Espiritismo para
los niños

por Marcela Prada

 
Tema: Acción y Reacción


Dios y el espíritu


Allá en el centro espírita, una nueva clase de evangelización iba a comenzar. Después de la oración inicial, Vania, la evangelizadora, llamó a sus alumnos y habló:

- Todos, vamos a jugar un juego.

Vania distribuyó textos a los niños y dijo:

- Como introducción a nuestro estudio de hoy, vamos a leer juntos este texto. Voy a necesitar tres voluntarios: uno para representar a Dios, otro para ser el espíritu en evolución y otro para leer la parte del narrador.

Después de haber escogido a los participantes, el narrador comenzó:

“Un día, Dios creó el espíritu.

- ¡Hijo mío, Yo te amo! – leyó el niño que representaba a Dios.

- ¡Yo también te amo, Padre! Pero ¿por qué me creaste? – leyó quien interpretaba al espíritu.

- ¡Para ser feliz! Vas a aprender todas las cosas y vas a poder colaborar conmigo en mi creación. ¡Estaremos siempre juntos!

- ¿De verdad? Pero yo no me siento capaz de todo esto.

- No te preocupes. Vas a evolucionar y descubrir esas cualidades en ti.

- ¿Y qué debo hacer?

- ¡Vivir! Eres libre para hacer lo que quieras. Yo te creé con libre albedrío, con libertad para escoger.

- ¡Bravo! ¿Puedo hacer cualquier cosa?

- Sí.”

El narrador continuó, diciendo:

“El espíritu, entonces, salió por ahí experimentando todo. Sintió el viento, el perfume de las flores, observó la naturaleza… Cuando vio el fuego, se quedó maravillado con su calor y con su luz.

- ¡Qué lindo! ¡Yo lo quiero para mí!

Él, entonces, quiso coger el fuego. Sintió que estaba muy caliente, sintió que no sería bueno acercarse al fuego, pero aun así insistió.

- ¡Aaaaayyyyy! ¡Me lastimó!

El espíritu entonces buscó a Dios.

- ¡Papáaaaa!

- Sí, hijo mío, estoy aquí.

- ¡Yo no estoy feliz!

- ¿Por qué no, hijo mío?

- ¿No me dijiste que podía hacer cualquier cosa? ¡Intenté sostener el fuego, pero no pude, y ahora estoy lastimado!

- Tú puedes hacer cualquier cosa, pero no todo te conviene.

- ¿Cómo así?

Dios, entonces, explicó:

- Según mi ley de Acción y Reacción, cada actitud tiene una consecuencia. Hoy aprendiste la consecuencia de acercarse al fuego: te quemaste.

- Pero, entonces, ¿voy a ir por ahí lastimándome? ¿Cómo voy a saber qué hacer y qué no hacer?

- Recibiste el libre albedrío, pero también recibiste el instinto, para guiarte en las primeras fases de su evolución. Poco a poco, ya no lo vas a necesitar. Tú mismo vas a desarrollar tu inteligencia, y vas a poder discernir, conscientemente, lo que es bueno y lo que es malo para ti.

- ¿Qué es bueno? Y ¿qué es malo?

- Lo bueno es lo que está de acuerdo con mis leyes, las leyes que rigen el universo que creé. Lo malo es la ausencia del bien, es lo que no colabora con la armonía del universo.

- ¿Entonces existen leyes?

- Claro, son las que mantienen el equilibrio general.

- ¿Y cómo puedo conocer esas leyes?

- Están escritas en un lugar seguro e inviolable: tu conciencia. Si tú las consultas y actúas conforme a ellas, estarás en el camino correcto.

- Creo que entendí: tengo libre albedrío, instinto e inteligencia, y debo respetar la ley de Acción y Reacción y las demás leyes del universo. Pienso que voy a lograr salir bien en mi evolución.

- Claro que sí, hijo mío.

Y así, el espíritu inició su camino evolutivo, siempre bajo la mirada amorosa de Dios”.

La lectura terminó, pero la clase estaba solo comenzando.



Traducción:
Carmen Morante
carmen.morante9512@gmail.com
 

 


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