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Año 10 - N° 471 - 26 de Junio de 2016
Traducción
Elza Ferreira Navarro - mr.navarro@uol.com.br
 

 
 

La inspiración puede ser un vehículo precioso


La inspiración hace de todos los hombres médium. Allan Kardec, n’ El Libro de los Médiums, establece la diferencia entre intuición e inspiración. Dice que ésta es una variedad de intuición, pero sin una imposición por parte del comunicante. Su característica es la espontaneidad, o sea, su manifestación es libre, sin vergüenza; el médium responde con sus propias palabras, sólo estimulado por una idea, por una percepción o por un sentimiento. Así, es realmente muy difícil distinguir si el pensamiento proviene de sí mismo o de una inteligencia comunicante.

La inspiración es el principal medio de comunicación de los Espíritus protectores; y esa manifestación constituye aquello que denominamos la voz de la conciencia. No hay ninguna utilidad en buscar discernir pensamientos propios de los ajenos. Lo que ocurre es la opción por ése o aquel raciocinio, resguardando la capacidad de escoja.

“¿Los Espíritus ejercen alguna influencia en los acontecimientos de la vida? Ciertamente, pues que os aconsejan.” (El Libro de los Espíritus, cuestión 525.)

Kardec dice que, de ordinario, la inspiración es un medio utilizado por los buenos Espíritus, pero, como cualquier mediumnidad, puede servir a un Espíritu impuro. Nuestros pensamientos pueden ser dirigidos para determinado fin, con o sin añadido de nuevas ideas del Espíritu comunicante. Con el mecanismo de las asociaciones, el propio cerebro del encarnado puede producir nuevas ideas. En este caso, un mismo contenido puede manifestarse por arreglos diferentes. Manipulando este mecanismo, el Espíritu comunicante puede hacer surgir ideas que no participaban de la memoria del médium, sin que sea privado de su libre albedrío.

“¿Los Espíritus influyen en nuestros pensamientos y en nuestros actos? Mucho más de lo que imagináis, pues frecuentemente son ellos que os dirigen.” (El Libro de los Espíritus, cuestión 459.) 

El libre albedrío consiste en las opciones que hacemos reiteradamente en un camino pleno de alternativas. Nosotros podemos rechazar la influencia. Nadie está condenado a seguir determinada inspiración. Somos libres. Pero, dependiendo de la afinidad y del grado del connubio entre el encarnado y los Espíritus, puede decirse que el médium se comporta como un fantoche, teniendo reducido drásticamente su libre albedrío.

“No que seamos capaces, por nosotros, de pensar alguna cosa, como de nosotros mismos; pero nuestra capacidad viene de Dios.”  (2 Cor. 3:5.) 

Refiriéndose a las ideas cristianas, a todo contenido elevado, Paulo se afirma incapaz de generar los pensamientos que constituyen su prédica, cuya fuente está en Dios. Su humildad no permite que se considere una persona capaz de engendrar, el contenido de la buena nueva.  

De cierta manera él está lleno de razón, porque la doctrina cristiana es una fuente de agua cristalina que fecunda nuestras macetas de barro, resintiéndose de las impurezas que traemos con nosotros. Por otro lado, su humildad lo impide de considerarse capaz de ser un instrumento adecuado para la transmisión de la buena nueva. Y tal vez esté con la razón cuando considera que somos incapaces, por nosotros mismos, de producir algo de bueno, pues es en Dios que está nuestra capacidad. Dice Emmanuel: “De Dios viene la semilla, el suelo, el clima, la savia y la orientación para el desarrollo del árbol, como también dimanan de Dios la inteligencia, la salud, el coraje y el discernimiento del cultivador, pero somos obligados a reconocer que alguien debe plantar.” (Cosecha de Luz, cap. 39.)  

Hay, todavía, personas más maleables por su humildad y sus conocimientos y, por tanto, más aptas a desarrollar los recursos de la palabra y del comportamiento, que merecen la simpatía de los mensajeros, y se tornan instrumentos adecuados al trabajo en el bien.

Mismo con la limitaciones inherentes, la inspiración puede ser un vehículo precioso en las manos de los protectores, si ellos encuentran médium suficientemente humildes y, por tanto, capaces de ser buenos instrumentos.




 


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Revista Semanal de Divulgación Espirita