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Estudio de las Obras de Allan Kardec Português   Inglês

Año 10 - N° 466 - 22 de Mayo de 2016

ASTOLFO O. DE OLIVEIRA FILHO                    
aoofilho@gmail.com
                                      
Londrina,
Paraná (Brasil)  
 
Traducción
Maria Reyna - mreyna.morante@gmail.com
 

 
 

Obras Póstumas

Allan Kardec

(Parte 12)

Continuamos en esta edición el estudio del libro Obras Póstumas, publicado después de la desencarnación de Allan Kardec, pero compuesto con textos de su autoría. El presente estudio se basa en la traducción hecha por el Dr. Guillon Ribeiro, publicada por la editorial de la Federación Espírita Brasileña.

Preguntas para debatir

97. ¿Qué opinión tenían los apóstoles sobre Cristo y su naturaleza?

98. ¿Llegó Pablo a pronunciarse sobre este asunto en sus epístolas?

99. ¿En qué libros del Antiguo Testamento hay predicciones concernientes a la venida de Jesús?

Respuestas a las preguntas propuestas

97. ¿Qué opinión tenían los apóstoles sobre Cristo y su naturaleza?

Los textos a continuación muestran lo que los apóstoles pensaban con respecto a Cristo:

“¡Oh! Israelitas, escuchad las palabras que os voy a decir: Sabéis que Jesús de Nazaret ha sido un hombre al que Dios hizo célebre entre vosotros por las maravillas, los prodigios y los milagros que hizo por él entre vosotros. Sin embargo, lo crucificasteis y le disteis muerte por las manos de los malos, habiendo sido entregado por una orden expresa de la voluntad de Dios y por un decreto de su presciencia. Pero Dios lo resucitó, librándolo de los dolores del infierno, pues era imposible que fuese retenido allí. Porque David dijo en su nombre: Tengo al Señor siempre presente delante de mí, porque él está a mi derecha, a fin de que yo no sea confundido. Es por ello que mi corazón está alegre, que mi lengua cantó cánticos de alegría, y que incluso mi carne reposará en esperanza; porque no dejaréis mi alma en el infierno y no permitís nunca que vuestro Santo experimente la corrupción. Me hicisteis conocer el camino de la vida y me colmaréis con la alegría que da la visión de vuestro rostro.” (Hecho de los Apóstoles, cap. II, v. 22 a 28. Sermón de San Pedro.)  

 “Moisés dijo a nuestros padres: El Señor vuestro Dios os hará nacer de entre vuestros hermanos, un profeta como yo; escuchad todo lo que él diga. Quien no escuche a ese profeta será desterrado del pueblo. Fue por vosotros, primeramente, que Dios hizo nacer a su hijo, y os lo envió para bendeciros, a fin de que cada uno se convirtiese de su mala vida.” (Hecho de los Apóstoles, cap. III, v. 22, 23, 26. Sermón de San Pedro.)  

 “Declaramos a todos vosotros y a todo el pueblo de Israel, que es por el nombre de Nuestro Señor Jesucristo de Nazaret, a quien habéis crucificado, y que Dios resucitó de entre los muertos; es por él que este hombre está ahora curado como lo veis delante de vosotros.” (Hecho de los Apóstoles, cap. IV, v. 10. Sermón de San Pedro.)  

 “Pedro y los demás apóstoles respondieron: Es necesario obedecer a Dios antes que a los hombres. El Dios de nuestros padres resucitó a Jesús, al que disteis muerte colgándolo en un madero. Fue a él a quien Dios ha exaltó con su diestra como el príncipe y el salvador, para dar a Israel la gracia de la penitencia y la remisión de los pecados.” (Hecho de los Apóstoles, cap. V, v. 29, 30, 31. Respuesta de los Apóstoles al Sumo Sacerdote.)  

 “Pero Esteban, estando lleno del Santo Espíritu, elevando los ojos al cielo, vio la gloria de Dios y Jesús que estaba de pie a la derecha de Dios, y dijo: “Veo abiertos los cielos y al Hijo del Hombre que está de pie, a la derecha de Dios. Entonces, lanzando grandes gritos, se taparon los oídos, lanzándose todos juntos sobre él; y habiéndolo arrastrado fuera de los muros de la ciudad, lo apedrearon; y los testigos pusieron sus ropas a los pies de un joven llamado Saulo (más tarde San Pablo). Así lapidaron a Esteban, y él invocaba a Jesús, y decía: Señor Jesús, recibid mi Espíritu.” (Hecho de los Apóstoles, cap. VII, v. de 55 a 58. Martirio de Esteban.) 

Estas citas dan claro testimonio del carácter que los apóstoles atribuían a Jesús. La idea exclusiva que sobresale en ellas es la de su subordinación a Dios, de la constante supremacía de Dios, sin que nada revele allí un pensamiento de asimilación de su naturaleza y poder. Para ellos, Jesús era un hombre profeta, elegido y bendecido por Dios. No fue, pues, entre los apóstoles que se originó la creencia en la divinidad de Jesús. (Obras Póstumas – Estudio sobre la naturaleza de Cristo.) 

98. ¿Llegó Pablo a pronunciarse sobre este asunto en sus epístolas?

Sí. Esto es lo que Pablo de Tarso escribió sobre Jesús:

“Pablo, servidor de Jesucristo, apóstol por vocación divina, escogido y destinado para anunciar el Evangelio de Dios, que él había prometido antes a través de sus profetas, en las sagradas escrituras, con respecto a su hijo, que nació, según la carne, de la sangre y de la raza de David; que fue predestinado a ser Hijo de Dios, con un soberano poder según el Espíritu de santidad, por la resurrección de entre los muertos; con respeto, digo, a Jesucristo, nuestro Señor; por quien recibimos la gracia del apostolado, para hacer que todas las naciones, al mismo tiempo, obedezcan a la fe por la virtud de su nombre; en cuyas filas estáis también vosotros, llamados por Jesucristo; a vosotros que estáis en Roma, que sois queridos de Dios y llamados a ser santos; que Dios, nuestro Padre, y Jesucristo, nuestro Señor, os den la gracia y la paz.” (Romanos, cap. I, v. 1 a 7.)  

 “Así, estando justificados por la fe, tengamos la paz con Dios por Jesucristo, nuestro Señor. ¿Por qué cuando todavía estábamos en la languidez del pecado, Jesucristo murió por impíos como nosotros, en el tiempo destinado por Dios? Jesucristo no dejó de morir por nosotros en el tiempo destinado por Dios. Así, estando ahora justificados por su sangre, seremos con más fuerte razón librados por él de la cólera de Dios. Y no solamente hemos sido  reconciliados, nosotros también nos glorificamos en Dios por Jesucristo, nuestro Señor, por quien hemos obtenido esa reconciliación. Si por el pecado de uno solo muchos han muerto, con mayor razón la misericordia y el don de Dios se derramaron en abundancia sobre muchos por la gracia de un solo hombre, que es Jesucristo.” (Romanos, cap. V, v. 1, 6, 9, 11, 15, 17.)  

 “Si confesáis con la boca que Jesucristo es el Señor y si creéis de corazón que Dios lo resucitó de entre los muertos, seréis salvos.” (Romanos, cap. X, v. 9.)  

 “Luego vendrá la consumación de todas las cosas, cuando haya entregado su reino a Dios, su Padre, y haya destruido todo imperio, toda dominación, todo poder, porque Jesucristo habrá de reinar hasta que su Padre haya puesto a todos sus enemigos bajo sus pies. Entonces, la muerte será el último enemigo que será destruido; porque las Escrituras han dicho que Dios los puso a todos bajo sus pies y a todos sometió; es indudable que en esto se debe exceptuar a aquél que sujetó todas las cosas. Cuando todas las cosas estén sometidas al Hijo, entonces, el Hijo se someterá a aquél que ha sometido a él todas las cosas, a fin de que Dios esa todo en todos.” (1ª Epístola a los Corintios, cap. XV, v. de 24 a 28.)  

 “Por lo tanto, vosotros mis santos hermanos, que tenéis parte en la vocación celestial, considerad a Jesús, que es el apóstol y el pontífice de la religión que profesamos; que es fiel a aquél que lo instaló en ese cargo, como Moisés le fue fiel en toda su casa; porque él fue juzgado digno de una gloria mayor que la de Moisés, pues aquél que edificó la casa, es más estimable que la propia casa; porque no hay casa que no haya sido construida por alguien. Ahora bien, aquél que es el arquitecto y el creador de todas las cosas es Dios.” (Hebreos, cap. III, v. de 1 a 4.) (Obras Póstumas – Estudio sobre la naturaleza de Cristo.) 

99. ¿En qué libros del Antiguo Testamento hay predicciones concernientes a la venida de Jesús?

Las predicciones constan en varios libros y en ellas la distinción entre Dios y su futuro enviado se caracteriza de manera más formal. Dios lo designa como su servidor, en consecuencia como su subordinado; nada hay en sus palabras que implique la idea de igualdad de poder ni consustancialidad entre las dos personas.  ¿Se habría Dios equivocado, y los hombres que vinieron tres siglos después de Jesucristo habrían visto con más exactitud que él?  Esa parece ser su pretensión. 

He aquí los textos:

“Yo lo veo, pero no ahora; lo veo pero no de cerca; una estrella proviene de Jacob, y un cetro se eleva de Israel y atraviesa a los jefes de Moab, y destruirá a todos los hijos de Set.” (Números, XXIV, v. 17.)  

 “Yo les enviaré un profeta, como tú, entre sus hermanos, y podré mis palabras en su boca, y él les dirá lo que yo le haya ordenado. Y ocurrirá que, quien no escuche las palabras que haya dicho en mi nombre, de eso le pediré cuentas.” (Deuteronomio, XVIII, v. 18, 19.)  

 “Ocurrirá, pues, cuando se hayan cumplido los días para llevarte con tus padres, que haré levantar tu posteridad después de ti, a uno de tus hijos, y estableceré su reino, y él me construirá una casa, y afirmaré su trono para siempre. Yo seré su padre y él será mi hijo; y no retiraré de él mi misericordia, como la retiraré de aquél que fue antes de ti, y lo instalaré en mi casa y en mi reino para siempre, y su trono será firme para siempre.” (I, Paralipómenos (I Crónicas), XVII, v. de 11 a 14.) 

 “Porque el mismo Señor os dará una señal. He aquí: una virgen quedará embarazada, y dará a luz un hijo, y será llamado Emmanuel.” (Isaías, VII, v. 14.)  

 “Porque un niño nos ha nacido, un Hijo nos ha sido dado, y el poder fue puesto sobre sus hombros, y lo llamarán por el nombre de Admirable, el Consejero, el Dios fuerte, el Poderoso, el Padre de la Eternidad, el Príncipe de la Paz.” (Isaías, IX, v. 5)  

 “He ahí mi servidor, yo lo sostendré; es mi elegido, mi alma ha puesto en él su afecto; puse mi Espíritu en él; él ejercerá la justicia entre las naciones. No se retirará nunca, ni se precipitará nunca, hasta que haya establecido la justicia sobre la Tierra, y los seres se hayan sometido a su ley.” (Isaías, XLII, v. 1 y 4.)

 “Él gozará del trabajo de su alma, y en eso será saciado; y mi servidor justo en eso justificará a muchos, por el conocimiento que tendrán de él y él mismo llevará sus iniquidades.” (Isaías, LIII, v. 11.)  

 “¡Regocíjate mucho, hija de Sion; lanza gritos de júbilo, hija de Jerusalén! He ahí que tu rey vendrá a ti, justo y salvador humilde, y montado sobre un asno, y sobre el pollino de una asna. Y prohibiré los carros de guerra de Efraim, y los caballos de Jerusalén, y el arco del combate será también prohibido y tu rey hablará de paz a las naciones; y su dominio se extenderá de un mar a otro mar, y desde el río hasta los confines de la Tierra.” (Zacarías, IX, v. 9, 10.)  

 “Y él (Cristo) se mantendrá, y gobernará por la fuerza del Eterno, y con la magnificencia del nombre del Eterno, su Dios. Y ellos harán las paces, y ahora será glorificado hasta los confines de la Tierra, y será él quien hará la paz.” (Miqueas, V, v. 4.) (Obras Póstumas – Estudio sobre la naturaleza de Cristo.)

 

 

 


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Revista Semanal de Divulgación Espirita