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Estudio de las Obras de Allan Kardec Português   Inglês

Año 10 - N° 481 - 4 de Septiembre de 2016

ASTOLFO O. DE OLIVEIRA FILHO                    
aoofilho@gmail.com
                                      
Londrina,
Paraná (Brasil)  
 
Traducción
Maria Reyna - mreyna.morante@gmail.com
 

 

Obras Póstumas

Allan Kardec

(Parte 27)

Continuamos en esta edición el estudio del libro Obras Póstumas, publicado después de la desencarnación de Allan Kardec, pero compuesto con textos de su autoría. El presente estudio se basa en la traducción hecha por el Dr. Guillon Ribeiro, publicada por la editorial de la Federación Espírita Brasileña.

Preguntas para debatir

166.  Los Espíritus, ¿volvieron a hablar sobre la misión del Codificador en los días que siguieron?

167. Hablando sobre los acontecimientos futuros, ¿qué dijo el Espíritu de Verdad? 

168. ¿Surgió en esa ocasión algún médium cuyo concurso no fue recomendado por los protectores?

169. ¿Cuándo el Espíritu de Verdad mismo le habló a Kardec sobre la misión que debía cumplir?

Respuestas a las preguntas propuestas

166.  Los Espíritus, ¿volvieron a hablar sobre la misión del Codificador en los días que siguieron?

Sí. El día 7 de mayo de 1856, nuevamente en la casa del Sr. Roustan, la Srta. Japhet fue intermediaria de un nuevo diálogo, esta vez con el Espíritu de Hahnemann:

- (A Hahnemann) El otro día, los Espíritus me dijeron que yo tenía una misión importante que cumplir, y me indicaron su objetivo; quisiera saber si lo confirmáis.

Respuesta: Sí, y si observaras tus aspiraciones, tus tendencias y el objeto casi permanente de tus meditaciones, esto no te deberá sorprender. Debes cumplir lo que soñaste hace mucho tiempo; es necesario que trabajes en eso activamente para que estés preparado, porque el día está más cerca de lo que piensas.

- Para cumplir esa misión, tal como la concibo, son necesarios medios de ejecución que aún están fuera de mi alcance.

Respuesta: Deja que la Providencia haga su obra y serás satisfecho. (Obras Póstumas – Segunda Parte – La primera revelación de la misión de Kardec.)

167. Hablando sobre los acontecimientos futuros, ¿qué dijo el Espíritu de Verdad? 

El diálogo con el Espíritu de Verdad sucedió el 12 de mayo de 1856 en la casa del Sr. Baudin. En él, el Espíritu le hizo una advertencia importante asegurando que nunca debemos dar precisiones sobre las cosas futuras. Los acontecimientos presentidos, por cierto, ocurrirán en un tiempo próximo, pero que no puede ser precisado. Kardec le preguntó, entonces, cuál es el sentido de la frase “los tiempos han llegado”, y él le explicó que ciertos cambios nunca ocurren bruscamente como un rayo, sino que son preparados, durante mucho tiempo, por acontecimientos parciales que son como los precursores y como los ruidos sordos que preceden la erupción de un volcán. Se puede decir, pues, que los tiempos han llegado sin que eso signifique que las cosas sucederán mañana.

¿Habrá cataclismos? No; ni un diluvio, ni el incendio de nuestro planeta, ni otras cosas de ese género, porque no se puede dar el nombre de cataclismo a las perturbaciones locales. “Sólo habrá un cataclismo moral, del que los hombres serán sus instrumentos”, agregó el Espíritu de Verdad. (Obras Póstumas – Segunda Parte – Acontecimientos futuros.)

168. ¿Surgió en esa ocasión algún médium cuyo concurso no fue recomendado por los protectores?

Sí. El día 10 de junio de 1856, en la casa del Sr. Roustan, el Espíritu de Hahnemann, por medio de la Srta. Japhet, habló a Kardec sobre ese asunto. Kardec quería pedir al Sr. B... su ayuda como médium, con el objetivo de acelerar la primera parte de El Libro de los Espíritus, por ese entonces en proceso de elaboración. Hahnemann le dijo que sería mejor que no se sirva de él.

Esta es la parte final del diálogo que sucedió:

-Si el Espíritu familiar de B… es dado a la mentira, eso no impediría a un buen Espíritu comunicarse a través del médium, siempre que no se evocase a ese otro Espíritu.

Respuesta: Sí, pero aquí el médium ayuda al Espíritu, y cuando el Espíritu es falso, se presta a eso. Aristo y B… acabarán mal.

En nota colocada a continuación de este diálogo, Kardec dijo que B… era un joven médium escribiente, asistido por un Espíritu orgulloso, déspota y arrogante, que tomaba el nombre de Aristo, con una tendencia natural al amor propio. Las previsiones de Hahnemann se cumplieron. Ese joven, creyendo encontrar en su facultad una fuente para hacer fortuna, ya sea por las consultas médicas o por los inventos y descubrimientos rentables, cosechó de ello sólo decepciones y mistificaciones, y algún tiempo después no se oyó hablar más de él. (Obras Póstumas – Segunda Parte – Acontecimientos futuros.)

169. ¿Cuándo el Espíritu de Verdad mismo le habló a Kardec sobre la misión que debía cumplir?

Fue el 12 de junio de 1856, en casa del Sr, C..., siendo médium la Srta. Aline C. El diálogo que sucedió allí es de enorme importancia para los estudiosos del Espiritismo:

-(A La Verdad) Buen Espíritu, desearía saber qué pensáis de la misión que me fue asignada por algunos Espíritus; queréis decirme, os lo ruego, si es una prueba para mi amor propio. Sin duda, vos lo sabéis, tengo el mayor deseo de contribuir a la propagación de la verdad, pero del rol de simple trabajador al de misionero en jefe, la distancia es grande y no comprendo qué podría justificar en mí tal favor, de preferencia a tantos otros que poseen talentos y cualidades que no tengo.

Respuesta: Confirmo lo que se te ha dicho, pero te recomiendo mucha discreción, si quieres vencer. Sabrás más tarde cosas que te explicarán lo que ahora te sorprende. No olvides que puedes triunfar, como puedes fracasar; en este último caso, otro te sustituirá, porque los designios del Señor no reposan sobre la cabeza de un hombre. No hables, pues, jamás de tu misión: esa sería la manera de hacerla fracasar. Ella sólo puede justificarse mediante la obra realizada, y aún no has hecho nada. Si la cumples, los hombres lo reconocerán, tarde o temprano, ellos mismos, porque es por los frutos que se reconoce la calidad del árbol.

- Por cierto, no tengo ninguna intención de vanagloriarme de una misión en la cual creo apenas yo mismo. Si estoy destinado a servir de instrumento para los objetivos de la Providencia, que ella disponga de mí; pero en ese caso, reclamo vuestra asistencia y la de los buenos Espíritus para que me ayuden y me amparen en la tarea.

Respuesta: No te faltará nuestra asistencia, pero será inútil si de tu parte no haces lo que es necesario. Tienes tu libre albedrío; puedes usarlo según tu discernimiento; ningún hombre está obligado fatalmente a hacer algo.

-¿Cuáles son las causas que podrían hacerme fracasar? ¿Sería la insuficiencia de mis capacidades?

Respuesta: No; pero la misión de los reformadores está llena de escollos y peligros; la tuya es ardua, de eso te prevengo, porque se trata de agitar y transformar el mundo entero. No creas que te bastará publicar un libro, dos libros, diez libros, y permanecer tranquilamente en tu casa; no; será necesario exponerte al peligro; suscitarás contra ti odios terribles; enemigos obstinados se conjurarán para tu perdición; estarás en lucha contra la malevolencia, la calumnia, incluso la traición de aquellos que te parecían los más devotos; tus mejores instrucciones serán despreciadas y desvirtuadas; más de una vez sucumbirás bajo el peso de la fatiga; en una palabra, que tendrás que sostener casi una lucha constante, con el sacrificio de tu reposo, de tu tranquilidad, de tu salud, e incluso de tu vida, pues sin eso vivirías mucho tiempo más. ¡Pues bien! más de uno retrocede cuando, en lugar de un camino florido, sólo encuentra a su paso espinos, piedras afiladas y serpientes. Para esa misión, la inteligencia no basta. Es necesario primero, para agradar a Dios, la humildad, la modestia y el desinterés, porque él abate a los orgullosos, los presuntuosos y los ambiciosos. Para luchar contra los hombres son necesarios el valor, la perseverancia y una firmeza inquebrantable; son necesarios también la prudencia y el tacto, para conducir las cosas hacia su propósito, y no comprometer su éxito con medidas o palabras intempestivas; es necesario, en fin, devoción, abnegación y estar listo para todos los sacrificios. Como ves, tu misión está subordinada a cosas que dependen de ti. (Obras Póstumas – Segunda Parte – Acontecimientos futuros.) 

 

 


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