Espiritismo para
los niños

por Célia Xavier de Camargo

 
El juguete averiado


En esa cuadra vivía un niño diferente.

Netinho había nacido con una deficiencia mental y no podía pensar o hablar bien.

Se quedaba sentado en la entrada, quietecito, pues le gustaba mirar el movimiento de la calle y ver jugar a los niños.

Y porque era diferente, muchos niños lo rechazaban, maltratándolo, tirándole piedras o burlándose de él. Así actuaban especialmente los amigos André, Tiago, Pedro y Alfredo.

A veces, cuando le caía una piedra, Netinho corría hacia dentro de la casa, llorando. Su mamá lo abrazaba con cariño, miraba a los niños y les decía:

- ¿Por qué actúan así con mi hijo? ¡¿Qué mal les ha hecho?!...

Un día, Doña Julia, la madre de Pedro, pasando por allí vio al grupo de niños molestando a Netinho. Arrinconado en una esquina, con los brazos protegiendo su cabeza, lloraba, asustado. La señora se acercó, llena de compasión, abrazó al niño consolándolo y lo llevó adentro, entregándolo a los cuidados de su madre. Después volvió y, sin una crítica al comportamiento de los niños, los invitó a que fueran a tomar un jugo en su casa. Ellos aceptaron contentos la invitación, muy sorprendidos por no haber recibido la reprimenda que esperaban.

Mientras preparaba el jugo, la madre de Pedro les dio unos juguetes para que  se distrajeran: un violín, un pequeño radiocasete, un pianito, algunos juegos y otras cosas más. Cuando volvió trayendo los vasos de jugo, preguntó risueña:

- ¿Como están, se están divirtiendo?

Los niños reclamaron, decepcionados:

- ¡No sirven para jugar! ¡Todo está roto! El violín está sin cuerdas – afirmó Tiago.

- Y el radiocasete no sirve para oír música. ¡Esta sin pilas! – dijo André.

- ¡El pianito está desafinado y le faltan algunas teclas! – murmuró Alfredo.

Y Pedro, indignado, explotó:

- ¡Exacto, mamá! Tú sabes que estos juguetes no funcionan. A nuestros juegos les están faltando piezas y el trencito eléctrico está roto… ¡Nada funciona! 

Doña Julia se sentó y, mirándolos uno por uno, estuvo de acuerdo:

- Es verdad. Ustedes tienen toda la razón. Estos juguetes no funcionan. Pero, felizmente, son los juguetes los que están averiados, y no ustedes. Deben  agradecer a Dios por eso.

Sin entender bien, los niños preguntaron:

- ¿Cómo así?

Con serenidad, Doña Julia les esclareció:

- ¡Todos ustedes nacieron perfectos! No tienen alguna dificultad para pensar y estudiar con facilidad, pues sus cerebros trabajan a la perfección. Y sus cuerpos también funcionan correctamente; sus sentidos no presentan ninguna avería: escuchan, hablan, sienten y ven sin ningún problema. Ustedes tienen manos y pies que se mueven con facilidad. ¿No es eso grandioso?

Los niños estuvieron de acuerdo, satisfechos. La madre de Pedro prosiguió:

- ¿Ya pensaron si uno de ustedes hubiera nacido ciego? ¿O sin un brazo? ¿O sin una pierna, y no pudieran caminar?.

- ¡Ah! ¡Sería horrible! ¡Ni pensemos en eso! – dijo uno de los niños.

Doña Julia estuvo de acuerdo, y continuó:

- Pues sí. Pero existen personas que no son tan felices, como ustedes. Nacieron con alguna dificultad de expresión en el cuerpo o en la mente, como un juguete averiado. ¿Ustedes conocen a alguien así?

Los niños se acordaron del niño que ellos tanto molestaban.

- Es el caso de Netinho, ¿verdad? – preguntó alguien.

- Exactamente. Netinho nació con un problema en la cabeza y por eso no puede expresarse como todo el mundo. Él, como espíritu, es inteligente como ustedes, pero no puede hacer que el “aparato”, que es el cuerpo, funcione bien. ¿Comprendieron?

- ¿Quieres decir que él entiende todo lo que sucede a su alrededor? – indagó Pedro.

- Sin duda. Solo no puede hacer que las otras personas sepan eso y sufre mucho. Netinho merece todo nuestro respeto y cariño. Si Dios es Padre Justo y Bueno, y sabe lo que es mejor para nosotros, e hizo que Netinho naciera con ese problema, es que ese sufrimiento será útil para su progreso.

Hizo una pausa y concluyó:

- Jesús dijo que “debemos hacer a los otros, lo que nos gustarían que nos hicieran”. Entonces, si ustedes estuvieran en el lugar de Netinho, ¿cómo les gustaría ser tratados? 

Los niños, meditando sobre lo que habían oído, quedaron avergonzados, dándose cuenta, recién en ese momento, que habían sido injustos con Netinho, y cada uno reflexionando que podría haber sido “él” quien naciera con algún problema. Al día siguiente, hubo un gran cambio. Arrepentidos, los niños pidieron disculpas a Netinho por todo lo que habían hecho. Empezaron a conversar con él, llamándolo a jugar y aceptándolo como amigo. Contento y risueño, Netinho participaba en todo, aprendiendo los juegos y mostrando que sus dificultades no eran tan grandes como parecían.

De esa forma, Netinho se volvió un gran compañero para todos ellos.


*


La Doctrina Espírita nos habla sobre la responsabilidad de los padres en relación a los hijos, Espíritus que Dios les confió, creyendo en la capacidad de ellos como educadores.

Especialmente la madre, cuya presencia es tan necesaria para su hijo, tiene un papel preponderante en el encaminamiento de ese espíritu, a través de la orientación ético-moral, que constan en las lecciones que Jesús nos legó. En el hogar, primera escuela del alma, se encuentran todos los contenidos imprescindibles para el crecimiento y madurez del hijo, especialmente a través del ejemplo de los padres, preparándolo para que en el futuro sea un ciudadano digno y útil a la sociedad, sabiendo respetar y amar a sus semejantes como hermanos.

A las Madres, en el transcurso de su día, nuestros mejores y más sinceros homenajes. ¡Feliz día de la Madre!

 

TIA CÉLIA

 

Traducción:
Carmen Morante
carmen.morante9512@gmail.com

 

 

 

     
     

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