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Espiritismo para los niños - Célia X. de Camargo - Português Inglês 
Año 9 - N° 431 - 13 de Septiembre de 2015 

Traducción
Carmen Morante - carmen.morante9512@gmail.com
 

 

La serpiente
 

  

Caminando por una senda de tierra, en medio del bosque, Lucía iba tranquila. Vivía por los alrededores y se dirigía a la escuela, distante a unos quinientos metros de su casa.

De pronto, en medio dela vegetación, apareció arrastrándose una enorme y amenazadora serpiente. Colocándose  en medio del camino, se enroscó y se quedó esperando.

Al principio, asustada, la niña se detuvo. Pensó en volver a casa. Sin embargo, en ese momento se acordó de todo lo que ya había aprendido. Su mamá siempre le decía que todo en la Naturaleza era creación de Dios y que debemos respetar cualquier forma de vida: humana, animal o vegetal.

Entonces, armándose de valor, teniendo cuidado de mantener una buena distancia, se dirigió al reptil, diciendo:

- Amiga Doña Serpiente. No tengo nada contra usted. Al contrario, todos somos hermanos, porque somos hijos de un mismo Padre, que es Dios. Estoy yendo a mi escuela y necesito pasar por este lugar, que usted está ocupando. Si tuviera la gentileza de dejarme pasar, le estaré muy agradecida.

La voz de la niña, serena y dulce, tranquilizó al animal, que la observaba con sus ojitospequeños. Entonces, pareciendo entender lo que se le había dicho,  serpenteó por la tierra lentamente, desapareciendo en medio delas matas.

Lucía, agradeciendo a Dios por la protección que le había dado, continuó su camino a la escuela.

Durante horas, se dedicó a lasactividades escolares, olvidándosedel incidente

Más tarde, casi a la horade que tocara la señal de salida, llegó alguien. Era un hombre que había socorrido a un niño. Todavía asustado, les contó:

- Venía a caballo por el caminito, cuando vi a un niño a la distancia, frente a mí. Tenía un palo en la mano, y jugaba golpeando los árboles al bordedel camino, asustando a los pajaritos y persiguiendo a los animales pequeños. Me di cuenta que una enorme serpiente apareció frente de él. Quise advertirle del peligro, gritar para que se quedara quieto, sin hacer movimientos bruscos, pero no

tuve tiempo. El muchacho, ágil, levantó el palo, intentando aplastar a la serpiente. Pero ella fue más rápida y dando un salto certero y lo picó.

- Y el muchacho, ¿cómo estás? - preguntó la profesora, angustiada.

- Afortunadamente, fue socorrido a tiempo. Se encuentra en el hospital de la ciudad, recibiendo atención médica. Como él tenía una mochila de la escuela, por el horario, llegué a la conclusión de que era un estudiante que había faltado a clase, y se la traje a usted. ¡Aquí está! – dijo él, entregando la mochilaa la profesora.

- ¡Es de Roberto! ¡Ya me parecía extraño que no haya venido a la escuela hoy! Muchas gracias, señor. ¿Y sus padres ya fueron informados?

- Precisamente por eso vine aquí. No sé dónde vive. Si me dice la dirección del muchacho, iré a avisarle a su familia.

La profesora le explicó dónde vivía Roberto y el buen hombre se despidióapresurado.

Apenas salió el hombre, Lucía comentó:

- ¡Debe ser la misma serpiente que encontré hoy en el camino!

- ¿Es cierto? ¿Has visto una serpiente? ¡Cuéntanos! ¿Cómo fue? – quiso saber la profesora.
 

Y Lucía, delante de la clase quela escuchaba con atención, contó lo que le había sucedido, cómo se comportó frente al peligro y cómo la serpiente se alejó sin molestarla.

El silencio se hizo en la sala. Todos estaban perplejos y pensativos.

Quedó muy claro cómo el comportamiento de cada uno había determinado una reacción diferente del animal. El respeto Lucía y la agresión de Roberto generaron diferentes consecuencias.

La profesora, complacida con la lección, añadió:

- Si Roberto hubiera venido a la escuela, como era su deber, ahora no estaría sufriendonipreocupando a sus padres. No hay nada más que decir. La clase ha terminado.

TIA CÉLIA


 

                                                                                   



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