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Espiritismo para los niños - Célia X. de Camargo - Português Inglês 
Año 10 - N° 467 - 29 de Mayo de 2016

Traducción
Carmen Morante - carmen.morante9512@gmail.com
 

 

Paseo en el parque

 

Corriendo por el parque cerca de su casa, Iván iba pensando: - “¿Por qué no traigo a um amigo para que me haga compañía? ¡Todos ellos me evitan y, cuando estoy cerca, se alejan de mí! ¡¿Por qué, Señor?!... ¡¿Por qué?!”...

¡Y de ese modo, Iván se ponía cada vez más triste y fastidiado! En sus oraciones, el niño pedía a Jesús que lo ayudara mandándole un amigo, alguien con quien pudiera conversar, compartir sus juguetes y pasear, como él hacía ahora.

En ese momento, Iván vio a un niño que parecía tener su edad, viniendo en sentido contrario; el niño sonreía e Iván le devolvió la sonrisa, contento. Y cuando el niño pasó cerca de él, le dijo:
 

- ¡Hola! ¡Veo que tienes una bicicleta igual a la mía!

Entonces Iván se acercó lleno de alegría:

- ¡Es verdad! ¡Me la regaló mi papá por mi cumpleaños hace tres años! Trato de cuidarla bien para que sea mi compañera por mucho tempo. Mi nombre es Iván. ¿Y el tuyo?

El otro detuvo la bicicleta y se presentó también:

- Yo soy Mauricio. ¿Vives cerca de aquí, Iván?

- Sí. Nuestra casa queda del otro lado del parque. Ya que estamos solos, ¿vamos a pedalear juntos?

Alegres, se pusieron a pasear mientras conversaban. Así, Iván se enteró que Mauricio había perdido a su hermano menor y se puso triste por él, reflexionando:

- ¡Pero nadie muere, Mauricio! Todos seguimos viviendo en una nueva realidad. Tu hermanito también continúa más vivo que nunca y como siempre fue.

El otro miró a Iván, sorprendido por aquellas palabras:

- ¿En serio? Sé que mi hermano está vivo, pero con otros niños, ¡y no puede salir del lugar donde está!

- ¿Cómo así, Mauricio? ¿Quieres decir que Dios, Nuestro Padre, ha creado Espíritus para que permanezcan siempre en la misma condición y lugar?

- Bueno, es lo que mis papás me dijeron – dijo Mauricio.

Cuando pasaron por la casa de Mauricio, él invitó a su nuevo amigo a conocer a su familia: sus papás y su hermana mayor.

Iván aceptó con gusto. Mauricio abrió la puerta y ellos llevaron las bicicletas al garaje. Después tomaron el elevador y fueron hasta el apartamento de Mauricio.

Su mamá vino de la cocina secándose las manos en el delantal:
 

- ¡Hola! ¡Veo que hiciste un nuevo amigo!

- Sí, mamá. Iván vive al otro lado del parque y nos quedamos paseando en bicicleta juntos.

- ¡Qué bueno! ¡Me alegro que hayas conseguido un amigo, Mauricio! Después de todo, necesitas olvidarte de tu hermano que partió.

- ¡Yo sé eso, mamá! ¡Pero no consigo liberarme de

él!...  

Entonces Iván sonrió y preguntó:

- ¿O será que él no puede liberarse de ti? ¡Después de todo, hace más de cinco años que Bob partió y tú aún sigues pegado a él!

En ese momento, Mauricio dijo:

- ¡¿Cómo sabes el nombre de mi hermanito que murió?!... ¡Yo nunca te dije su nombre!

E Iván explicó, con sinceridad:

- Es que, a veces, veo Espíritus que ya partieron al Mundo Espiritual. ¡Hoy sucedió eso de nuevo!

- ¡¿Quieres decir que viste a mi hermanito?!... – exclamó Mauricio.

- ¡Sí!... Veo a un niño de seis años, aproximadamente, y que tiene el cabello claro rizado, tiene una mancha marrón en la piel, lo que hace fácil reconocerlo. ¡Está junto a un señor que viste un terno a cuadros marrón y está muy feliz y sonriente! Ah, también veo a una señora de cabello blanco, una dulce sonrisa y ojos azules; ¡se llama Julieta y que es la abuela de ustedes, Mauricio!

Con las lágrimas en los ojos, Mauricio sonrió y miró a sus papás, que estaban emocionados y muy felices con las palabras de Iván. La mamá preguntó:

- Iván, ¡aún eres tan pequeño! ¿Cómo puedes ver a esas personas que ya partieron con tanta claridad?

Y el niño explicó:

- ¡No sé, tía Marlene! ¡Lo que sé es lo que veo! ¡No es a cualquier hora ni en cualquier momento, pero cuando veo, sé que es importante decirlo, pues eso va a alegrar a las personas que están sufriendo la pérdida de alguien!

La mamá de Mauricio dijo, acercándose:

- ¿Puedo darte un abrazo, Iván? Me puse realmente muy feliz al escucharte hablar, pues lo que dijiste es verdad. ¡Gracias, hijo mío! Me gustaría conocer a tus papás, para tener más información sobre este asunto.

Iván les dio su dirección y dijo:

- Ahora necesito irme, pues mi mamá se preocupa cuando me demoro mucho en volver. Venga a mi casa cuando quiera, tía Marlene. ¡Mamá se pondrá contenta!

Así, Iván se fue, sabiendo que la mamá de Mauricio iría a buscar a sus papás para conversar sobre ese asunto tan importante y, al mismo tiempo, tan desconocido por las personas.

Sintiéndose feliz por haber podido ayudar a una familia, Iván agradeció a Jesús a través de una oración.

MEIMEI

Mensaje psicografiado por Célia X. de Camargo el 14/12/2015.

           
                                                   
 



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