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Año 10 - N° 496 - 18 de Diciembre de 2016
EURÍPEDES KÜHL 
euripedes.kuhl@terra.com.br
Ribeirão Preto, SP (Brasil)
Traducción
Isabel Porras Gonzáles - isy@divulgacion.org
 
 

Eurípedes Kühl

Kardec: Defensor del Espiritismo 

Parte 2 e final


En la Revista Espírita de 1862, pp.179/183, en un artículo titulado “He ahí como escriben la historia”, subtitulado “Los millones de Allan Kardec”, el codificador responde a un eclesiástico de una gran ciudad comercial (Lyon, probablemente), el cual propagaba existir una fabulosa fortuna almacenada por Allan Kardec, mediante el Espiritismo.  

Llegaba el sacerdote V... al disparate de decir que Kardec pisaba, en su casa, las más bellas alfombras de Aubusson, tenía un carruaje tirado por cuatro caballos y gastaba principescamente en París. (...) Mostraba el sacerdote que toda la fortuna de Kardec le venía de Inglaterra (?) y que él vendía caro los manuscritos de sus obras, cobrando aún, sobre ellas, un porcentaje. Y otras cosas más, absurdas, verdaderas sandeces.

Respondendo a la historia súper liviana de los “millones”, registro Kardec:

- carruaje de cuatro caballos: mis viajes, las hago por tren;

- vida principesca: (...) mis comidas son mucho más débiles que la debilidad de ciertos dignitários de la Iglesia;

- venta de sus manuscritos: esto entra en el dominio privado, donde no reconozco a quien quiera que sea el derecho de inmiscuirse (...) si hubiera vendido mis manuscritos nada más haría que usar del derecho que todo trabajador tiene de vender el producto de su trabajo: pero, no vendí ninguno: hay aún los que di pura y simplemente en el interés de la causa, y que venden como quieren sin que me quede un sueldo.

Respuesta dada a um sacerdote inconsecuente

Revela, aún:

- la primera edición de El Libro de los Espíritus” fue hecha por mi cuenta y riesgo total, pues no encontré editor que de ella quisiera encargarse;

- en la Revista Espírita de Junio/1863 es encontrado:

a. un sacerdote considerando que nada más es objeto, más degradante, más vacías de fondo y de atractivo en la forma que esas publicaciones (espíritas)

Luego gritando el sacerdote:

destruidlos, pues con eso no perdereis nada. Con el dinero que se dispensa en Lyon por esos absurdos, se habrían fácilmente fundado algunos lugares más en los hospícios de alienados, impedidos tras la invasión del Espiritismo.

En una magistral respuesta, he ahí Kardec, enérgico, más pacificador:

Leed, y si esto os conviene, volvereis a nosotros; hacemos más, decimos: leed el pro y el contra y comparad. Respondemos a vuestros ataques sin hiel, sin animosidad, sin amargura, porque no tenemos cóleras.

b. texto de um antiguo oficial reformado, ex-representante del pueblo en la Asamblea Constituyente de 1848, que publicó en Argel un folleto de calúmnias, injurias, invenciones y ofensas personales, dirigidas al Espiritismo y al maestro lionés. Sobre la Revista Espírita, imputó:

existe una revista mensual espírita, publicada por el Sr. Allan Kardec, coletánea indigesta que sobrepasa de lejos las leyendas maravillosas de la antigüedad y de la Edad Media...

Buscaba el difamador probar que la finalidad del Espiritismo era una gigantesca especulación. Para tanto, hilvanó una serie de cálculos absurdos, que resultaron, para Kardec, rendimientos fabulosos que dejaban bien para tras los “millones” con que cierto sacerdote de Lyon (ítem arriba) generosamente lo gratificó.

Las obras de Kardec en el Índice de la Iglesia

Remató el designado oficial, exponiendo cuantías absurdas recolectadas por Kardec: si Europa se dejara infestar, no será más por millones que la renta (del propietario de la Revue y soberano pontífice) se evaluará, pero sí por mil millones.

Sin afectarse, Kardec demuestra que del balance anual de la Sociedad de París sólo restaron 429 fr. 40 cent, siendo que de todo allí jamás fue cobrado algo a quien quiera que fuera. Y que, en vez de los 3.000 miembros, el número no llegaba a 100, de los cuales sólo algunos eran contribuyentes (voluntarios); que lo que allí se recaudaba era gestionado por una comisión de gastos, sin jamás cualquier valor pasara por las manos del presidente (él, Kardec);

c. en la Revista Espírita de junio de 1864 hay la noticia de que la Sagrada Congregación del Índice, de la corte de Roma, había vuelto sus miradas a las obras de Kardec, sobre Espiritismo. Señaló Kardec:

si una cosa sorprendió a los espíritas es que tal decisión no haya sido tomada más pronto, siendo que esa medida de la Iglesia, una de las que ya esperaba, sólo traería buenos efectos, y, según noticias por él recibidas, la mayoría de las librerías se apresuraron en dar mayor evidencia a las obras prohibidas;

d. en la Revista Espírita de 1869, leyendo en un periódico la frase “En Francia el ridículo siempre mata”, hace varias consideraciones al respecto y remata:

Em Francia, el ridículo siempre mata lo que es ridículo. Esto explica por qué el ridículo, derramado en profusión sobre el Espiritismo, no mató.

Kardec: “El Espiritismo fue la obra de mi vida”

Hay mucho más, sin embargo el espacio y la propia valia no lo aconsejaban.

— Y también, presentar otras diatribas... ¿para qué?

Pero, si algún investigador quiere enterarse de las incontables atribulaciones por qué pasó Allan Kardec, siendo ferozmente atacado por todo tipo de calúmnia, hay más registros en diferentes obras.

Quién tenga el cuidado de recorrer la colección de la Revista Espírita se espantará ante otros tantos absurdos y crueles ataques asestados contra Kardec, que a todos respetó valiente y doctrinariamente, esgrimiendo sabiduría y amor, sobre todo.

A cierta altura de su vida, dice él, en la Revista Espírita de 1865, p. 163:

(...) jamás pedí nada a nadie, nadie jamás me dio algo para mí personalmente; ninguna recolección de un céntimo siquiera vino a proveer mis necesidades; en una palabra, no vivo a expensas de nadie, pues, en cuanto a las cuantías que voluntariamente me fueron confiadas en el interés del Espiritismo, ninguna cuota fue desviada em mi provecho.

(...) El Espiritismo fue la obra de mi vida. Le di todo mi tiempo, le sacrifiqué mí reposo, mi salud, porque delante de mí el futuro estaba escrito en caracteres irrecusables. Yo lo hice de “motu propio´, y mi mujer, que no es ni más ambiciosa, ni más interesada que yo, se adhirió plenamente a mis intentos y me secundó em mi laboriosa tarea. 

* 

Siendo el Espiritismo verdadera brújula para la ruta evolutiva de la Humanidad y farol a disipar las brumas de los límites humanos, recordando las luchas íntimas y de las defensas intransigentes de aquel que el codificó, mi corazón, de par con la mente, está siempre murmurando:

— Kardec, Kardec: ¡Deus te pague! 

 

Notas: 

1ª - Amélie Gabrielle Boudet (1795-1883), esposa de Kardec, en los 40 años en que estuvo con Kardec, y aún después de la muerte del marido, en los 14 años en que estuvo encarnada, prosiguió valiente sosteniendo “la obra Espiritismo”, en todos los frentes de trabajo, particularmente en la publicación de la Revue Spirite. (¡Nosotros, los espíritas de todo el mundo, mucho le debemos a ella!).

2ª - Sólo como breve registro, ved la barbaridad perpetrada contra la viuda de Allan Kardec, ya bien anciana: tuvo que enfrentar la tempestad de un proceso contra la Revista Espírita, debido a Pierre-Gaëtan Leymarie (editor de las obras de Kardec) por haber acogido el trabajo de un fotógrafo, que decía producir fotografías transcendentales, o sea, al fotografiar a una persona, parientes y amigos desencarnados del fotografiado aparecían en la foto. El fotógrafo hizo un acuerdo con el juez, firmó una confesión de fraude, escapando así de la prisión. Leymarie, con todo, fue condenado y cumplió un año de prisión en la Penitenciaria de París. Citada como testigo, la vieja señora no fue respetada por el juez, aviltando la memoria de Allan Kardec, lo que provocó viva reacción de la viuda del Codificador, exigiendo respeto a la memoria de su esposo.



 


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