Especial

por Ricardo Baesso de Oliveira

Cinco problemas del concepto de mérito

Parte 2 y final

Los estudios muestran que los níveles de cumplimiento escolar son sensiblemente influenciados por el tipo de hogar de donde las personas vengan. Niños de hogares más acaudalados, cuyos padres se interesan bastante por sus habilidades de aprendizaje, y donde existan libros abundantes y un lugar para estudo, tienen más oprtunidades de salir bien de a aquellos de grupos de menor renta, entre los cuales esos aspectos pueden no estar disponibles.1

Kardec comentó que puede ocurrir que el Espíritu conserve en sus nuevas existencias los trazos psíquicos de las existencias anteriores, pero no siendo la misma, la posición social, él puede sufrir enormes transformaciones. Según él si de señor él se vuelve esclavo, sus inclinaciones serán muy diferentes y terribles dificultades en reconocerlo. El Espíritu siendo el mismo, en las diversas encarnaciones, sus manifestaciones pueden tener, de una para otra, ciertas semejanzas. Estas, entre tanto, serán modificadas por las costumbres de la nueva posición. 2

En la Revista espírita, después de narrar el suicidio de una joven señora que se mató ante la desesperación de no tener como alimentar a los hijos, Kardec reproduce el pensamiento del Espíritu Lamennais: Esta infeliz mujer es una de las víctimas de vuestro mundo, de vuestras leyes y de vuestra sociedad. Dios juzga a las almas, pero también juzga los tiempos y las circunstancias; juzga las cosas forzadas y la desesperación; sino el fondo y no la forma. Y osó afirmar: esta infeliz murió no por crimen, sino por pudor, por miedo de la verguenza. Es que donde la justicia humana es inexorable, juzga y condena los hechos materiales, la justicia divina constata el fondo del corazón y el estado de la conciencia [...] 3

c) Circunstancias y oportunidades: las oportunidades no son las mismas para todas las personas. Muchas personas admiten que su éxito en la vida tiene mucho que ver con hechos que se dieron, de los cuales ellos no tuvieron ninguna participación.

También aquí, alguien comentará, que las facilidades y dificultades que encontramos en la vida, tiene que ver con nuestro pasado reencarnatorio, por tanto, se relaciona con cuestiones que envuelven mérito o demérito. También aquí, eso es apenas parcialmente correcto. Kardec bien definió que muchos accidentes en el curso de la vida no son anteriormente previstos: la fatalidad solo consiste en estas dos horas, aquellas en que debéis aparecer y desaparecer en este mundo. 4Así, mismo considerando la historia reencarnatoria de cada uno y la actuación de los Espíritus desencarnados en los acontecimientos de la vida, la imprevisibilidad es algo que no puede ser desconsiderada.   

Un estudio mostró que adolescentes tenían un cumplimiento 10% peor en los test escolares, en la semana en que se daba un homicidio en el barrio en que residían. ¡Cuántas veces jóvenes y adultos son perjudicados en concursos, o entrevistas de empleo, en virtud de una enfermedad imprevista, o de acontecimientos familiares, que generan fuerte estado mental de perturbación!


Quinto

Hay motivo para dudar que hasta incluso una meritocracia perfectamente realizada (si eso fuese posible) sea el camino para una sociedad justa. El ideal meritocrático está relacionado a la mobilidad, no a la igualdad. Él no dice que hay grandes lagunas entre ricos y pobres. Lo que importa para la meritocracia es que todo el mundo tenga una oportunidad igual para subir las escaleras del éxito; no hay nada que decir sobre cual debería ser la distancia entre los escalones de la escalera. El ideal meritocrático no es remedio para la desigualdad; el es justificación para desigualdad, pues legítima las recompensas generosas que el mercado concede a los vencedores y los pagos parcos que ofrece a trabajadores sin diploma universitario. En 2014, CEOs de grandes empresas estadounidenses recibieron trecientas veces más que el trabajador patrón.6

La más trágica indicación de eso, según Michael Sandel, es el aumento de “muertes por desesperación”. El término fue acuñado por dos economistas de la Universidad de Princeton (USA), para referirse a muertes autoinfligidas: suicidio, abandono de los tratamientos, sobrerdosis de drogas, dolencias hepáticas relacionadas al alcoholismo. Se cree que las “muertes por desesperación” responden por la caída de la expectativa de vida en América del Norte, entre los años de 2014 a 2017, hecho sorprendente, porque en todo el siglo veinte la expectativa de vida aumentó progresivamente. La “muerte por desesperación” es típicamente observada en hombres de media edad, sin diploma universitario; las principales víctimas de la globalización y de la tiranía del mérito.7

Kardec reconoce que son los más fuertes que hacen las leyes y ellos las
hicieron para sí,
 pero que la justicia divina quiere que todos participen del bien,  que ella no pacta con la vigencia de leyes hechas por el fuerte en detrimento del débil; que con menos parcialidad se ejerza la justicia; que el débil encuentre siempre amparo contra el fuerte; que la vida del hombre, sus creencias y opiniones sean mejormente respetadas; que exista menor número de desgraciados; en fin, y que todo hombre de buena voluntad esté seguro de no faltarle lo necesario. 10

Ansiando por una sociedad justa y fraterna, Kardec coloca: Los hombres, cuando se hubieran despojado del egoísmo que los domina, vivirán como hermanos, sin  hacerse mal alguno, auxiliándose reciprocamente, impulsar por el sentimiento mútuo de la solidaridad. Entonces, el fuerte será el amparo y no el opresor del débil y no más serán vistos hombres a quien falte lo indispensable, porque todos practicarán la ley de justicia11

Las consideraciones expuestas nos sensibilizan para el desenvolvimiento de una visión diferente de los “éxitos” y “fracasos” de la vida. El modo de pensar sobre quien merece lo que no es moralmente defendible. Una visión que considera la evolución como algo colectivo y solidario es la única que se sustenta ante la propuesta universalista de la Doctrina espírita.

Gustavo Geley, investigador espírita muerto en 1924, se valió de la expresión evolución solidaria. Geley se referia a la necesidad de entender el desenvolvimiento espiritual, pensamiento central de la Doctrina espírita, como un esfuerzo colectivo en pro del perfeccionamiento, no únicamente personal, sino de toda la colectividad.

Escribió: Sus consecuencias prácticas [de la reencarnación] son fáciles de concebir. Antes de todo, ella impone el trabajo y el esfuerzo; no el esfuerzo aislado, la lucha por la vida egoísta, sino el esfuerzo solidario, porque todo lo que favorece o retarda la evolución de otro y la evolución general favorece o retarda la evolución de cualquier miembro de la colectividad.12

Aunque la evolución se de también en la intimidad de cada uno, en la expansión personal de los recursos cognitivos y afectivos, el enfoque exclusivista de esa evolución neutraliza la propia dinámica del proceso, pues se cristaliza en el egoísmo, la fuente de todas las imperfecciones humanas.

Todas las condiciones afectas la corporeidad – pruebas, expiaciones y misiones - nunca son condiciones aisladas, únicas, restringidas al individuo en sí mismo. Se tratan de eventos colectivos, que relacionan entre sí todas las personas vinculadas a el. El Espíritu maduro renuncia a las expectativas de realización únicamente personal para envestir en el bienestar colectivo. Por amor, por altruismo, por compromiso al bello, al bueno, al noble y al justo, él asume tareas, a veces, de gran renuncia, y se siente feliz con eso.

O evolucionamos juntos, o nadie avanzará solo. La paz de espíritu jamás será conquista del alma egoísta. Ella se estableció en aquellos que están haciendo lo que les compete hacer. Nadie cae solo. Nadie se levanta solo. Nuestras interacciones vitales son tan profundas, que nunca sabemos delante de un acto indigno o de un acto noble donde localizar la mayor culpa y el mayor mérito.

Gracias a esa solidaridad esencial, los actos individuales tienen una repercusión inevitable sobre las condiciones vitales de todo lo que piensa, de todo lo que vive, de todo lo que es. Recuerda Geley que en la evolución de los seres y de los mundos está asegurada una especie de colaboración general gracias a la cual todo esfuerzo en el sentido indicado por la ley moral o toda violación de esa ley tiene su reacción colectiva más allá de su reacción individual.

No hay responsabilidad exclusivamente individual a un acto cualquiera bueno o malo; como no hay para ese acto sanción exclusivamente individual. Todo lo que se hace, todo lo que se piensa, en el bien o en el mal; todo lo que se traduce por una impresión emotiva, una alegría o un dolor, en un individuo cualquiera, se repercute a todos y se asimilan a todos. No hay decadencia o progreso que no sean solidarios.

 

[1] Sociologia, Anthony Giddens.

[2] LE item 216

[3] O padeiro desumano–suicídio RE,

      Maio/1862.

[4] LE item 859

[5] Anatomia da violência, Adrian Reine.

[6] Michael Sandel, A Tirania do mérito.

[7] Michael Sandel, A tirania do mérito.

[8] LE, item 795

[9] LE, item 781-a

[10] LE item 793

[11] LE, item 916

[12] Resumen de la Doctrina espírita, tercera parte
 

Traducción:
Isabel Porras
isabelporras1@gmail.com

 
 

     
     

O Consolador
 Revista Semanal de Divulgação Espírita