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Año 10 - N° 464 - 8 de Mayo de 2016
Traducción
Elza Ferreira Navarro - mr.navarro@uol.com.br
 

 
 

La mocedad y los desafíos
de la actualidad


Debemos al Espiritismo la importante noticia de que nuestras existencias hacen parte de un largo proceso, en que pasado, presente y futuro se presentan entrelazados, como eslabones de una misma cadena.

Es natural, por lo tanto, que los jóvenes de hoy revelen un idealismo, una fuerza de voluntad, una búsqueda de cambios que las personas de edad más avanzada generalmente no muestran, observadas, evidentemente, las comprensibles excepciones.

Ese hecho, tan conocido de todos nosotros, no es difícil de comprender. Es que el joven de hoy fue el anciano de ayer, de existencias que se fueron, y por eso siente naturalmente – sin tener recuerdo alguno del pasado – que tiene también responsabilidad por las manchas, por los errores, por los crímenes que hicieron con que la sociedad terrena llegase a la condición en la cual nos encontramos.

Sus aspiraciones de cambio son legítimas, pero los desafíos y los obstáculos son muchos y complejos.

¿Cómo revertir el estado de beligerancia que caracteriza la sociedad actual?

¿Cómo extinguir la corrupción, las desigualdades, los prejuicios?

¿Cómo implantar la paz, la fraternidad, la convivencia pacífica entre los pueblos?

Ante tales problemas es fácil deducir que no se trata de tareas para una única generación, pero para muchas. Es necesario, sin embargo, dar el primer paso y en ese sentido el papel de la juventud es de la mayor relevancia.

Como dice el joven Victor Abranches en entrevista publicada en esta misma edición, la mocedad tiene “la misión de transformar el mundo en aspectos más profundos, y al mismo tiempo con más sutileza, que los cambios que están ocurriendo debido a las últimas generaciones”. Y tiene aún, según él, “otra grandiosa misión: a de preparar la próxima generación para dar continuidad a la evolución de la Humanidad y, consecuentemente, del planeta”. (La entrevista es uno de los relieves de esta semana. Vale la pena leerla. He aquí el enlace: http://www.oconsolador.com.br/ano10/464/entrevista.html )

Sobre los sueños de la mocedad, muchos de los cuales fenecen en poco tiempo, generalmente antes mismo de su ingreso en la fase de la llamada madurez, es bueno acordarnos una importante lección transmitida por Emmanuel en su obra Camino, Verdad y Vida, psicografada por el médium Francisco Cândido Xavier: 

Casi siempre los que se dirigen a la mocedad le atribuyen muchos poderes que los jóvenes terminan en franca desorientación, engañados y distraídos.

Tenemos la costumbre de esperar de ellos la salvación de todo.

Concordamos con sus vastas posibilidades, pero  no podemos olvidar que esa fase de la existencia terrestre, es la que presenta mayor número de necesidades en el capítulo de la dirección.

El muchacho podrá y hará mucho si el espíritu envejecido en la experiencia no desampararlo en el trabajo.

Nada de nuevo conseguirá erigir, caso no utilice los méritos y los esfuerzos que les precedieron las actividades. En todo, dependerá de sus antecesores.

La juventud puede ser comparada a esperanzada salida de un barco para viaje importante. La niñez fue la preparación, la vejez será la llegada al puerto.

Todas las fases necesitan de las lecciones de los marineros experimentados, aprendiéndose a organizar y a terminar el viaje con el éxito deseable.

Es indispensable amparar convenientemente la mentalidad juvenil y que nadie le ofrezca perspectivas de dominio ilusorio.

Ni siempre los deseos de los jóvenes constituyen el índice de seguridad en el futuro.

La mocedad podrá hacer mucho, pero que siga, en todo, “la justicia, la fe, el amor y la paz con los que, de corazón puro, invocan el Señor”. (Camino, Verdad y Vida, cap. 151.). (La negrita es nuestra.)    




 


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Revista Semanal de Divulgación Espirita