Especial

por Ricardo Baesso de Oliveira

Cinco teorías para
la evolución

Algunas propuestas explicativas sobre la evolución han sido puestas.

La explicación clásica del cristianismo tradicional es la creacionista fixista, según la cual los humanos, como los otros animales, son como siempre fueron, sin ningún cambio. Esa visión cree en un Dios creador, el cual habría originado el mundo tal como lo vemos hoy. Ningún ser vivo “viene” de cualquier otro, pues no existe evolución. En la comunidad científica nadie tiene en serio esa teoría, pues las evidencias en pro de la evolución biológica son indiscutibles.

La teoría que prevalece en la comunidad científica afirma que las especies evolucionan de otras especies, y las especies que existen hoy, probablemente, no existían en el inicio del mundo, y que la evolución se da por una serie de mutaciones genéticas aleatorias y selección natural. La crítica más contundente a esa teoría oficial se refiere a la complejidad de ciertos órganos, como los ojos de los vertebrados, y a sistemas, como el de la coagulación sanguínea. Casi inconcebibles que estructuras así hayan surgido por obra del acaso.

Una tercera posibilidad procura conciliar las dos anteriores, la teoría del Proyecto inteligente. Los partidarios del Proyecto inteligente resaltan la dificultad, si no la imposibilidad, de explicar estructuras tan complejas, como el ojo humano, por medio apenas de mutaciones al acaso y selección natural. Ellos afirman que estructuras y órganos complejos muestran una integración creativa de muchos componentes diferentes porque fueron proyectados de modo inteligente. Ellos dejan en abierto la cuestión del proyectista, pero la respuesta obvia es Dios.

La gran crítica que se hace a esa teoría es que no siempre las cosas fueron cierta. Se cree que más del 90 % de las especies que surgieron en la Tierra fueron extinguidas. Así, ese proyectista no sería tan inteligente como se cree.

Una cuarta hipótesis se presenta: ni el acaso ni una inteligencia externa. Los organismos vivos pueden tener una creatividad interna, como los seres humanos tienen. Las nuevas ideas surgen, nadie sabe como ni por qué. El ser humano tiene una creatividad inherente, y todos los organismos vivos también pueden tener una creatividad inherente que se manifiesta en mayor o menor grado. Según esa hipótesis, las máquinas exigen proyectistas externos, los organismos no.

La teoría de la creatividad interna remonta a pensadores bien antiguos como Erasmus Darwin (1731-1802), el abuelo de Charles  Darwin. Él decía que Dios dotaba la vida o la naturaleza de una capacidad creativa inherente que después se manifestaba sin la necesidad de orientación o intervención divina. Los seres vivos eran capaces de perfeccionarse, y los resultados de los esfuerzos de los padres eran heredados por sus descendientes.

Otro partidario de esa teoría fue Jean-Baptiste Lamarck (1744-1829). Según él, los animales adquirirían nuevos hábitos en respuesta a su ambiente y sus adaptaciones eran transmitidas a sus descendientes. Un poder inherente a la vida produjo organismos cada vez más complejos, elevándolos en la escala animal.

La teoría de la creatividad inherente a los organismos vivos no se sustenta a la luz de los postulados espíritas. Incluso porque la creatividad, la inteligencia y la voluntad son atributos no del organismo vivo, sino del principio espiritual, que es sede de todo eso.

Aceptar que el principio espiritual, en la fase evolutiva de las plantas y animales, e incluso en la fase humana sea capaz de resolver problemas tan complejos como aquellos que derivan de su sobrevivencia y especialización creciente es ilógico.   

La solución de la mayor parte de esos obstáculos evolutivos pasa por modificaciones en la estructura del ADN, localizado en los cromosomas, en el núcleo de las células. Son estructuras inaccesibles a las mentes más bien dotadas, cuanto más al principio inteligente que ni siquiera posee mente en gran parte de su evolución.

Veamos un ejemplo al examinar la resistencia adquirida por el HIV a antivirales.

Imaginemos que un nuevo medicamento antiviral sea dado a cierto paciente. El medicamento, después de alcanzar la intimidad de la célula, va a hacer que el ambiente donde los vírus se encuentran se modifique. Tendremos, así, un ambiente nuevo, pues nunca, anteriormente, aquella sustancia química existió en la célula.

Un determinado cambio genético será necesario para que el vírus no sea destruido por el medicamento; el necesita adquirir resistencia al medicamento. En el nível genético, es preciso que ocurra una mutación. La mutación consiste en un conjunto de cambios específicos en la secuencia de la molécula del gen.

Para que eso se verifique, el vírus tendría que reconocer que el ambiente cambió, identificar el cambio necesario para la adaptación de las nuevas condiciones y entonces causar la correcta alteración en la molécula de ADN, o sea, promover una mutación. Y el vírus tendría que hacer eso en un ambiente nunca antes experimentado por el.

Incluso que fuese posible imaginarse el hecho de mutaciones dirigidas por una posible creatividad del organismo en el caso de la resistencia vital a drogas, cambios evolutivos de un órgano más complejo (como el cerebro u ojo) exigirían practicamente un milagro.

La quinta propuesta es la espírita. Sin negar la propuesta de la ciencia oficial, según la cual la evolución se da por mutaciones y por selección natural, el Espiritismo va más allá e informa que las mutaciones que dieron origen a las especies nuevas y al perfeccionamiento gradual de los organismos vivos fueron, muchas veces, promovidas por Espíritus desencarnados vinculados a la evolución del planeta.  En ese particular, tenemos vasta literatura.

Según Léon Denis, la teoría de la evolución debe ser completada por la de la percusión, esto es, por la acción de las potencias invisibles, que activa y dirige esta lenta y prodigiosa marcha ascendente. ¡

Y aun, Denis: Espíritus químicos, físicos, naturalistas, astrónomos actúan en todos los lugares sobre la materia sutil, que hacen pasar por preparaciones, por modificaciones destinadas a obras que la imaginación humana tendría dificultades en concebir.¡¡

El médico francés Gustavo Geley sigue en la misma línea; La evolución de las especies se encuentra guiada, en cierta medida, por una influencia superior y profunda. Las apariciones intermitentes de las principales especies y de los instintos son conforme a las necesidades ambientes y a las necesidades vitales, obedeciendo a la finalidad adquirida. Pero hay aun, todo como en la obra del artista, al lado de realizaciones geniales, errores, imperfecciones, olvidos, exageraciones, intentos...¡¡¡

En la literatura mediúmnica de Chico Xavier, encontramos hartas informaciones que ratifican esos conceptos. Emmanuel dice que así como el químico humano encuentra en el hidrogeno la fórmula más simple para establecer la ruta de sus comparaciones sustanciales, los Espíritus que cooperaron con el Cristo, en los princios de la organización planetaria, encontraron, en el protoplasma, el punto de inicio para la actividad realizadora, tomándolo como base esencial de todas las células vivas del organismo terrestre. iv

Y también, André Luiz:

Los arquitectos espirituales, adaptados a la supervisión celeste, gastarían largos siglos preparando las células que servirían de base al reino vegetal, combinando nucleoproteínas a azucares y otros elementos primordiales, a fin de que se estableciese un nível seguro de fuerzas constantes, entre el bagage del núcleo y del citoplasma.

Con semejante realización, el principio inteligente comienza a desenvolverse del punto de vista fisiopsicosomático. No apenas la forma física del futuro promete entonces revelarse, sino la forma espiritual.

Se fijan, despacio, bajo influenciación magnética, los fragmentos de cromatina, organizándose los cromosomas en que serían condensadas las fórmulas vitales de la reproducción. Múltiples procesos de división pasan a ser experimentadosv

Muestra también que plantas y animales, después de estados en el plano espiritual, al volver al plano físico, por el mecanismo reencarnatorio, se vuelven elementos de transformación:

Plantas y animales domesticados por la inteligencia humana, durante milenios, pueden ahí ser aclimatados y perfeccionados, por determinados periodos de existencia, al fin de los cuales regresan a  sus núcleos de origen en el suelo terrestre, para que avancen en la peregrinación evolutiva, compensados con valiosas adquisiciones de mejoramiento, por las cuales auxilían la flora y fauna habituales a la Tierra, con los beneficios de las llamadas mutaciones espontáneas. 

Y presenta este pensamiento esclarecedor:

El plano físico es la cuna de la evolución que el plano extrafísico perfecciona. El primero insufla el soplo de la vida, cuyas edificaciones el segundo perfecciona. La reencarnación multiplica las experiencias, sumándolas, poco a poco. v¡¡

Podemos deducir, por lo expuesto, que la interferencia de los Espíritus habilitados a la evolución de la Tierra se dio en momentos fundamentales de la evolución planetaria, donde, utilizándose de profundos conocimientos técnicos, operaron en el genoma de los seres vivientes, en cuando al instante debido, para que el progreso se diese al agrado.

Una crítica que podría ser hecha a la propuesta espírita se refiere a la desaparición de millones de especies. Si Espíritus superiores dirigieron el proceso, ¿cómo entender el surgimiento de formas animales que no deberían prevalecer con el pasar de los años?

Es preciso que se entienda que la evolución del principio espiritual en la Tierra ha sido un proceso de construcción creativa, de que participan el propio principio inteligente, como campo organizador de la forma y almacen de las conquistas adquiridas, y una innumerable falange de Espíritus desencarnados, ciertamente con especialidades en diferentes áreas del conocimiento, pero también en proceso de crecimiento. El trabajo de esos Espíritus debe ser colocado a cuenta de experiencias evolutivas también para ellos. Se encuentran probablemente en una fase avanzada de progreso, pero aun necesitados de desenvolvimiento en sectores específicos de la evolución. Así se justifican procesos o situaciones que nos parecen equivocados, pero que son ejercicios y experiencias de almas incompletas.

Hay que considerar también, las necesidades del principio espiritual en tránsito evolutivo. Estructuras listas y completas, no les serían el sustrato sobre el cual se daría el desenvolvimiento necesario.

Y también precisan ser consideradas las limitaciones del propio orbe. Emmanuel, examinando la cuestión de los ensayos monstruosos que dieron origen a los animales horrendos de las eras primitivas, recuerda que la máquina celular fue perfeccionada, en el limite de lo posible, en fase de las leyes físicas del globo. v¡¡¡

En resumen:

- Espíritus planeadores no son perfectos y pueden presentar sus limitaciones (científicos competentes fallan, con frecuencia).

- La acción se da vía campos de energía aun inmaduros (incapaces de fijar los sistemas más complejos).

- Los límites impuestos por las leyes físicas, químicas y biológicas del planeta y de la evolución planetaria.

- La necesidad de elaboración paulatina del principio inteligente. 


 

[i] O problema do ser, cap. IX, parte I

[ii] O problema do ser, cap. XII, parte I

[iii] Do inconsciente ao consciente

[iv] O Consolador, item 6

[v] Evolução em dois mundos, parte I, cap. VII. 8. ed. Brasília: FEB,1958.

[vi] Evolução em dois mundos, parte I, cap. XIII. 8. ed. Brasília: FEB,1958.

[vii] Idem

[viii] A caminho da luz, cap. 2


 

Traducción:
Isabel Porras
isabelporras1@gmail.com

 
 

     
     

O Consolador
 Revista Semanal de Divulgação Espírita