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Estudio de las Obras de Allan Kardec Português   Inglês

Año 10 - N° 479 - 21 de Agosto de 2016

ASTOLFO O. DE OLIVEIRA FILHO                    
aoofilho@gmail.com
                                      
Londrina,
Paraná (Brasil)  
 
Traducción
Maria Reyna - mreyna.morante@gmail.com
 

 

Obras Póstumas

Allan Kardec

(Parte 25)

Continuamos en esta edición el estudio del libro Obras Póstumas, publicado después de la desencarnación de Allan Kardec, pero compuesto con textos de su autoría. El presente estudio se basa en la traducción hecha por el Dr. Guillon Ribeiro, publicada por la editorial de la Federación Espírita Brasileña.

Preguntas para debatir

157. ¿Dónde y cómo conoció Kardec a las Hermanas Baudin?

158. ¿Qué asuntos eran tratados en esas reuniones?

159. ¿Fue allí que comenzaron los primeros estudios de Kardec en materia de Espiritismo?

160. ¿A partir de qué momento las sesiones en la casa del Sr. Baudin tomaron un nuevo rumbo?

161. ¿Cuándo conoció Kardec a la Srta. Japhet?

Respuestas a las preguntas propuestas

157. ¿Dónde y cómo conoció Kardec a las Hermanas Baudin?

Fue en una de las reuniones en la casa de la Sra. Plainemaison. La familia Baudin por entonces vivía en la Calle Rochechouart. El Sr. Baudin lo invitó a que asistiera a las sesiones semanales que se realizaban en su casa, a las que de inmediato se hizo muy asiduo. Las médiums eran las Srtas. Baudin (Julie y Caroline),  que escribían en una pizarra con la ayuda de una cesta, llamada trompo, descrita en El Libro de los Médiums. Ese proceso, que exige la colaboración de dos personas, excluía la posibilidad de participación de las ideas del médium. Allí vio Kardec comunicaciones continuas y respuestas a preguntas formuladas, algunas veces incluso a preguntas mentales, las cuales revelaban de manera evidente la intervención de una inteligencia extraña. (Obras Póstumas – Segunda Parte – Los primeros trabajos.)

158. ¿Qué asuntos eran tratados en esas reuniones?

Generalmente los asuntos eran frívolos; se ocupaban allí sobre todo de cosas relacionadas a la vida material, al futuro, en una palabra, a nada verdaderamente serio. La curiosidad y la diversión eran los principales móviles de los asistentes. El Espíritu que se manifestaba habitualmente tomaba el nombre de Zéfiro, nombre muy acorde con su carácter y con la reunión; además, era un Espíritu bueno y había manifestado ser protector de la familia. Frecuentemente risueño, sabía dar consejos prudentes y emplear, según el caso, el epigrama mordaz y espirituoso. Constantemente le daba a Kardec pruebas de una gran simpatía. Zéfiro no era un Espíritu muy adelantado; pero más adelante, asistido por los Espíritus superiores, ayudó al futuro Codificador en sus primeros trabajos. Algún tiempo después, en una de esas reuniones, dijo que debía reencarnar y no se oyó hablar más de él. (Obras Póstumas – Segunda Parte – Los primeros trabajos.)

159. ¿Fue allí que comenzaron los primeros estudios de Kardec en materia de Espiritismo?

Sí, pero la importancia de esos primeros estudios derivó más de las observaciones hechas que de las revelaciones obtenidas. El profesor aplicó a esa nueva ciencia, como lo había hecho hasta entonces, el método de la experimentación. Nunca formuló teorías preconcebidas; observaba atentamente, comparaba, deducía las consecuencias; de los efectos trataba de remontarse a las causas, por medio de la deducción y el encadenamiento lógico de los hechos, no admitiendo una explicación como válida hasta que pudiera resolver todas las dificultades de la cuestión. Fue así como había procedido en sus trabajos anteriores, desde los 15 años de edad. Inmediatamente comprendió la seriedad de la exploración que iba a emprender y percibió en esos fenómenos la clave del problema, tan oculto y tan controvertido, del pasado y del futuro de la Humanidad, la solución de algo que había buscado durante toda su vida. Ante eso, era preciso, pues, actuar con circunspección y no con liviandad; ser positivo y no idealista para no dejarse engañar.

Uno de los primeros resultados de sus observaciones fue que, al ser los Espíritus las almas de los hombres que desencarnaron, no tenía la absoluta sabiduría ni la ciencia absoluta; que su saber se limitaba al grado de adelanto alcanzado y que su opinión sólo tenía el valor de una opinión personal. Esa verdad, reconocida desde el principio, lo preservó del gran escollo de creer en la infalibilidad de los Espíritus y le impidió formular teorías prematuras sobre el pensamiento expresado por uno o por varios Espíritus.

El hecho de la comunicación con los Espíritus, independientemente de lo que resultase de ello, ya constituía la prueba de la existencia del mundo invisible circundante; eso era un punto capital, un campo inmenso abierto a la exploración y la clave de una multitud de fenómenos que no tenían explicación. El segundo punto, no menos importante, era la posibilidad de conocerse el estado de ese mundo y sus costumbres. Cada Espíritu, en virtud de su posición personal y de sus conocimientos, le develaba una fase, del mismo modo que se llega a conocer el estado de un país interrogando a los habitantes de todas las clases y de todas las condiciones, pudiendo cada uno enseñar algo y ninguno individualmente  enseñar todo. El profesor actuó, pues, con los Espíritus como lo habría hecho con los hombres; y ellos fueron para él, desde el menor hasta el mayor, medios de información y no reveladores predestinados(Obras Póstumas – Segunda Parte – Los primeros trabajos.)

160. ¿A partir de qué momento las sesiones en la casa del Sr. Baudin tomaron un nuevo rumbo?

Al inicio, el profesor Rivail no tenía ningún objetivo determinado. Fue entonces que comenzó a tratar de resolver problemas que le interesaban desde el punto de vista de la filosofía, de la psicología y de la naturaleza del mundo invisible. Llegaba, pues, a cada sesión con una serie de preguntas preparadas y ordenadas metódicamente, que eran siempre respondidas con precisión, profundidad y de manera lógica. Desde ese momento las reuniones tuvieron otro carácter;  entre los asistentes se encontraban personas serias que tomaron por ellas un vivo interés, y las preguntas fútiles perdieron el atractivo para la mayoría. Al principio, el objetivo de Kardec era sólo su propia instrucción; más tarde, cuando vio que aquello formaba un todo y tomaba las proporciones de una doctrina, decidió publicarlas para la instrucción de todo el mundo. Fueron esas preguntas las que sucesivamente desarrolladas y completadas, constituyeron la base de El Libro de los Espíritus. (Obras Póstumas – Segunda Parte – Los primeros trabajos.)

161. ¿Cuándo conoció Kardec a la Srta. Japhet?

Fue en 1856, cuando empezó a participar también de las reuniones espíritas que se realizaban en la Calle Tiquetone, en la casa del Sr. Roustan. Esas reuniones eran serias y desarrolladas en orden. Las comunicaciones ocurrían por intermedio de la Srta. Japhet, médium, con la ayuda de una cesta de pico. El trabajo del profesor estaba, entonces, en gran parte terminado y tomaba las proporciones de un libro, pero él pretendía someterlo al control de otros Espíritus, con la ayuda de diferentes médiums. Le vino entonces la idea de convertirlo en motivo de estudios en las reuniones del Sr. Roustan. Al cabo de algunas sesiones, los Espíritus manifestaron que preferían revisarlo en la intimidad y señalaron, para ese efecto, ciertos días para trabajar en particular con la Srta. Japhet, a fin de hacerlo con más calma y evitar las indiscreciones y los comentarios prematuros del público. Pero él no se contentó con esa verificación; y así, puesto que las circunstancias le habían permitido relacionarse con otros médiums, aprovechó esto para proponer algunas de las cuestiones que le parecían más espinosas. Fue así que más de diez médiums prestaron su colaboración para este trabajo, y fue de la comparación y la fusión de todas esas respuestas, coordinadas, clasificadas y muchas veces corregidas en el silencio de la meditación, que se elaboró la primera edición de El Libro de los Espíritus, publicada el 18 de abril de 1857.

Ese mismo año, las dos señoritas Baudin se casaron, las reuniones no se realizaron más y la familia se dispersó. Pero, entonces, las relaciones de Kardec comenzaron a ampliarse y los Espíritus multiplicaron, para él, los medios de instrucción necesarios para la realización de sus trabajos posteriores. (Obras Póstumas – Segunda Parte – Los primeros trabajos.)

 

 


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Revista Semanal de Divulgación Espirita