Editorial 

Año 11 – Nº 523 – 2 de Julio de 2017

El médium nunca debe parar de estudiar

Nubor Orlando Facure escribe sobre la teoría hereditaria de la mediúmnidad y del desarrollo filogenético de los seres.

“Vamos a comprender bien lo que dice Hipócrates: él atribuye exclusivamente al cerebro y sólo al cerebro toda nuestra actividad mental y, principalmente, nuestros comportamientos. Las neurociencias de hoy no abren la mano de esas afirmaciones de Hipócrates – se apoyan exclusivamente en esa visión materialista.” (Nubor Orlando Facure, en el artículo “¿La mediúmnidad es un comportamiento hereditario?” uno de los relieves de la presente edición.)

Desde el punto de vista materialista, el fenómeno “mente” sería un epifenómeno del funcionamiento cerebral – una especie de reacción adversa o efecto colateral de ese funcionamiento. En verdad, las enseñanzas espíritas nos informan que el cerebro no solamente es un calco del cerebro perispiritual, como éste lo transciende por la emancipación del alma y por la conexión con el fenómeno anímico de la manifestación del inconsciente.

“Mendel en Dinamarca, Darwin en Inglaterra y Kardec en Francia – contemporáneos que no conocían el trabajo unos de los otros, pero bajo la orientación de la espiritualidad mayor -, introducían en la Humanidad las primeras nociones de nuestra responsabilidad evolutiva y de nuestros compromisos hereditarios.” (Nubor Orlando Facure, en el artículo mencionado.)

Kardec, en sus comentarios y preguntas, manifiesta opiniones acordes con el pensamiento evolucionista, lo que causa sorpresa porque sus primeros estudios sobre el Espiritismo antecedieron el surgimiento de la obra de Darwin, bien como los estudios de Gregor Mendel, el padre de la teoría genética.

“El Espiritismo entiende que, después de la muerte, los Espíritus se sitúan en otra esfera de la vida, en tareas que los atraen tanto por el interés como por la necesidad, y millones de ellos permanecen al nuestro lado, manteniendo sintonía con nuestros pensamientos, interfiriendo en nuestras vidas, sugiriéndonos tanto buenas como malas conductas en nuestras decisiones. En la mayoría de las veces nuestro contacto con ellos es sutil y fuera de sospecha, pero, a través de los médium, es ostensivo, vibrante y conmovedor.” (Nubor Orlando Facure, en el artículo mencionado.)

La inspiración, una variedad de la intuición, hace de todos los hombres médium. Pero ella no delimita muy bien lo que hace parte del pensamiento del Espíritu comunicante y lo que es inherente al pensamiento del sensitivo encarnado. Son sugerencias, como que dejando al encarnado la responsabilidad por el acatamiento de la idea o de su no adhesión. Es el instrumento generalmente usado por los protectores.

“Enseña Kardec que el fenómeno mediúmnico se procesa a través del cerebro del médium: es en el cerebro del médium que el Espíritu comunicante va a buscar elementos para producir su trabajo. En toda comunicación inteligente hay una contribución del dominio del conocimiento del propio médium.” (Nubor Orlando Facure, en el artículo mencionado.) 

La interferencia del médium en la comunicación viene principalmente de esa actitud no pasiva. El médium nunca es enteramente pasivo, mismo en el caso de médium de incorporación inconsciente.

“La inteligencia y toda capacidad mental de un individuo son propiedades del Espíritu, siendo el cerebro sólo un instrumento que le permite manifestarse en ese mundo. Pero la predisposición orgánica del cerebro del médium debe poseer las condiciones adecuadas para la manifestación del Espíritu.” (Nubor Orlando Facure, en el artículo mencionado.)

La predisposición mencionada es, sin duda, esencial, una vez que la mediúmnidad se radica en el organismo del sensitivo. En eso tiene participación fundamental la epífisis, o glándula pineal, situada, más o menos, en el centro de la cavidad craniana. Calcada del cerebro perispiritual, esa glándula es estructurada conforme el mapa genético del individuo, de manera que la facultad mediúmnica es siempre concedida como una tarea o, si quisiéramos, como una misión a ser desempeñada con un fin útil.

En otro sentido, es indispensable que el médium sea receptivo a la influencia del Espíritu y reúna determinadas condiciones para tornarse un buen intérprete.

El equipaje cultural se inserta en el cuadro de las condiciones que permiten al Espíritu manifestarse con mayor cualidad. He aquí el motivo por el cual el médium jamás debe parar de estudiar. Ejemplo de cómo eso es importante puede ser cosechado en la experiencia vivida por Chico Xavier en sus primeros trabajos como el poeta Augusto dos Anjos (Espíritu), como el propio médium relató. Para recordar el episodio clique aqui .
 
 

Traducción:
Elza Ferreira Navarro - mr.navarro@uol.com.br 

 

 

     
     

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