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Año 10 - N° 464 - 8 de Mayo de 2016
ORSON PETER CARRARA 
orsonpeter@yahoo.com.br   

Matão, São Paulo (Brasil)
 
Traducción:
Ricardo Morante - rmorante3@yahoo.com
  

 
Victor Silva Tona de Abranches: 

“Veo en la juventud actual la misión de transformar al mundo en aspectos más profundos y al mismo tempo más sutiles”

En la presente entrevista, la visión de un joven espírita en
relación a los desafíos y perspectivas inherentes a
las actividades realizadas por las casas espíritas

 

Victor Abranches (foto) nació en Juiz de Fora-MG y reside actualmente en São Carlos-SP,  donde estudia Física en la USP. Integrante del Grupo Espírita Paz e Harmonia, es dirigente de juventudes espíritas y también conferencista. Hijo de un conocido periodista en Vale do Paraíba, quien también es escritor y conferencista espírita, nuestro

entrevistado nos cuenta sus experiencias. 

Habiendo nacido en una familia espírita, ¿cómo siente el Espiritismo dentro de usted?

La mayor influencia espírita de mi familia viene de mi padre, quien siempre estudió e investigó mucho sobre la doctrina, hábito que tuve la felicidad de heredar, aunque sea parcialmente, pues no estudio tanto como él, pero lo suficiente como para tener siempre conversaciones productivas y edificantes.  Otro factor que percibo que me influenció mucho fue haber asistido a sus conferencias desde niño. Como él siempre se preocupó en ser original y creativo, al mismo tiempo que coherente, claro y basado fuertemente en la doctrina (como mínimo Kardec, Emmanuel y Joanna son citados en sus conferencias) hoy siento la facilidad en también ser claro y siempre me preocupo por las fuentes de donde busco  información. La influencia de mi madre en mi fue más emocional. Percibo muchas actitudes en mis relaciones con las personas que vienen de ella, principalmente las buenas actitudes, no siempre "ligadas" específicamente a la doctrina escrita, pero ciertamente espiritualizadas. Dentro de mí, siento que el Espiritismo todavía está tomando forma, y pienso que siempre será así, pues cada vez que leo un texto del Evangelio, mi comprensión es diferente, y en toda conversación con alguien hay algo nuevo que aprender. Sobre el conocimiento de la doctrina, sólo puedo afirmar que leo y estudio razonablemente porque me gusta mucho, medito con alguna frecuencia, pero en materia de sentir y vivir de hecho las enseñanzas morales, aún soy un principiante que sabe poco.

¿Cuál es su visión del mundo en la edad en la que se encuentra, teniendo en cuenta el conocimiento espírita que ya tiene?

Trato siempre de tener en mente la lección del texto "Punto de Vista", que consta en el ítem 5 del capítulo II de El Evangelio según el Espiritismo. De lo poco que estudié el texto, comprendí que es mejor encarar al mundo con fe en la vida futura, espiritual, que mantener los pensamientos y preocupaciones sólo en el aspecto terrenal. El texto, así como todo ese capítulo, es muy claro con respecto a esa visión del mundo, importante para no desesperarse con las dificultades naturales de la vida, ni preocuparse excesivamente por todos esos problemas que estamos viendo en la política, en la educación o en las relaciones interpersonales. No creo que mi edad tenga alguna influencia en mis opiniones sobre el mundo porque, en primer lugar, ésta sigue básicamente ese texto, que es muy lógico; entonces, con la motivación segura, las personas de cualquier edad serán capaces de entender y apreciar el mundo con la fe en la vida futura que trata el texto. Y en segundo lugar, como está basada en el Espiritismo, su esencia nunca va a cambiar con el paso del tiempo: autoconocimiento, el esfuerzo para superar las malas inclinaciones, disciplina en todo trabajo que se realice, caridad (como lo entendía Jesús), entre otros. Los únicos cambios que el tiempo traerá serán los “objetivos” de esas enseñanzas básicas del Espiritismo, por ejemplo: Cuál es la mala inclinación a superar, qué trabajo a realizar exigirá disciplina, hacia quién dirigir el acto de caridad, entre otros.

¿Cómo encara, como espírita, los desafíos de la juventud en el mundo actual?

La juventud en el mundo actual enfrenta muchos desafíos, y desafíos bastante diversos también. Varios de ellos se aplican también a la infancia, a la madurez y a la tercera edad, como por ejemplo el autoperfeccionamiento, eternamente importante. Pero veo en la juventud actual la misión de transformar al mundo en aspectos más profundos, al mismo tiempo más sutiles, que de los cambios que vienen ocurriendo debido a las últimas generaciones. No estoy diciendo que éstas no causaron transformaciones importantes, pero es la esencia de la transformación en sí la que cambiara. Desde el comienzo de la revolución industrial, y hasta un poco antes de eso, desde el inicio del uso de metodologías científicas experimentales en la producción del conocimiento, los mayores cambios que ocurrieron en el mundo y en la Humanidad fueron las racionales, materiales y tecnológicas. No es que no hubiese habido cambios morales y de comportamiento, lo digo en comparación con las primeras. Pienso que la juventud actual traerá más a primer plano la reforma que el mundo en la fase de transición requiere, que ocurre en los sentimientos. Más respeto por la diversidad, por la naturaleza, por la realización de un trabajo bien hecho, por los sentimientos del prójimo. Son valores que han crecido cada vez más, y que representan la vivencia del mensaje de Cristo. Además, la juventud actual tiene otra misión grandiosa: la de preparar a la siguiente generación para dar continuidad a la evolución de la Humanidad y, en consecuencia, del planeta. Todos sabemos, por fuentes como Divaldo Pereira Franco e Yvonne de Amaral Pereira, que Espíritus de otros orbes más evolucionados de la Tierra, han venido a reencarnar aquí para darle un impulso a la transición hacia la Regeneración. Por lo tanto, le corresponde a la juventud actual trabajar lo máximo posible ahora para que los preparemos para esa gran obra, así como también para adelantar lo máximo posible ese progreso, pues si esos Espíritus tan buenos pueden hacer tanto por la evolución, que comiencen a trabajar en un planeta en el mejor estado posible. En este caso, no pasará mucho tiempo para que, de hecho, estemos viviendo en un planeta más agradable.

Siendo hijo de un periodista muy conocido y también espírita con actividad en el país, ¿cuál es la sensación, influencia y reflexión en su vida juvenil?

Todo hijo, o todo joven, que es hijo de una personalidad reconocida, requiere enfrentar un desafío relativamente peligroso, que es el orgullo. Estoy muy agradecido a Dios por haber tenido siempre buenas amistades en las que, mis amigos y yo, nunca tomamos en cuenta para nada ese hecho (el que mi padre sea famoso en la región). En general, cuando las personas que conocen a mi padre venían a hablar conmigo, me preguntaban si yo seguiría sus pasos. Entonces, si sucedía dentro del centro espírita la pregunta era: “¿algún día quieres dar conferencias como tu papá?”, pero fuera del centro era: “¿quieres ser periodista como tu papá?”. Acabé viviendo afirmativamente sólo la primera pregunta. Pienso que, como todo joven, tengo reflejos positivos y negativos absorbidos inconscientemente de la relación con mi padre. Los positivos para mí, son más fáciles de ser percibidos. Pienso en ellos y converso con las personas cercanas sobre eso. Las malas generalmente surgen en las conversaciones de terapia. La gran influencia positiva de él sobre mi vida ha sido el gusto por el estudio de la doctrina

A su modo de ver, ¿cuál es la influencia más positiva que el conocimiento espírita ha ejercido sobre su vida?

Como empecé los estudios de la doctrina en mi infancia, tengo dificultad en imaginar cómo sería mi vida hoy si no tuviese el conocimiento espirita. Si pudiera, diría con mayor precisión cual es la influencia más positiva del Espiritismo en mí. Pero aún es posible responder a la pregunta basado en el poco autoconocimiento que he practicado, buscando tal vez algunas de las influencias más significativas, en lugar de una sola. Una de las mayores influencias que la doctrina ejerce en mi ocurre en las relaciones interpersonales, cuando me esfuerzo en no juzgar a alguien basado en chismes o historias que se cuentan sobre ella (algo que casi nunca ocurre en nuestra sociedad), y hasta tratar de superar la “primera impresión” cuando conozco a alguien, ya sea positiva o negativa. El Espiritismo me recuerda que estamos reencarnados en un planeta en estado de Expiación y Prueba, y que por lo tanto todos, siendo Jesús la única excepción indiscutible, tenemos problemas y vicios que todavía deben ser superados y en todos los aspectos del ser, físico, psicológico y emocional. La consecuencia lógica es que no tiene sentido que yo (ser imperfecto con muchos vicios) quiera entender y juzgar lo que es mejor o peor para otra persona (también imperfecta en su propio contexto, diferente al mío). El conocimiento espírita también ha repercutido en mí en la preocupación de tratar de mejorar siempre. Tanto a mí mismo como al ambiente a mi alrededor. Es bastante clara la cobranza de la conciencia cuando me siento alejado del camino recto de la vivencia del Evangelio en el día a día, aunque no siempre la reacción, que ocurre en el cambio de actitudes y pensamientos, surja de manera rápida y clara.

¿Qué le falta al joven para acercarse más al movimiento espírita? ¿Falta estímulo, falta espacio?

Existe una diversidad infinita entre los jóvenes. En pensamientos, sentimientos y, en consecuencia, en sus opiniones y visiones del mundo. Puedo responder por lo que yo considero más importante y válido para esta pregunta, tratando de ser lo más justo posible con el movimiento espírita como un todo, basado también en las conversaciones que he tenido con amigos de varias ciudades. Algunas dificultades en el desarrollo de la juventud dentro de la casa espírita son diferentes de centro a centro, pero los que yo considero principales suelen ser comunes en la mayoría. He tenido colegas que me han comentado sobre la falta de espacio para el trabajo, debido a pensamientos que proceden de las directivas de las casas espíritas, tales como: “el joven aún no sabe trabajar” o “los jóvenes no tienen disciplina/responsabilidad/seriedad, quién sabe en unos años”. Pero felizmente esa no es una característica tan general en el movimiento espírita.

En mi opinión la falta de estímulo es un tema mucho más grave, y que está mucho más presente en los centros espíritas (que yo he podido observar), incluso porque esa situación engloba a la anterior (en un centro en donde no hay espacio, probablemente no hay estímulo).

No todos los centros poseen un grupo de jóvenes activo en los trabajos de la casa (considerando también la influencia del ambiente espiritual), y entre los que lo tienen, no todos acompañan el desarrollo de esos trabajos, permitiendo que los jóvenes se queden muchas veces estudiando o interpretando la doctrina de forma individual, pudiendo eso ser peligroso. Pero, aun así, dentro del tema de la falta de estímulo, en mi visión, ha faltado la más importante de todas las motivaciones para la permanencia y dedicación del joven en el Espiritismo, que es el ejemplo. Tener a alguien (generalmente mayor, pero no necesariamente) que además de dirigir y administrar los estudios y trabajos de la casa que frecuenta, vive sinceramente las lecciones de la doctrina dentro y fuera del centro espírita. Una persona responsable que visiblemente se esfuerza para ser humilde (no busca la vanidad, ni la ilusión del control y el poder), que se esfuerza por mantener siempre buenas relaciones con todos (independientemente de la orientación sexual, clase social, etc.), que no maldice ni juzga, que es sincera con sus propios sentimientos y con los del prójimo.

Es bastante perceptible para el joven alguien que se esfuerza para ser cada vez mejor y ésta, a mi modo de ver, es la mejor motivación posible, principalmente para los que son nuevos en el movimiento, porque es la imagen viva y real de aquello que está en los libros y que se dice en las conferencias.

¿Qué actividades atraerían más al joven hacia el compromiso con las tareas del centro y del movimiento espírita?

Pienso que una de las características más resaltantes de la mayoría de los jóvenes es la gran cantidad de energía disponible para ser invertida en las actividades. Trabajos más abiertos y visibles, que traigan más vida y alegría al ambiente, tal vez sea algo que atraiga a los jóvenes hacia el compromiso. Trabajos con arte, con música y teatro, incitan en la juventud una voluntad de profundizar en los conocimientos y en los trabajos. Quizás darle al joven la oportunidad de brindar conferencias sea un excelente incentivo, o hacerlo responsable de un determinado grupo de estudio, trabajando respectivamente en las artes de la oratoria y la literatura. Hay personas jóvenes que aman trabajar con la evangelización de niños, y otras que son bastante sensibles para la atención fraterna, y hasta para un trabajo mediúmnico. Independiente de la actividad a ser desarrollada en la casa, siempre es bueno ofrecer la libertad para que el joven conozca y escoja el trabajo que le gustaría desarrollar. Al hacer algo que le gusta, muy probablemente se volverá más comprometido con la tarea.

¿Algo resaltante que le gustaría destacar de su experiencia juvenil espírita?

Cuando pensaba en qué responder esta pregunta, inesperadamente acabé perdiéndome en varios recuerdos. De cuando fui a la juventud espírita las primeras veces, los primeros encuentros de juventudes espíritas en el carnaval, en Pascua, los fines de semana y feriados. Diría que sobresale siempre la presencia de los amigos en esos encuentros llenos de luz. Siempre hay los abrazos llorosos al final, las presentaciones musicales, el sentimiento de amistad en su forma más pura y el sentimiento del trabajo realizado después de tantas dificultades superadas. Pienso que la experiencia juvenil espírita más fuerte para quien se permite sumergirse en las actividades y el trabajo es la amistad.

¿Algo más que le gustan añadir?

La juventud espírita, de una manera general, posee una fuerza de trabajo muy grande, y sólo basta que sea bien dirigida. Que los jóvenes puedan tomar conciencia de toda la capacidad que poseen de cambiar el mundo a su alrededor para mejor, pero que también todo el resto de trabajadores de las casas espíritas puedan percibir esa fuerza. Que todos nosotros podamos tener los corazones abiertos y receptivos para el Cristo en nosotros, aprendiendo a trabajar en conjunto, independientemente de donde estemos.

Sus palabras finales.

Me gustaría agradecer por la entrevista, por haberme dado a oportunidad de contar un poco de mi historia, de mis opiniones, y que me hizo reflexionar aún más de lo que yo esperaba sobre la influencia del Espiritismo en mí. Espero poder alcanzar corazones que no imaginaba y poder haber generado al menos un poco de reflexión personal en cada uno. 



 


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O Consolador
 
Revista Semanal de Divulgación Espirita

 

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