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Año 10 - N° 461 - 17 de Abril de 2016
Traducción
Elza Ferreira Navarro - mr.navarro@uol.com.br
 

 
 

El Espiritismo no vino destruir la ley cristiana, pero cumplirla
 

Tema central de la entrevista que nos fue concedida por Artur Valadares de Freitas Santos, de la ciudad de São Carlos (SP), uno de los relieves de esta edición, el estudio de las Escrituras ni siempre fue visto con buenos ojos en el medio espírita, mismo cuando su objeto sea solamente los textos evangélicos.
La mala voluntad en tal caso no tiene, todavía, soporte en lo que Kardec escribió al respecto del Antiguo y del Nuevo Testamento.

Vale la pena reproducir aquí el texto que el Codificador de la doctrina espírita insirió en el capítulo I d’ El Evangelio según el Espiritismo:

“La ley del Antiguo Testamento tuvo en Moisés su personificación; la del Nuevo Testamento la tiene en Cristo. El Espiritismo es la tercera revelación de la ley de Dios, pero no tiene ninguna individualidad a personificarla, porque es fruto de la enseñanza dada, no por un hombre, sino por los Espíritus, que son las voces del Cielo, en todos los puntos de la Tierra, con el concurso de una multitud innumerable de intermediarios. Es, de cierta manera, un ser colectivo, formado por el conjunto de los seres del mundo espiritual, cada uno de los cuales trae el tributo de sus luces a los hombres, para tornarles conocido ese mundo y la suerte que los espera.

Así como el Cristo dijo: ‘No vine destruir la ley, sin embargo cumplirla’, también el Espiritismo dice: ‘No vengo destruir la ley cristiana, pero darle ejecución.’ Nada enseña por el contrario a lo que enseñó el Cristo; pero, desarrolla, completa y explica, en términos claros y para toda gente, lo que fue dicho solamente bajo forma alegórica. Viene cumplir, en los tiempos predichos, lo que el Cristo anunció y preparar la realización de las cosas futuras. Él es, pues, obra del Cristo, que preside, conforme igualmente lo anunció, a la regeneración que se opera y prepara el reino de Dios en la Tierra.” (El Evangelio según el Espiritismo, cap. I, ítem 6 y 7.)

Llamamos la atención del lector para los siguientes puntos que extrajimos del texto arriba:

• El Espiritismo es la tercera revelación de la ley de Dios.
• No vino destruir la ley cristiana, pero darle ejecución.
• Nada enseña por el contrario a lo que enseñó el Cristo.
• Viene cumplir lo que el Cristo anunció.
• El Espiritismo es obra del Cristo.

Las observaciones que hacemos no escaparon a J. Herculano Pires, traductor de las obras de Allan Kardec y estudioso espírita respetado por todos nosotros y que Chico Xavier, basado en Emmanuel, clasificó como siendo “el metro que mejor midió Kardec”.

En su traducción d’ El Libro de los Espíritus, publicada por la Lake, Herculano Pires redactó importante texto que tituló “Introducción al Libro de los Espíritus”, que abre la mencionada traducción. Reafirmando la información de Kardec cuanto al hecho de ser el Espiritismo la tercera revelación de la ley de Dios, escribió entonces el inolvidable cofrade:

“Cuando el mundo se preparaba para salir del caos de las civilizaciones primitivas, apareció Moisés, como el conductor de un pueblo destinado a trazar las líneas de un nuevo mundo: y de sus manos surgió la Biblia. No fue Moisés quien la escribió, pero fue él el motivo central de esa primera codificación del nuevo ciclo de revelaciones: el cristiano.

Más tarde, cuando la influencia bíblica ya había modelado un pueblo, y cuando este pueblo ya se dispersaba por todo el mundo gentío, esparciendo la nueva ley, apareció Jesús; y de sus palabras, recogidas por los discípulos, surgió el Evangelio.

La Biblia es la codificación de la primera revelación cristiana, el código hebraico en que se fundieron los principios sagrados y las grandes leyendas religiosas de los pueblos antiguos. La gran síntesis de los esfuerzos de la Antigüedad en dirección al espíritu. No se debe admirar que se presente muchas veces asustadora y contradictoria, para el hombre moderno.

El Evangelio es la codificación de la segunda revelación cristiana, la que brilla en el centro de la tríada de esas revelaciones, teniendo en la figura del Cristo el sol que ilumina las otras dos, que lanza su luz sobre el pasado y el futuro, estableciendo entre ambos la conexión necesaria.

Pero así como, en la Biblia, ya se anunciaba el Evangelio, también en éste aparecía la predicción de un nuevo código, el del Espíritu de la Verdad, como se ve en Juan, XIV. Y el nuevo código surgió por las manos de Allan Kardec, bajo la orientación del Espíritu de la Verdad, en el momento exacto en que el mundo se preparaba para entrar en una etapa superior de su desarrollo.” (Introducción al Libro de los Espíritus, de J. Herculano Pires.)

Delante de eso, es totalmente incomprensible la indiferencia o el desinterés de los espíritas con relación al estudio y al conocimiento de las dos revelaciones que precedieron el advenimiento del Espiritismo, de las cuales es él el natural complemento, tal como fue predicho por el Cristo.




 


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