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Año 10 - N° 509 - 26 de Marzo de 2017
HUGO A. NOVAES
hugonovaes64@gmail.com
Santa Rita do Sapucaí, MG (Brasil) 
Traducción
Isabel Porras Gonzáles - isy@divulgacion.org
 
 

Hugo A. Novaes

Homosexualidad

Parte 1


Leemos en la principal obra espírita:

 

200. ¿Tienen sexos los Espíritus?

“No como lo entendeis, pues los sexos dependen de la organización. Hay entre ellos amor y simpatía, pero basados en la concordancia de los sentimientos.”
 

201. ¿En nuestra existencia, puede el Espíritu que animó el cuerpo de un hombre anime el de una mujer y viceversa?

“Seguro; son los mismos los Espíritus que animan a los hombres y las mujeres.”
 

202. Cuando está errante, ¿qué prefiere el Espíritu; encarnar en el cuerpo de un hombre, o en el de una mujer?

“Eso poco le importa. Lo que lo guía en la elección son las pruebas por las que haya de pasar.”
 

Los Espíritus encarnan como hombres o como mujeres, porque no tienen sexo. Ya que les cumple progresar en todo, cada sexo, como cada posición social, les proporciona pruebas y deberes especiales y, con eso, deseo de ganar experiencia. Aquel que sólo como hombre encarnara sólo sabría lo que saben los hombres.

Ya que la homosexualidad no es bien comprendida por los propios compañeros espíritas, traemos la luz del libro de Walter Barcelos, “Sexo y Evolución”, en el capítulo 9, llamado “Homosexualidad y Reencarnación”, los siguientes informes:

— La homosexualidad es la atracción sexual entre personas del mismo sexo. El homosexual es alguien que posee una identidad sexual en choque con su formación anatómica.

La homosexualidad es una anomalia de la personalidad observada no solamente en este siglo, sino en todas las épocas de la Humanidad.

El apóstolo Pablo hizo referencia a los abusos de la homosexualidad en Roma, en su Epístola a los Romanos. La diferencia con el pasado lejano está en que hoy, gracias a los progresos inmensos de los medios de comunicación, los avances de la ciencia y el crecimiento numérico del fenómeno, este asunto es puesto em más evidencia en todo el mundo.

Ciencias psicológicas y sus investigaciones

Las ciencias psicológicas efectuaron investigaciones detalladas y profundizadas en la personalidad con inversión en la manifestación sexual. Analizaron su infancia, su educación, sus tendencias, aptitudes, comportamiento, su medio ambiente, la influencia de los padres, buscando llegar a las causas de la homosexualidad, a fin de reeducarla. Siendo sus conceptos únicamente materialistas, colocan todas las causas del problema en el presente, fundamentadas en la educación errónea de los padres, en la institución negativa de las escuelas, en los ambientes perniciosos a la moral y también en algún desequilibrio de la genética, creyendose que los homosexuales nacen con un cromosoma de más. A pesar de todos esos esfuerzos, no consiguieron llegar a las causas reales sino solamente a los desencadenadores inmediatos.

Tendencias homosexuales y reencarnación

Las causas profundas de la homosexualidad no tienen origen en el hoy, sino en las vidas pasadas, y solamente la Ley de la Reencarnación puede explicarlas. En la vida actual, lo que ocurre no es crear la homosexualidad, sin embargo estimular su manifestación y desequilibrio, pues las características sexuales profundos ya nacen con el Espíritu, adquiridos en experiencias sexuales en la estela de las reencarnaciones, a través de los milenios. El Espíritu Emmanuel nos habla sobre las investigaciones psicológicas y la reencarnación:

“La homosexualidad, también hoy llamada transexualidad, en algunos círculos de ciencia, definiéndose, en el conjunto de sus características, por tendencia de la criatura para una comunicación afetiva con otra criatura del mismo sexo, no encuentra explicación fundamental en los estudios psicológicos que tratan del asunto en bases materialistas, pero es perfectamente comprensible, a la luz de la reencarnación.” (17.21)

Sabemos que el Espíritu tanto puede reencarnarse en cuerpo de hombre como de mujer; lo que le interesa es la adquisición de experiencias, el rescate de las deudas y el perfeccionamiento.

Veamos lo que nos hablan los Espíritus de la Codificación, en la Cuestión 201:

“¿En una nueva existencia, puede el Espíritu que animó el cuerpo de un hombre anime el de una mujer y viceversa?

“Decerto; son los mismos los Espíritus que animan a los hombres y las mujeres.”

La reencarnación es la explicación única para el fenómeno de la inversión de la sexualidad de la criatura humana, dentro de la lógica, del bueno sentido y de la justicia.

La reencarnación es la explicación única para el fenómeno de la inversión de la sexualidad de la criatura humana, dentro de la lógica, del buen sentido y de la justicia.

El Espíritu ya existía antes de esa existencia actual. Cuando él reencarna, trae consigo, en su subconsciencia, un acervo inmenso de experiencias sexuales, valores morales, tendencias, cualidades y defectos adquiridos en múltiples existencias anteriores.

La personalidad sexual está registrada en la mente

El sexo, antes de manifestar en el cuerpo, ya se encuentra archivado en el Espíritu.

La sed real del sexo está guardada en la mente, o sea, en el Espíritu, como nos dice André Luiz:

“(...) el sexo reside en la mente, a expresarse en el cuerpo espiritual, y consecuentemente en el cuerpo físico, por santuario creativo de nuestro amor ante la vida (...) “. (23.18-1 P)

Aún André Luiz reafirma:

“La sede del sexo no se halla en el cuerpo grosero, sino en el alma, en su sublime organización.” (26.11)

El Espíritu es femenino o masculino, en virtud de las experiencias innumerables repetidas por los siglos, ejerciendo las mismas funciones, reencarnando en un mismo tipo de cuerpo físico. Su mente estará grandemente enriquecida de cualidades específicas, determinando su individualidad. Es lo que nos explica el autor de “Acción y Reacción”

“(...) El sexo, en la esencia, es la suma de las cualidades pasivas o positivas del campo mental del ser. Es natural que el Espíritu acentuadamente femenino se demore siglos y siglos en las líneas evolutivas de la mujer y que el Espíritu marcadamente masculino se detenga por largo tiempo en las experiencias del hombre.” (18.15)

Esclarecidos de que el sexo es mental, es psicológico, veamos ahora la explicación de los Espíritus en tres situaciones en las cuales hacen surgir la homosexualidad.

Las tres situaciones en que ocurre la homosexualidad

PRIMER CASO — Espíritu con mente acentuadamente femenina, reencarna en proceso de expiación, en cuerpo masculino.

El cuerpo masculino va a contrariar y crear muchas dificultades para la manifestación de los impulsos y tendencias de la mente femenina, El Espíritu reencarnado, no aceptando su nueva posición, hará todo lo posible para moldear el cuerpo masculino, a fin de atender su sensibilidad femenina. La inversión no es de la mente, sino del cuerpo físico pasajero.

Veamos ahora la causa del por qué el Espíritu femenino reencarna, en proceso expiatorio, en cuerpo de hombre. André Luiz continúa iluminándonos:

“(...) la mujer criminal que, tras arrastrar al hombre al libertinaje y a la delinquencia, crea para sí misma una terrible alienación mental más allá del sepulcro, requisitando, casi siempre, la internação en cuerpo masculino, a fin de que, en las telas de la desdicha de su emotividad, sepa edificar en su ser el respeto que al hombre, delante del Señor”. (18.15)

El Espíritu con mente femenina, por la reencarnación, habitando en cuerpo masculino, continuará expresando su personalidad, su carácter, sus tendencias, aptitudes y sensibilidad femenina. No es la mente femenina que se esclaviza a las imposiciones del cuerpo masculino, pero, sí, este es que obedece a las órdenes absolutas de la mente femenina. El Espíritu femenino, vistiendo transitoriamente un cuerpo masculino, va a presentar su afecto y simpatía, no propiamente por una mujer, pero sí por otro hombre, pues, en la esencia, es una mujer. Siente atracción sexual por el mismo sexo en cuanto al cuerpo, pero no en cuanto a la estructura psicológica —pues esas son realmente diferentes. El mentor de Chico Xavier afirma:

“(...) la individualidad en tráfico, de la experiencia femenina para la masculina o viceversa, al vestir el cuerpo físico, demostrará fatalmente los trazos de la feminidad en que habrá estacionado por muchos siglos, en que pese al cuerpo de formación masculina que lo segregue, verificándose análogo proceso con referencia a la mujer en las mismas circunstancias”. (17.21)

SEGUNDO CASO — Espíritu con mente marcadamente masculina en proceso de expiación, reencarna en un cuerpo femenino.

Si es la mente que comanda el cuerpo, es lógico que el Espíritu irá a manifestarse a través del cuerpo femenino, con todos sus características masculinas, a pesar de que el cuerpo es diferente de sus impulsos mentales. La masculinidad psicológica irá a moldear el cuerpo femenino para el comportamiento de hombre, dentro de lo posible. Veamos las causas de por qué el Espíritu masculino reencarna en cuerpo morfologicamente femenino, dentro de los estatutos de la Justicia Divina. Nos explica el médico del mundo espiritual:

“(...) en muchas ocasiones, cuando el hombre tiraniza a la mujer, sustrayéndose los derechos y cometiendo abusos, en nombre de su pretendida superioridad, se desorganiza él mismo hasta tal punto que, inconsciente y desequilibrado, es conducido por los agentes de la Ley Divina al renacimiento doloroso, en un cuerpo femenino, para que, en el extremo malestar íntimo, aprenda a venerar en la mujer a su hermana y compañera, hija y madre, delante de Dios (...) “. (18.15)

TERCER CASO — Espíritus cultos y sensibles con la mente acentuadamente femenina o marcadamente masculina, reencarnan en cuerpos diferentes de su estructura psicológica, para ejecución de tareas especializadas en el campo del desarrollo intelectual, moral y espiritual de la Humanidad.

El Espíritu André Luiz continúa explicándonos:

“(...) los grandes corazones y los bellos caracteres que, en muchas circunstancias, reencarnan en cuerpos que no les corresponden a los más recónditos sentimientos, posición solicitada por ellos mismos, en el objetivo de operar con más seguridad y valor, no sólo el perfeccionamiento moral de sí mismos, como también la ejecución de tareas especializadas, a través de estados peligrosos de soledad, en favor del campo social terrestre que se vale de la renuncia constructiva para acelerar el paso en la comprensión de la vida y en el progreso espiritual”. (18.15) (Este artículo será concluído en la próxima edición.)




 


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Revista Semanal de Divulgación Espirita