita en el tratamiento de este tema?

Uno de los puntos principales e importantes a fortalecer es la cuestión de la fe y de la espiritualidad, independientemente de cuál sea. Trato de sentir qué creencias trae el paciente en el tema pertinente a la vida y la muerte, y trabajamos la comprensión a partir de su visión. Siento que el Espiritismo siempre llama la atención al consolar el corazón con las explicaciones que brinda sobre la continuidad de la vida. Da la certeza del reencuentro en algún momento, en el momento adecuado; garantiza que los vínculos de afecto nunca se pierden; si nos equivocamos con el que se han ido, demuestra que es posible rehacer el camino con ese espíritu, en una nueva oportunidad y, lo mejor, que ese nuevo camino puede comenzar ahora, con oraciones y conversaciones íntimas con él, porque este ser nos escuchará y conocerá nuestros sentimientos. Es pura esperanza, pero en esos momentos el sentimiento de esperanza es un remedio.

De sus recuerdos, en la atención a personas que sufren por el duelo, ¿qué salta a su memoria inmediatamente?

La paz que encuentran cuando entienden que hay un tiempo - no determinado - para sufrir, que ese sentimiento se convertirá en nostalgia y la vida se irá coloreando nuevamente.

¿Qué es lo más resaltante en la atención de las aflicciones humanas al lidiar con la muerte?

La no aceptación y la falta de esperanza de que es posible reconstruirse y dar continuidad a la vida.

¿Qué es más doloroso al tratar el tema, en su opinión como psicóloga?

Ver la angustia, el sufrimiento y las incertidumbres de un nuevo camino sin la presencia física del ser querido. La perspectiva de la "nada", del vacío, del "nunca más" dejan a los pacientes perdidos, muy asustados. Son sentimientos intensos de dolor y tristeza.

¿Y en la visión espírita?

Recordar que la nostalgia duele a ambos lados, que, por amor, debemos dedicar vibraciones de gratitud por el tiempo que hemos estado juntos y que no está prohibido llorar de pena. Pero tener en cuenta que las lágrimas de rebeldía siempre perjudican tanto al que se queda como al que regresó a la patria espiritual.

Poniéndose en el lugar de alguien que se siente afectado por la separación, ¿cómo sería esa visión?

Es importante que el proceso de duelo sea experimentado con todas sus emociones. Esto implica todo lo que dije anteriormente: negación, tristeza, llanto, rebeldía, falta de aceptación. Pasar por estos sentimientos o permanecer en ellos es lo que modifica las vibraciones que enviamos a aquél que regresó. La nostalgia siempre será nuestra compañera y estas personas permanecerán vivas en nuestros recuerdos, tanto como se encuentran vivas en el otro lado.

¿Algo más que le gustaría añadir?

Cuando respetamos el tiempo íntimo del duelo de cada persona, ayudamos más. Que las personas puedan conversar más sobre el momento de la muerte o la desencarnación. Que puedan romper los tabúes intercambiando más sentimientos sobre este momento con el que muchos rechazan tener contacto, pero que se verán obligados, en algún momento, a lidiar con él.

Sus palabras finales.

No pierda la oportunidad de cuidar, de decir que ama, de estar presente. Entonces, cuando llegue la separación momentánea, los recuerdos felices y la sensación del deber cumplido serán verdaderos remedios para el alma del que se queda.

 
Traducción:
Ricardo Morante
rmorante3@yahoo.com

 

     
     

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 Revista Semanal de Divulgação Espírita