Especial

por Marcus Vinicius de Azevedo Braga

Necesitamos conversar sobre la intolerancia religiosa

Joven adolescente en la escuela es víctima de bullying, pues los amigos toman conocimiento de que él y su familia profesan una religión de matriz africana. Templo espiritualista es vandalizado en la callada de la noche, incendiado y destruido. Evento ecuménico televisivo con la presencia de espíritas omite la mediumnidad como uno de los pilares de la doctrina. Protesto contra la intolerancia religiosa pasa en blancas nubes en la prensa espírita. Una Barraquita de libros espíritas en la autopista de la ciudad es inviabilizada por la persecución de la fiscalización municipal por cuenta de la intolerancia religiosa.

Nosotros, espíritas, al tomar conocimiento de algunos de esos hechos narrados en el parráfo arriba, miramos para el lado, como si ese problema no fuese nuestro, calzados en la idea de que el Espiritismo es una religión de matriz cristiana y se coloca al lado de los grupos hegemónicos, arriba de cualquier persecución o intolerancia.

Olvidamos que la libertad de culto y el respeto las manifestaciones religiosas es un principio de pluralidad, de buena convivencia social, y que la hostilización de creencias diferentes es una ofensa al principio de la caridad, causando sufrimiento al prójimo, de forma totalmente contraria a lo que predica el Espiritismo.

Pensamos ser parte del grupo hegemónico, y escondemos los trazos relacionados a la mediumnidad y la reencarnación, en la búsqueda de ser más aceptados, pues muchos bien recuerdan, allá en el fondo, de tiempos de medio siglo atrás cuando éramos objeto de persecución más ostensiva. Al final, ya fuimos crimen en el código penal. Y para huir de nuestra opresión, a veces, nos colocamos como opresores.

Juzgamos aun tener una religión cierta frente a otras erradas, y que las otras deben ser combatidas. Pensamiento totalmente extraño a los ideales espíritas, y la literatura, que muestra a los espíritus actuando donde hay el bien, y que la religión, sea cual fuera, es un instrumento de apoyo a la evolución, aunque se vea tanto mal practicado en nombre de Dios.

El tema de la intolerancia religiosa debería constar con destaque en la agenda del movimiento espírita. Ser objeto de debates, de estudios. Lo más curioso de esa cuestión es que a veces se defiende una postura de intolerancia pautada en la idea de pureza doctrinaria, contrapuesto a un silencio en relación la importación de modelos y prácticas totalmente extrañas a los fundamentos espíritas, pero aceptados apenas por venir de religiones de matrices cristianas.

Existe también la negación del problema, en la afirmación de que nuestro país es plural, y de que esa intolerancia religiosa es fantasiosa. Esa tesis no sintoniza con los hechos. El II Informe sobre Intolerancia Religiosa: Brasil, América Latina y Caribe, publicación organizada por el Centro de Articulación de Poblaciones Marginadas y por el Observatorio de las Libertades Religiosas, con apoyo de la Representación de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (Unesco) en Brasil - LINK-1 - indica  un aumento de los casos de forma impresionante.

Los datos del portal Marque 100, del entonces Ministerio de la Mujer, de la Familia y de los Derechos Humanos, indican la ocurrencia de 477 casos de intolerancia religiosa en 2019, 353 casos en 2020 y 966 casos en 2021, considerandose que el fenómeno de la pandemia de Covid-19 puede haber afectado la caída en 2020. Los datos de 2022 indican un sentido ascendente de casos – conceder clicando en este LINK-2  – y, como se imagina, las religiones de matriz africana siempre figuran entre las más alcanzadas.

Actores de la sociedad, inclusive de denominaciones religiosas, se han posicionado en el sentido de la promoción de la tolerancia religiosa, y sí, existen espíritas oficial y extra oficialmente envueltos en esas luchas, pero es nítido también que a pesar del esfuerzo de algunos, inclusive de la Federación Espírita Brasileña, ese tema, digamos así, no tiene señal en la agenda del movimiento, lo que se materializa por los textos, charlas y producción.

Y no, ese no es un tema político. Si lo es, no es más que otros temas que tienen reflejo político y que son abrazados efusivamente por el movimiento espírita. Ese es un tema de la convivencia humana, de la fraternidad y del diálogo. Temas queridos por nosotros, y la intolerancia es algo concreto, que se manifiesta en las micro relaciones, alojado en las mentes y en las actitudes.

Continuamos creyendo que ese es un problema de las otras denominaciones, que somos ungidos y que estamos fuera de esa persecución, olvidados del pasado, del presente que no detectamos y de nuestro deber en la comprensión de las diversas expresiones del trato de la cuestión de la espiritualidad, como fenómenos sociales, históricos y humanos.

La sociedad continua moviendose, y se tiene el día 21 de enero como el día Nacional de Combate a la Intolerancia Religiosa, instituído por la Ley Federal nº 11.635, de 2007, y en enero de 2023 fue promulgada la Ley nº 14.532, de 11 de enero de 2023, que equipara la injuria racial al racismo y crea el crimen de injuria racial colectiva, más allá de prever nuevas penas para casos de racismo en religiones, actividad deportivas y recreaciones. Iniciativas valorosas, pero nuestro punto aquí es más interno, de la invisibilización de ese debate en la casa espírita.

¿Y cómo revertir eso, sin resbalar para un debate politizado y polarizado? Bien, el día 21 de enero es un buen lema para que se pueda construir una agenda de debates, sea en la tribuna, sea en el texto escrito, promoviendo la reflexión de en qué medida podemos atacar esa cuestión en nosotros mismos, construyendo un ambiente de tolerancia religiosa a partir de cada uno.

Tenemos casos concretos donde esa intolerancia se manifiesta en la casa espírita. Apenas para ejemplificar: ¿cómo reaccionamos cuando en la reunión mediúmnica se manifiesta un espíritu utilizando expresiones típicas de la matriz africana? Cuando en el atendimiento fraterno a persona revela haber venido de una casa espiritualista, ¿cómo nos portamos? Si el colega dice en la casa espírita que va allá solamente por que le gusta de los estudios, pero en la parte mediúmnica, va a otra denominación, ¿qué respondemos?

No se trata de una absorción del Espiritismo por otras prácticas, si no de una comprensión, caritativa, de que el sincretismo absorbe la practica religiosa en el país, y que si la persona fue allí a la casa espírita, ella busca algo, y que demanda un tratamiento respetuoso y amable de respeto a sus creencias.

Eso, por obvio, es bien diferente del injerto de contenidos diferentes la lógica Kardecista en textos, conferencias y libros. Pero, incluso esas cuestiones, deben ser objeto de análisis fraterno, evitando censuras truculentas, en el buen diálogo que promueva la reflexión de que es o de lo que no es Espiritismo, y de qué factores llevan a un entendimiento y no a otro. Fe razonada se construye por diálogo y argumentos y no por bulas de temas prohibidos.

La casa espírita puede también, en los vientos del día 21 de enero, trabajar no solo la intolerancia intramuros, si no también las conductas en el día a día, frente a un colega de trabajo que abraza ideas diferentes de la suya, en situaciones de discriminación en el ambiente escolar y aun, en la familia, en especial con la formación de parejas donde el que llega tiene una religión diferente.

El ejercicio de la tolerancia es una manifestación de la caridad, y aunque no concordemos con la visión de la transcendencia del otro, eso no implica en el ser nuestro enemigo, la fuente del mal, o algo a ser combatido. Como dice el adagio que oi mucho en la juventud espírita, el patrón es el mismo, solo cambia el cliché. Y muchos se colocan pomposos en ciertos clichés, pero en la práctica sirven a otros patrones.

Al chegar en el país de la luz, la credencial que nos será pedida es la de la evolución espiritual, y eso puede darse en cualquier cultura y en cualquier denominación religiosa, recordando siempre de otro bordón querido al Espiritismo, de que mucho será dado a quien mucho será cobrado. No hay garantía de evolución por afiliarse la creencia A o B. Son apenas instrumentos de evolución.

Además, cabe siempre recordar que al ser intolerante, utilizando la violencia en el trato con otras denominaciones, estamos trayendo para la práctica espírita visiones extrañas a su esencia, lo que es una forma de deformación del Espiritismo, contradictoria por alegar la intolerancia por la pureza doctrinaria, colaborando con esta en la práctica. 

Importante que ese tema, que no debería ser árido, figure en nuestra pauta. En nada nos es extraño, sea dentro o fuera de la casa espírita, y en la inserción del Espiritismo en la sociedad. El diálogo entre las religiones puede ser objeto de sinergia, mantenida la identidad de cada creencia y sus presupuestos. El libre ejercicio de culto es un derecho de cada ciudadano y todos nosotros estamos sujetos a tener que invocar ese derecho. Y muchos espíritas han tenido problemas graves en el ejercicio de su fe.

La tolerancia genera tolerancia. El diálogo es el ladrillo robusto en la construcción de puentes.La sinergia en los espacios comunes es una marca de civilidad y de espíritu fraterno. Jesús decía que sus discípulos serán reconocidos por mucho amarse. El amor también prevé el respeto a quien cree de forma diversa de nosotros, y aun, en relación a quien no cree en nada. Eso todo son rótulos pasajeros, temporales, y lo que queda es el espíritu, esencia, que trilla de manos dadas con cada hermano el camino de la evolución.

 

Traducción:
Isabel Porras
isabelporras1@gmail.com

 
 

     
     

O Consolador
 Revista Semanal de Divulgação Espírita