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Año 10 - N° 462 - 24 de Abril de 2016
ORSON PETER CARRARA 
orsonpeter@yahoo.com.br   

Matão, São Paulo (Brasil)
 
Traducción:
Ricardo Morante - rmorante3@yahoo.com
  

 
Elizabete Lacerda: 

“El arte musical es como el aire que respiro”

La conocida cantante y compositora nos habla sobre su vivencia musical, que comenzó en la infancia
 

Maria Elizabete de Sousa Lacerda, más conocida como Elizabete Lacerda (foto), pedagoga, psicopedagoga, profesora del método Montessori, cantante y compositora, es espírita hace más de 30 años, nació en Abaeté (MG) y reside en Brasilia (DF). Vinculada en Taguatinga (DF) al Centro Espírita Lar da Satissima Trindade y, en Brasilia

(DF), a la Comunhão Espírita de Brasilia, participa en el Alimento Fraterno (actividad dirigida a los hospitales y mendigos de la calle), además de responder por la armonización del ambiente para pases y tratamientos de curación a través de la música. Su bella historia desde la infancia involucrada con la música nos trae una rica experiencia.

¿De dónde viene su gusto por la música? ¿Cómo descubrió ese talento?

Mi padre, hombre tranquilo, humilde y sencillo, vino de una familia de músicos. Mi madre “eterna cantante” nos crio cantando. Somos 7 hermanos y solo 3 no son cantantes. Nací entendiendo que la música era como el aire, el agua, ¡algo imprescindible! A los 9 años de edad ya era una pequeña cantante bien afinadita.

¿Y cómo se encaminó hacia la inspiración y transmisión de las enseñanzas de amor a través de la música?

Ocurrió naturalmente, como si fuese parte de mí. Desde niña el gusto por las canciones sacras ya estaba en mis propósitos y mi corazón. De cuna católica, el vicario de la parroquia me invitaba a los cultos en los alrededores, en los lugares más necesitados. La pequeña cantante iba feliz con su guitarrita y tenía como recompensa un cartucho lleno de almendras confitadas. Las personas quedaban emocionadas al ver cantar a una niña, lloraban y no entendía el por qué. Yo pensaba: ¿será que estoy haciéndolo mal? Y así, de los 9 a los 14 años, yo iba con los padres por los caminos del interior, llevando el Evangelio de Jesús cantando. A los 18 años me volví espírita debido a la mediumnidad ostensiva (iniciada a los 4 años de edad) y empecé a frecuentar y a cantar en los Centros Espíritas.

¿Durante sus presentaciones que es lo que siente?

La sensación es la de estar en un plano diferente a este, donde el alma se une al cosmos y se expande con tal extrañeza que no hay forma ni manera de describirla. Yo podría compararla a un éxtasis espiritual de intensa suavidad, plenitud y alegría.

Y la influencia espiritual que siente, ¿cómo es?

Es magnífica. Existen Espíritus comprometidos con este trabajo que se presentan asiduamente. Son cantantes, maestros, directores, compositores, intérpretes y músicos variados. Colaboran todo el tiempo con su participación activa en las presentaciones. Las personas llegan a contarnos que escuchan coros cantando e instrumentos variados, diferentes de la guitarra que toco cuando me presento. Me siento "tomada" por una profunda emoción. ¡Mi corazón se acelera, libero litros de ectoplasma, me siento levitar y totalmente en paz! Percibo claramente la manifestación de numerosos Espíritus que realizan tratamientos espirituales mientras canto, como también la llegada de enfermos del umbral y de otras regiones que son traídos para ser energizados o para ser tratados también. Es común percibir a los parientes desencadenados de las personas que están allí presentes. En verdad, ocurren “maravillas” cuando las canciones son entonadas. Muchos son los relatos de los presentes después de las presentaciones musicales.

¿Y la vibración del público como interfiere?

El público se envuelve positivamente y emociona al punto de no poder contener las lágrimas. Las personas cuentan lo bien que se sienten al escuchar las canciones, del envolvimiento espiritual que viene junto con las melodías, del consuelo y del bienestar que  experimentan, del coraje para comprometerse con los cambios íntimos, de la sensación de la presencia de personas queridas desencarnadas que se acercan.

¿Las canciones son de su composición? ¿Las considera mediúmnicas o las clasifica como inspiración?

Tengo un repertorio extenso y variado. Nuestras casas espíritas reciben a personas de todas las religiones, y eso nos abre un abanico de posibilidades. Escojo canciones que hablen de Dios, del bien, de la paz y el amor para interpretar y ofrecer al público diverso que me escucha. Acostumbro recibir muchas psicografías musicales. Ya recibí un CD entero de esa manera, como también las que compongo por inspiración.

¿Algo resaltante que le gustaría destacar de su experiencia en el arte musical?

Yo diría que el arte musical es como el aire que respiro. No existe Elizabet Lacerda sin la música. Recibo diariamente los más diversos testimonios sobre el bien que "esta música" hace a las personas. De mi parte, puedo separar, sin falsa modestia, lo que es mío y lo que es de los Espíritus.  Tengo conciencia de que me pongo a disposición de la Espiritualidad amiga y que ella actúa de la manera que es necesaria. Muchos relatos de curación de depresión, de enfermedades graves, de desistir de suicidios, de cambios radicales de vida y otros, me llegan como una manera de estímulo e incentivo para que yo pueda continuar cantando.

¿Y del ambiente espírita?

Me siento muy acogida por el ambiente espírita que reconoce el trabajo que desarrollo como CONSOLADOR. Algunas casas aún se prenden a la forma y el contenido solamente espírita aferrándose únicamente a las canciones psicografiadas, no obstante entendemos que todos podemos ser inspirados para componer canciones bellas. Por eso, diversifico el repertorio y estoy feliz cuando las casas se abren al arte como un todo, y no solamente por una formalidad. Esa ha sido mi lucha; no existe el “Arte Espírita” sino ARTE, que por sí solo es independiente de cualquier rótulo.

¿Algo más que le gustaría añadir?

El Servicio con Jesús requiere de desprendimiento, renuncia y donación. Quien me ve cantando, tal vez no establezca ninguna relación con ese pasaje de El evangelio según el Espiritismo citado en el capítulo XXIII, ítems 4 al 6 “Abandonar Padre, Madre e Hijos”, no relacionando las consecuencias que vienen de ese acto. Muchas veces, mi familia se queda sin mí para que yo pueda servir. Eso ya me costó días difíciles, pero la alegría, la relación con Cristo y los consuelos que derivan de ese servicio son bálsamos de esperanza para mí y para todos los involucrados en ese contexto. Es gratificante. ¡Y con Jesús, la carga es siempre más ligera! Que pueda merecer cantar las cosas de Dios por largas vidas. Es lo mejor que hay en mí, en mi vida, en mis días: ¡CANTAR!



 


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O Consolador
 
Revista Semanal de Divulgación Espirita

 

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