Espiritismo para
los niños

por Marcela Prada

 

Tema: Orgullo, bondad


La rosa orgullosa


Érase una vez una rosa muy bonita. Su belleza era admirada por todos y por eso ella era muy orgullosa.

A su lado había un cactus, pero ellos no vivían bien. La rosa lo hallaba feo y lo insultaba frecuentemente. El cactus, a su vez, prefería no tenerla como vecina.

Cierta vez, en la época de verano, el pozo que había en el jardín se secó. Todas las plantas de ahí comenzaron a sufrir por la falta de agua. La rosa comenzó a marchitarse y a perder su belleza.

Un día vino un gorrión a hundir su pico en el cactus queriendo un poco de agua. El cactus podía almacenar mucha agua y era el único que no estaba sufriendo con la sequía.

Aunque avergonzada, la rosa no tuvo más remedio que preguntarle al cactus si también podría darle un poco de agua. El cactus era bueno y no guardaba rencor. Sabía lo difícil que era la situación para las otras plantas. Así que se compadeció del sufrimiento de la rosa que, además de ponerse fea, estaba casi muriendo de sed.

Entonces, amablemente, el cactus accedió a ayudar a la rosa y ambos pasaron ese verano difícil como amigos. La rosa entendió que de nada valía ser bella si no era buena por dentro, porque el cactus tenía algo muy valioso en su interior.

Materialmente tenía agua, pero moralmente tenía bondad y eso era lo más importante.

Cuando pasó la sequía, la rosa volvió a ser hermosa. Pero ahora también era bonita por dentro, porque había adquirido humildad.

Nunca más volvió a insultar al cactus y los dos se hicieron amigos y vivieron felices en ese jardín.

 

Adaptado del texto de Suelen Maistro, del sitio web Mãe Pop

 

Traducción:
Carmen Morante
carmen.morante9512@gmail.com


 


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