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Año 10 - N° 478 - 14 de Agosto de 2016
Traducción
Elza Ferreira Navarro - mr.navarro@uol.com.br
 

 

 
La regla áurea, conforme el pensamiento de Jesús


“Además de eso, hermanos, alegrad en el Señor. Escribid las mismas cosas no es incómodo para mí, y es seguridad para vosotros.” (Filipenses 3:1)

Todos los principios son conocidos. Hablar sobre caridad, desde el tiempo de Jesús hasta hoy, será siempre una materia de arreglo. Pero eso no impide que hagamos relecturas.

La fe nace de la humildad, la esperanza nace de la fe, y la caridad es el amor que santifica la fe y la esperanza. De manera que es la caridad que sostiene las dos columnas como base sólida, edificada sobre la roca (Mateo 7:24-25). Los vicentinos y los espíritas son conocidos por la práctica de la caridad material. Promueven la justicia y no se hurtan a la acción ecuménica.

“Todos cuantos practican la caridad son discípulos de Jesús, sea cual sea el culto a que pertenezcan.” (El Evangelio según el Espiritismo, cap. XV, ítem 10.)

Tomás de Kempis traza una línea de conducta orientada por la abnegación:

“Hijo, trata de hacer antes la voluntad ajena que la tuya. Prefiere siempre tener menos que más. Busca siempre el último lugar y te someta a todos. Desea siempre y ruega que se cumpla plenamente en ti la voluntad de Dios. El hombre que así procede penetra en la región de la paz y del descanso”. (Imitación de Cristo, Libro 3, cap. 23.)

Sin abnegación y desinterés no hay caridad. Pablo demuestra la diferencia entre beneficencia y caridad: 

“Y si yo repartir todos mis bienes entre los pobres y entregar mi cuerpo al fuego, pero no tener caridad, nada de eso me aprovecha.” (1 Corintios 13:3)

Beneficencia consiste en dar cosas materiales. La caridad es algo más. Dar con respeto, cariño, desinterés, comprensión e indulgencia transforma la acción de dar en caridad. Se comprende entonces porque Kardec llama la beneficencia con caridad de caridad material, y la caridad pura de caridad moral.

La caridad es una de las maneras de amar. Lo que puede ilustrar mejor ese tipo de amor es figurarla como estando entre el amor fraterno y el amor de madre. Porque caridad significa “afectividad” y “cariño”. Sea en palabras, sea en actos, la caridad siempre estará presente si nosotros buscamos la fuente del corazón.

El Libro de los Espíritus, conforme leemos en la cuestión 886, también considera caridad pura como caridad moral: 

886. ¿Cuál es el verdadero sentido de la palabra caridad, tal como Jesús la entendía? “Benevolencia para todos, indulgencia para las imperfecciones de los otros, perdón de las ofensas.” 

Pablo nos orienta a comprender el sentido profundo y las consecuencias de la caridad, bien como a vislumbrar todas sus aplicaciones y, tomándola como regla, dejar que ella oriente nuestros pasos.

La caridad es la antagonista del egoísmo.

Tomar la caridad como regla de conducta significa combatir el egoísmo, de la misma manera que humildad combate el orgullo. Pero el fundamental es la práctica de la abnegación y del desinterés, porque no existe enseñanza alguna que pueda reflejar mejor el pensamiento de Jesús, como, por cierto, nos dice el siguiente texto que compone el cap. XV d’ El Evangelio según el Espiritismo:

“Nada expresa mejor el pensamiento de Jesús, nada resume tan bien los deberes del hombre, que esa máxima de orden divina (Fuera de la caridad no hay salvación).

El Espiritismo no podría probar mejor su origen, que presentándola como regla, pues ella es el reflejo del más puro Cristianismo”. (El Evangelio según el Espiritismo, cap. XV, ítem 10.) 




 


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