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Estudio de las Obras de Allan Kardec Português   Inglês

Año 11 - N° 511 - 9 de Abril de 2017

ASTOLFO O. DE OLIVEIRA FILHO                    
aoofilho@gmail.com
                                      
Londrina,
Paraná (Brasil)  
 
Traducción
Maria Reyna - mreyna.morante@gmail.com
 

 

La Revista Espírita de 1859

Allan Kardec

(Parte 1)
 

Iniciamos en esta edición el estudio de la Revista Espírita de 1859, publicación mensual de divulgación espírita fundada y dirigida por Allan Kardec. Este estudio está basado en la traducción al idioma portugués realizada por Júlio Abreu Filho y publicada por EDICEL. Las respuestas a las preguntas propuestas se encuentran al final del texto para la lectura.

Preguntas para el debate

A. La aversión que algunas personas tienen a la religión ¿tiene el apoyo de Kardec?

B. Para influenciar a una persona, ¿los Espíritus tienen que estar cerca?

C. ¿Qué es necesario hacer para no ser engañados por los Espíritus frívolos o mentirosos?

D. ¿Quiénes, según el Espiritismo, son los niños?

Texto para la lectura

1. En los fenómenos espíritas actuamos sobre inteligencias que disponen del libre albedrío y no se someten a nuestra voluntad. He ahí por qué la ciencia vulgar es incompetente para juzgarlos. (P. 2)

2. Un buen médium es aquel que simpatiza con los buenos Espíritus  y solo recibe buenas comunicaciones. (P. 3)

3. El Espiritismo es el más poderoso auxiliar de las ideas religiosas: le da religión a los que no la poseen; la fortalece en los que la tienen vacilante; consuela por la certeza del porvenir, hace soportar con paciencia y resignación las tribulaciones de esta vida y desvía el pensamiento del suicidio. (P. 5)

4. El periespíritu, cuya naturaleza es esencialmente flexible, se presta a todas las modificaciones que le quiera dar el Espíritu. En su estado normal, la envoltura etérea tiene una forma humana. (P. 8)

5. La visión del Espíritu por el médium se realiza por una especie de radiación fluídica que parte del Espíritu y se dirige al médium. (P. 10)

6. Kardec refiere el caso “El duende de Bayonne”, en el que un Espíritu con la fisonomía de un niño de 10 a 12 años se aparecía a su hermanita. (P. 17)

7. El Espíritu de Diógenes se comunica y dice que después de su existencia en Atenas, solo reencarnó en otros mundos. (P. 21)

8. Los Espíritus de San Luis y de San Agustín dicen que los Espíritus pueden influenciarnos aun estando a millones de kilómetros de nosotros, y que cada ángel de la guarda tiene su protegido, por el cual vela como un padre por su hijo. (PP. 22 y 23)

9. Los Espíritus buenos, pero ignorantes – dice Kardec –, confiesan su insuficiencia con respecto a aquello que no saben; los malos dicen que saben todo. Allá y acá, la fanfarronería es siempre señal de mediocridad. (PP. 28 y 29)

10. El don de la mediumnidad depende de causas que aún no son perfectamente conocidas, en las cuales el físico parece que tiene una gran participación. (N.R.: Hoy no existe ninguna duda de que la mediumnidad radica en el organismo.) (P. 31)

11. El pensamiento es el lazo que nos une a los Espíritus; es por el pensamiento que atraemos a los que simpatizan con nuestras ideas e inclinaciones. (P. 32)

12. Los Espíritus superiores no eligen, para transmitir instrucciones serias, a un médium que tenga familiaridad con Espíritus frívolos, a menos que no encuentren a otro médium y haya necesidad de esto. (P. 33)

13. Las buenas intenciones y la propia moral de los médiums no siempre bastan para evitar la intromisión de los Espíritus frívolos, mentirosos o pseudosabios en las comunicaciones. Si no queremos ser víctima de ellos, es necesario juzgarlos por su lenguaje, pasando por el tamiz de la lógica y del buen sentido todo cuanto ellos dicen. (PP. 34 y 35)

14. De todas las disposiciones morales, la que ofrece más cabida a los Espíritus imperfectos es el orgullo, que muchas veces se desarrolla en el médium a medida que crece su facultad, pues ésta le da importancia. (P. 36)

15. Las demás imperfecciones morales son otras tantas puertas abiertas a los Espíritus imperfectos o, por lo menos, causas de debilidad. Para repeler a esos Espíritus, no basta decirles que se vayan; es necesario cerrarles la puerta y los oídos, probándoles que somos más fuertes – lo que seremos por el amor al bien, por la caridad, la dulzura, la modestia y el desinterés. (P. 37)

16. Sería injusto atribuir todas las malas comunicaciones a la responsabilidad del  médium, pues el medio es muy importante. Es una regla general que las mejores comunicaciones ocurren en un círculo concentrado y homogéneo. (P. 38)

17. Los agéneres no revelan su naturaleza y, a nuestros ojos, no pasan de verse como un hombre común; su aparición corpórea puede tener, pues, larga duración, según la necesidad del Espíritu. (P. 41)

18. No se debe confundir los hechos de la bicorporeidad con los agéneres. Estos no poseen un cuerpo vivo en la Tierra; solo su periespíritu se hace palpable. (P. 43)

19. Kardec admite tener una apariencia de frialdad, incluso de mucha frialdad; al menos es lo que los amigos pensaban y por eso lo censuraban. (P. 43)

20. Kardec transcribe la historia fantástica de Hermann, publicada en Journal des Débats, de 26-11-1858, y dice que no pasa de ser una leyenda sin base en la verdad, puesto que un alma no puede animar dos cuerpos. (P. 48)

21. Haciendo referencia a los fenómenos de golpes y movimiento de objetos ocurridos en la aldea de Coujet, en el departamento de Lot, Kardec recuerda que los Espíritus superiores no se prestan a esos fenómenos: solo los Espíritus de un orden muy inferior se dedican a esto. (P. 49)

22. En general no hay razón para amedrentarnos con esos hechos; la presencia de esos Espíritus puede ser incómoda, pero no peligrosa, y siempre es útil averiguar lo que ellos quieren con esos fenómenos. (P. 50)

23. Los Espíritus dicen que los niños son seres que Dios envía a nuevas existencias, a los cuales les da toda la apariencia de inocencia para que nadie pueda quejarse de su gran severidad. Cuando ya no necesitan de esa protección, su carácter real aparece en toda su desnudez. (P. 52)

24. Los Espíritus solo entran en la vida corpórea para su perfeccionamiento; la debilidad de la infancia los hace flexibles y accesibles a los consejos de la experiencia; es entonces que su carácter puede ser reformado mediante la represión de sus malas inclinaciones. Ese es el deber que Dios confía a los padres. (P. 53)

25. El Dr. Morhéry le dice a Kardec que el célebre profesor Gay-Lussac enseñaba en su curso, con respecto a los cuerpos imponderables e invisibles, que estas eran expresiones inexactas; lo más lógico es llamarlos imponderados. (P. 54)

Respuestas a las preguntas propuestas

A. La aversión que algunas personas tienen a la religión, ¿tiene el apoyo de Kardec?

No. Según Kardec, el Espiritismo es el más poderoso auxiliar de las ideas religiosas: le da religión a los que no la poseen; la fortalece en los que la tienen vacilante; consuela por la certeza del porvenir, hace soportar con paciencia y resignación las tribulaciones de esta vida y desvía el pensamiento del suicidio. (Revue Spirite de 1859, p. 5.)

B. Para influenciar a una persona, ¿los Espíritus tienen que estar cerca?

No. Los Espíritus de San Luis y de San Agustín dicen que los Espíritus pueden influenciarnos aun estando a millones de kilómetros de nosotros, y que cada ángel de la guarda tiene su protegido, por el cual vela como un padre por su hijo. (Obra citada, pp. 22 y 23.)

C. ¿Qué es necesario hacer para no ser engañados por los Espíritus frívolos o mentirosos?

Primero es necesario entender que las buenas intenciones y la propia moral de los médiums no siempre bastan para evitar la intromisión de los Espíritus frívolos, mentirosos o pseudosabios en las comunicaciones. Si no queremos ser víctima de ellos, es necesario juzgarlos por su lenguaje, pasando por el tamiz de la lógica y del buen sentido todo cuanto ellos dicen. (Obra citada, pp. 34 y 35.)

D. ¿Quiénes, según el Espiritismo, son los niños?

Los niños son seres que Dios envía a nuevas existencias, a los cuales les da toda la apariencia de inocencia para que nadie pueda quejarse de su gran severidad. Cuando ya no necesitan de esa protección, su carácter real aparece en toda su desnudez. La debilidad de la infancia los hace flexibles y accesibles a los consejos de la experiencia; es entonces que su carácter puede ser reformado mediante la represión de sus malas inclinaciones. Ese es el deber que Dios confía a los padres. (Obra citada, pp. 52 y 53.) 

 


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