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Estudio de las Obras de Allan Kardec Português   Inglês

Año 10 - N° 482 - 11 de Septiembre de 2016

ASTOLFO O. DE OLIVEIRA FILHO                    
aoofilho@gmail.com
                                      
Londrina,
Paraná (Brasil)  
 
Traducción
Maria Reyna - mreyna.morante@gmail.com
 

 

Obras Póstumas

Allan Kardec

(Parte 28)

Continuamos en esta edición el estudio del libro Obras Póstumas, publicado después de la desencarnación de Allan Kardec, pero compuesto con textos de su autoría. El presente estudio se basa en la traducción hecha por el Dr. Guillon Ribeiro, publicada por la editorial de la Federación Espírita Brasileña.

Preguntas para debatir

170. Las vicisitudes anunciadas en el mensaje dirigido a Kardec, ¿se cumplieron?

171. ¿Qué significa la palabra tiara, usada por una médium en referencia a Kardec?

172. ¿Dónde y cuándo apareció la expresión tiara espiritual, y qué médium la utilizó?

173. La Sra. Cardone, ¿participó como médium en la obra de la codificación?

Respuestas a las preguntas propuestas

170. Las vicisitudes anunciadas en el mensaje dirigido a Kardec, ¿se cumplieron?

Sí. En una nota escrita el día 1º de enero de 1867, diez años y medio después de que le fue dada esa comunicación, Kardec dijo que ésta se había cumplido en todos sus puntos, porque había sufrido todas las vicisitudes que le fueron anunciadas y había sido el objeto del odio de enemigos obstinados, de la injuria, de la calumnia, de la envidia y de los celos. Libelos infames sobre él fueron publicados; sus mejores instrucciones fueron desnaturalizadas; fue traicionado por aquellos en quienes depositó su confianza y pagado con ingratitud por aquellos a quienes prestó servicio. La Sociedad de París, que él fundó y dirigió, fue un foco de continuas intrigas urdidas por aquellos mismos que se decían amigos delante de él, y lo golpeaban por detrás. Dijeron que sus partidarios eran contratados por él con el dinero que obtenía del Espiritismo. Nunca más tuvo reposo; más de una vez se derrumbó por el exceso de trabajo, su salud fue afectada y su vida comprometida. Sin embargo, gracias a la protección y a la asistencia de los buenos Espíritus, él se decía feliz de reconocer que no sintió ni un solo instante el desfallecimiento ni el desaliento, y que constantemente desempeñó su tarea con el mismo ardor, sin preocuparse de la maldad de  que era objeto. Según el mensaje del Espíritu de Verdad, él debía esperar todo eso, y todo eso se cumplió. (Obras Póstumas – Segunda Parte – Acontecimientos futuros.)

171. ¿Qué significa la palabra tiara, usada por una médium en referencia a Kardec?

Tiara [del persa, del gr. tiára, del lat. tiara] es un sustantivo que significa: mitra del pontífice; ornamento para la cabeza otrora usado por los soberanos de Oriente; adorno en forma de arco que sirve para sujetar los cabellos. (Obras Póstumas – Segunda Parte – Acontecimientos futuros.)

172. ¿Dónde y cuándo apareció la expresión tiara espiritual, y qué médium la utilizó?

Fue el 6 de mayo de 1857, en la casa de la Sra. Cardone, poco después de la publicación de la primera edición de El Libro de los Espíritus. La Sra. Cardone había sido presentada a Kardec en una reunión en la casa del Sr. Roustan. Alguien le había dicho, parece que fue el Sr. Carlotti, que ella poseía un notable talento para leer las manos. Kardec nunca creyó en el significado de las líneas de la mano, pero pensaba que eso podía ser, para ciertas personas dotadas de una especie de segunda vista, un medio para establecer una relación que le permitiese, como a los sonámbulos, decir cosas verdaderas. Las señales de la mano no serían más que un pretexto, un medio para fijar la atención, desarrollar la lucidez, como lo son los naipes y los espejos llamados mágicos, para los individuos que gozan de esa facultad. La experiencia, más de una vez, le confirmó lo acertado de esa opinión. La Sra. Cardone lo invitó para ir a verla, y él fue.

Este es un resumen de lo que ella, gracias a su facultad, le dijo: “Habéis nacido con una gran abundancia de recursos y de medios intelectuales… extraordinario poder de raciocinio… Vuestro gusto está formado; gobernado por la cabeza, moderáis la inspiración por medio del razonamiento; subordináis el instinto, la pasión y la intuición al método, a la teoría. Siempre tuvisteis el gusto por las ciencias morales… Amor a la verdad absoluta… Amor al arte definido. Vuestro estilo viene del número, de la medida, de la cadencia; pero a veces cambiáis un poco de vuestra precisión por la poesía. Como filósofo idealista, os sujetasteis a las opiniones ajenas; como filósofo creyente, sentís ahora la necesidad de formar una secta. Benevolencia juiciosa; necesidad imperiosa de aliviar, de socorrer, de consolar; necesidad de independencia. Os corregís muy lentamente de la prontitud de vuestro temperamento. Sois singularmente apropiado para la misión que se os ha confiado, porque estáis más capacitado para convertiros en el centro de desarrollos inmensos, que capaz para trabajos aislados... vuestros ojos tienen la mirada del pensamiento. Veo aquí el signo de la tiara espiritual… está muy pronunciada, mirad…” Kardec dice que miró y no vio nada. Frente a eso, preguntó a la médium: ¿Qué entendéis por tiara espiritual? ¿Queréis decir que seré Papa? Si eso debiera suceder, por cierto no sería en esta existencia. Ella respondió: “Notad que dije tiara espiritual, o lo quiere decir autoridad moral y religiosa, y no poder supremo efectivo”.

Comentando el asunto, Kardec dijo que algunos puntos citados por la Sra. Cardone eran verdaderos, pero había allí un pasaje evidentemente erróneo, aquél que dice, a propósito de su estilo, que él cambiaría, a veces, un poco de su precisión por la poesía. Esto, según él, no era verdad: “No tengo ningún instinto poético; lo que busco por encima de todo, lo que me agrada, lo que estimo en los demás, es la claridad, la transparencia, la precisión, y lejos de sacrificar éstas a la poesía, se me podría censurar que sacrifico el sentimiento poético por la aridez de la forma positiva. Prefiero lo que habla a la inteligencia, a lo que sólo habla a la imaginación”.  

En cuanto a la tiara espiritual, El Libro de los Espíritus acababa de aparecer: la doctrina espírita estaba en sus inicios, y no podía aún juzgar sus resultados posteriores.  (Obras Póstumas – Segunda Parte – Acontecimientos futuros.)

173. La Sra. Cardone, ¿participó como médium en la obra de la codificación?

No, pues ella dejó París al año siguiente y Kardec no la volvió a ver hasta ocho años más tarde, en 1866; las cosas habían avanzado mucho en ese intervalo. Ella le dijo entonces: “¿Recordáis mi predicción sobre la tiara espiritual? Ahí está realizada”.

Kardec retrucó: ¿Cómo realizada? No estoy, que yo sepa, en el trono de San Pedro. Ella entonces le respondió: “No, tampoco fue eso lo que os anuncié. Pero, ¿no sois, de hecho, el jefe de la Doctrina, reconocido por los espíritas del mundo entero? ¿No son vuestros escritos los que constituyen la ley? Vuestros adeptos, ¿no se cuentan por millones? ¿Hay algún hombre cuyo nombre tenga más autoridad que el vuestro, en lo que respecta al Espiritismo? Los títulos de sumo sacerdote, de pontífice, incluso de Papa, ¿no os lo dan espontáneamente? Sobre todo por vuestros adversarios y por ironía, yo lo sé, pero no dejan de ser el indicio del género de influencia que os reconocen: presienten vuestro papel y esos títulos os quedarán. En suma, conquistasteis, sin buscarla, una posición moral que nadie os puede quitar, porque cualquier trabajo que se pueda hacer después del vuestro, o simultáneamente con vosotros,  seréis siempre el fundador reconocido de la Doctrina. Desde ese momento, pues, poseéis en realidad la tiara espiritual, es decir, la supremacía moral. Ved, pues, que he dicho la verdad. ¿Creéis ahora un poco más en las señales de la mano? Kardec le dijo que, en relación a eso, creía menos aún, pues estaba convencido de que si ella había visto algo, no había sido en la mano sino en su propio Espíritu. (Obras Póstumas – Segunda Parte – Acontecimientos futuros.)


 

 


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