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Año 10 - N° 469 - 12 de Junio de 2016
Traducción
Elza Ferreira Navarro - mr.navarro@uol.com.br
 

 
 

El llamado que vino por medio d’El Libro de los Espíritus


Para el corazón dispuesto a aprender, a perfeccionarse, a crecer en la vida, oportunidades no faltarán. Fue lo que ocurrió con nuestro compañero Rafael Izidio, nuestro entrevistado de esta semana, y puede ocurrir también con todo el alma dispuesto a progresar, a sentirse mejor y a tornar otras igualmente mejores a través del ejemplo y de la ayuda.

A cada segundo, ocasiones benéficas aparecen, pues la bondad de Dios es infinita y la luz ilumina continuamente. La dificultad de percibirlas es porque nuestros pensamientos, sentimientos y actitudes ni siempre están en niveles equilibrados. Pero las oportunidades siempre llegan, es decir, son siempre propiciadas al individuo que se presente abierto a los cambios constructivos, puede presentarse a veces de manera sutil, por ahora más direccionada o incisiva, o, a veces, acompañadas de sufrimiento, una vez que en muchos casos solamente de esa manera es que algunos se sienten conmovidos.

Hay individuos que reciben su regalo ornamentado y atado con un lindo lazo de cinta, mientras otros lo reciben de forma diferente; no obstante, en todos los casos, son siempre regalos, oportunidades valiosas de crecimiento.

Para Rafael Izidio lo llamado vino a través de un libro que trae respuestas para las principales cuestiones acerca de la vida. Vino por medio de las nobles palabras y enseñanzas d’El Libro de los Espíritus.

Esa obra le llamó la atención de manera especial por presentar elementos palpables de que la vida continúa después de la muerte del cuerpo y que, por sucesivas e incontables veces, nosotros, seres humanos, recibimos el privilegio de la reencarnación para que realicemos nuestro perfeccionamiento espiritual y, al mismo tiempo, ayudar hermanos nuestros que, aunque situados en etapa evolutiva más limitada, no son menos merecedores de amparo.

Cuando una persona despierta para la verdad y la luz del Maestro, no hay como ignorar el llamamiento, porque no más existe ignorancia acerca de lo que es necesario hacer si deseamos realmente crecer.

Cuanto más existir entrega a las enseñanzas de la doctrina, más sentido será aplicado a la vida. Esclarecimientos sobre los grandes asuntos son averiguados, pues quien busca la luz, por ella es iluminado.

La doctrina espírita nos enseña que para todo hay un propósito – para la reencarnación, para los lazos familiares, para los encuentros entre personas, para los trabajos a realizar, las dificultades, las alegrías y, principalmente, para el entendimiento de la ley de acción y reacción. 

Como si no fuesen suficientes las respuestas que ofrece para interminables preguntas y luz para los pasos en el camino, la bendita doctrina aún proporciona ocasiones especiales donde hermanos, en dimensiones distintas, pueden ayudarse, como ocurre en reuniones mediúmnicas. De un lado, el Espíritu que se encuentra solitario, carente y con el peso de culpa forzándolo a mirar la oscuridad, y, de otro, el hermano encarnado que tiene la oportunidad de, donando tiempo y amor, contribuir para su elevación moral y evolución delante de la ley.

El movimiento espírita requiere hoy, mucho más que antes, concientización y entendimiento por parte de sus seguidores.

La casa y la causa espírita necesitan de trabajadores interesados en donar un poco más de su tiempo, para trabajar con amor, alegría, desprendimiento, pues un trabajo en una casa espírita significa, entre otras cosas, el aliento a los que la buscan en desespero, y cuanto más bien preparado esté el trabajador, mejor amparo podrá ofrecer.

Nos acordemos siempre de que la oportunidad de trabajar es, en primer lugar, un bien que hacemos a nosotros mismos.

Raramente habrá trabajadores en situación privilegiada; así, la sabiduría enseña que cuanto mejor y mayor la calificación para los trabajos a que nos proponemos, más afinidades y preparados estaremos para que desarrollemos las fructíferas actividades cuyo Maestro bendito, como todos sabemos, se llama Jesús. 



 


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Revista Semanal de Divulgación Espirita