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Año 10 - N° 482 - 11 de Septiembre de 2016
ORSON PETER CARRARA 
orsonpeter@yahoo.com.br   

Matão, São Paulo (Brasil)
 
Traducción:
Ricardo Morante - rmorante3@yahoo.com
  

 
Dagildo de Jesus Rodrigues:

“Lamento haber conocido el Espiritismo recién a los sesenta años”

 Radicado en Campinas, donde trabaja en el Centro Espírita Allan Kardec, el cofrade nos habla sobre sus inicios en el Espiritismo y de la influencia que la doctrina ha tenido en su vida.
 

Dagildo de Jesus Rodrigues (foto) llegó al conocimiento espírita a los 60 años de edad. Natural de Penalva (MA) y residente en Campinas (SP), Administrador de Empresas y Técnico en Contabilidad, ya jubilado, trabaja en el Centro Espírita Allan Kardec, conocida institución de la ciudad donde reside, y es también tesorero de la

Casa de Apoyo a la Vida. En esta entrevista nos habla sobre su experiencia de conocer y vivir el Espiritismo.

¿Cómo se volvió espírita? 

Por la necesidad de comprender el por qué de la vida: de dónde vengo, por qué estoy aquí, hacia dónde voy. Habiendo sido católico y presbiteriano independiente, busqué y encontré respuestas a tales indagaciones en el Espiritismo. Cuando era adolescente, tuve un vecino espírita, aunque no frecuentaba las casas espíritas. Sin embargo, era lector de El Libro de los Espíritus, y recuerdo que, más de una vez, me decía que mi corta edad no me permitía comprender la grandeza de la codificación kardeciana. En el 2004, junto con mi esposa Alice, empezamos asistir a las charlas en el Centro Espírita Allan Kardec. El tenor de las enseñanzas de Jesús allí ofrecidas satisfizo mi necesidad y me hizo comprender que debía tratar de conocerlo más, y así me volví asiduo a las reuniones, y a medida que conocía mejor la Doctrina, concluí que eso era lo que necesitaba, y me volví espírita.  

¿Qué repercusiones tuvo el conocimiento espirita en su vida?

A medida que conocía el aspecto filosófico y moral de la Doctrina Espírita, fui constatando la necesidad de un cambio de comportamiento, de manera que pudiese efectivamente pasar a comportarme de acuerdo a lo recomendado por Kardec en el cap. XVII, ítem 4, de  El Evangelio según el Espiritismo: “Se reconoce al verdadero espírita por su transformación moral y por los esfuerzos que hace para vencer sus malas inclinaciones”. Reconozco que esa enseñanza ha sido un punto de gran repercusión íntima en mi vida, gracias al conocimiento espírita.

¿Cuáles son sus impresiones sobre el movimiento espirita actual?

En lo que me ha sido permitido constatar, el movimiento espinita tiene, a partir de la conmemoración del centenario del nacimiento de Chico Xavier, en el 2010, un visible crecimiento. La amplia divulgación de esta efeméride, con el lanzamiento de diversas obras sobre la vida y la producción psicográfica de Chico Xavier, conferencias, seminarios, la exhibición de la película “Chico Xavier” y otros, han contribuido mucho. El Espiritismo, respaldado por el esfuerzo en mostrar las verdaderas enseñanzas predicadas y vividas por Jesús, continuará atrayendo a nuevos interesados en conocer el verdadero Cristianismo.

¿Qué es lo que más le llama la atención del Espiritismo?

La pureza doctrinaria observada en la prédica en todos los niveles. A la par de esto, como lo definió Kardec, se trata de una doctrina filosófica, con fundamento científico y de consecuencias morales, y no solo una religión, cuya práctica remite a un culto. En el Espiritismo no existen dogmas, casta sacerdotal, jerarquía, ceremonias, privilegios y la mistificación y los abusos. Un aspecto igualmente relevante de la doctrina es, como señalé anteriormente, el de hacer mejores a aquellos que la comprenden. En ella no hay promesa de milagros o salvación sin una reforma íntima.

De su experiencia con el Centro Espírita Allan Kardec (CEAK), ¿qué le gustaría decir?

En los 11 años de convivencia en Allan Kardec de Campinas, un aspecto digno de registro, al lado de la divulgación doctrinaria, es la preocupación por el trabajo asistencial y de educación. Como educador nato, el fundador del CEAK creó el Instituto Popular Humberto de Campos. Hoy, además de IPHC, tales actividades son desarrolladas por la Escuela Primaria Eurípides, por la Cuna Gustavo Marcondes, por el Núcleo Alborada de Cristo y por la Casa de Apoyo a la Vida.

¿Qué es lo que más sobresale en lo cotidiano de la institución?

La preocupación de dar una mejor acogida a aquellos que la buscan, orientándolos hacia lecturas edificantes y el trabajo asistencial necesario: entrevistas, pases, sesiones de desobsesión.

De su tiempo en el CEAK, ¿qué es lo más resaltante en esos años? 

La marca indeleble que me quedará de las vivencias en el CEAK será la dedicación con que todos sus dirigentes y voluntarios se dedican a sus labores, no midiendo esfuerzos para desempeñar de la mejor manera lo que les compete, a veces en detrimento de sus actividades profesionales y familiares.

¿Algo más que le gustaría relatar de su experiencia con la vivencia espírita?

Mi vivencia espírita es pequeña. Aun así, estimo que es digno de registro que, a partir del momento en que me consideré espírita, vengo redoblando esfuerzos para domar mis malas  inclinaciones. La lectura de las obras de la codificación y otras pertinentes, el aprendizaje que resulta de las charlas y conferencias a las que he asistido han contribuido mucho a mi reforma íntima, aún carente de mucha evolución. Otros dos aspectos básicos de la práctica kardecista son la libertad de sus adeptos para investigar, evaluar y manifestar su comprensión sobre el conocimiento adquirido, lo que me parece fundamental para el crecimiento doctrinario; el otro aspecto está contenido en La Génesis, cap. I, 55: “El Espiritismo, caminando con el progreso, no estará jamás desactualizado, porque, si nuevos descubrimientos le demostrasen que está equivocado sobre un punto, se modificará sobre ese punto; si una nueva verdad se revela, la aceptará”. 

¿Y la convivencia con los libros?

Me considero un amante de los libros, pues desde la adolescencia soy un lector compulsivo de todo tipo de literatura, sobre todo de autores clásicos nacionales. Uno de los primeros escritores leídos fue el marañense Humberto de Campos, cuya obra completa conozco. En cierto período de mi vida llegué a leer de dos a tres libros por mes. En cuanto a las obras espíritas, las leo asiduamente. Aunque lea e investigue sobre todos los temas, mi preferido es sobre la reencarnación, cuyo conocimiento va siendo enriquecido por las obras de diversos autores. Estoy concluyendo la lectura de Reencarnación e Inmortalidad de Herminio Miranda, y siguiente será Las Vidas Sucesivas, de Albert de Rochas.

Sus palabras finales.

Lamento profundamente haber conocido al Espiritismo recién a los sesenta años. Si lo hubiera conocido antes, estoy seguro que muchos de los errores cometidos hubieran sido evitados, aunque sin consecuencias profesionales o familiares, sino tan solo morales. Mi trabajo desde hace 10 años en la librería del CEAK me ha propiciado la oportunidad de orientar a los recién llegados al CEAK indicándoles una lectura que atienda sus necesidades. Es común comprender que se llega a la casa espirita por amor o por dolor. Mi evaluación final sobre el Espiritismo coincide totalmente con la frase atribuida a León Denis: ”El Espiritismo no es la religión del futuro, sino el futuro de las religiones”.



 


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Revista Semanal de Divulgación Espirita

 

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