Espiritismo para
los niños

por Marcela Prada
 

 

Tema: Elogio, gentileza


El valor de un elogio


Maju tenía dos dientecitos de adelante separados; parecían dos ventanitas abiertas que daban directo a una pequeña caverna. Ella se moría de vergüenza de sus dientes ventanitas, por eso ya no quería sonreír. Siempre que oía algo divertido, colocaba la mano sobre la boca y escondía sus ventanitas naturales.

- ¡Abre la boca para sonreír, Maju! – le decía su mamá.

Pero la vergüenza era más grande. Como todo el mundo tenía los

dientes juntitos, Maju se veía no solo diferente, sino también fea.

Un día, pasó algo que hizo que Maju cambiara totalmente de idea y mostrara una gran sonrisa. Una niña, nueva en su clase, se sentó a su lado.

Ella miró a Maju avergonzada, pues era su primer día, y mostró una sonrisa tímida. Maju, queriendo ser simpática con su nueva amiga, sonrió también, olvidándose de esconder su ventanita.

- ¡Qué lindo! ¡Me encantan tus dientecitos! – dijo la niña.

Fue en ese momento que Maju se acordó. Pero ese elogio espontáneo hizo que ella no sintiera vergüenza esa vez.

Después de ese día, Maju se volvió más confiada y descubrió qué importante es escuchar palabras gentiles.

Ella pasó a elogiar todo lo que hallaba bueno o bonito en sus amigos. ¿Acaso ellos no sabían de las cosas especiales que tenían?

¿Y saben una cosa? Sus elogios hacían bien a quien los recibía y a ella también. Pues Maju pasó a ver más las cualidades que los defectos de los demás y se dio cuenta de que cada uno es de una manera, pero todo el mundo siempre tiene un lado genial.

 

(Adaptación del texto La niña de los dientes separados, de Suelen Maistro, del sitio web Mãe Pop.)

 

Traducción:
Carmen Morante
carmen.morante9512@gmail.com


 


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