Especial

por Jorge Hessen

Bestialidad moderna

La violencia de todos los grados corrompe las conquistas sociológicas de este siglo. Irrumpe en todos los níveles de la sociedad, manifestándose en múltiples magnitudes. Leemos un periódico, una revista; asistimos a la televisión y la bestialidad es obstinadamente difundida, sea por las noticias, por los documentales, sea por las películas (inclusive diseños “infantiles”), por los programas de auditorio cada vez más oscuros en términos de valores éticos.

La ferocidad del hombre civilizado tiene sus raíces profundas y vigorosas en la selva negra y espesa de la violencia. El homo brutalis tiene sus reglas: subyugar, humillar, torturar y matar. Actualmente (con) o (sobre) vivimos delante múltiples características de brutalidades humanas que muchas veces indican acciones organizadas de jóvenes que obran en grupo contra el patrimonio material e individuos, comunmente unidos a las cuadrillas (bandas) que demarcan territorios.

Medidas activas para abreviar la violencia

En Brasil el homicidio es el crimen más común. Más allá de los asesinatos, el tráfico de drogas, guerras de bandas, inestabilidad política, corrupción y la pobreza influencian en la alta violencia en las ciudades. La deficiencia administrativa del Estado forja los líderes del crimen que "gobiernan" las comunidades con sus propios "códigos de leyes". En base a eso, es importante que todo gobernante invierta en proyectos de asfalto de calles, ampliación de la iluminación pública, recuperación de las plazas, construccione de escuelas y puestos de salud, control de los horarios de los establecimientos que venden bebidas alcohólicas en los locales más afectados por la criminalidad.

Son medidas eficaces (aunque aun paliativas) para reducir la barbarie de la violencia urbana. Porque todos tememos la violencia, obviamente. Muchos sobresaltados ciudadanos levantan gigantes y altos muros “adornados” de concertinas y cables electrificados alrededor de sus residencias, intentando manter la “paz” doméstica. Contratan seguridades para proteger sus empresas y sus hogares. Instalan equipamientos sofisticados de vídeos que los alerten de la llegada de eventuales usurpadores de sus bienes.

Violencia íntima

Los guantes de la brutalidad continuan fermentando competiciones inmundas en las nuevas estructuras socioculturales. La prueba histórica de eso está, hoy, delante de nuestros ojos, en la eclosión de violencias en todos los níveles del mundo contemporáneo, sobre todo contra ancianos, mujeres y niños.

Eso sin hablar de otro tipo de violencia a la que ofrecemos poca atención: es la que está instalada dentro de cada uno de nosotros. Violencia íntima, que algunos alimentan, diariamente, concediendo que ella se vuelve animal hambriento. Estamos en una conyuntura de nueva antropofagia, superestimada y refinada por las técnicas de luchas de arenas, como si fuesen deportes de modernas concepciones

Educación y sumisión a Dios

Hoy, en la era de la tecnología, los instrumentos de opresión, tortura y aniquilamiento, de que el hombre dispone, alcanzán el clímax en base de su máximo refinamiento. Una legítima educación es aquella en que los poderes espirituales rigen la vida social. Todavía, el "hombre contemporáneo" y que se dice "civilizado" se envanece con su capacidad de subyugar a los otros, de mandar, de imponer miedo, cuando el ideal sería enseñar a su prole el respeto humano y la sumisión a Dios.

La degradación moral del “hombre contemporáneo” abrió las compuertas de la violencia, represada debilmente por las barreras artificiales de la intrigante “civilización”. Esa deformación de la mente y el envilecimiento de la conciencia deshumanizará al propio “homo sapiens”, artificializado por la violencia en su método de acción, justificado por su valor personal, para el reconocimiento de su poder, que, imperiosamente, lo embriaga y lo ha llevado a excesos peligrosos.

Espiritismo como pilar robusto para la pacificación social

Analizando este cuadro, queda explícita la condición de nuestro mundo de expiaciones y pruebas, que se caracteriza por el "dominio del mal". Es necesario que identifiquemos, con más profundidad, los agentes determinantes de ese proceso, para poder intervir con racionalidad en nuestra esfera de acción.

Quien estudia el Espiritismo, y se esfuerza por practicar sus preceptos, se ve mejor instrumentalizado para la vida en sociedad en los tiempos atribulados en que vivimos, encontrando conceptos lógicos y racionales para el entendimiento de la vida en una visión evangélica consciente.

Es cierto que la sociedad de hoy no está reducida a ruinas irrecuperables. De este modo, el espírita digno es llamado a la función de la viga robusta, susceptible de mostrar que no todo se perdió. A pesar de tener la impresión que la Humanidad yace en proceso de desagregación, creemos que el espírita leal es invitado a guardarse por célula sana, capaz de abrir camino a la recuperación del organismo social.

El espírita honrado, donde surja la destrucción, se convierte en apelo al rehacimiento; donde surja la indisciplina, se hace soporte del orden y, donde labre el pesimismo, se levanta, de inmediato, por mensaje de esperanza. Por eso, la solución que la Doctrina Espírita presenta para la violencia es la educación en su amplio aspecto. El Espiritismo, esencialmente educativo, nos conclama al amor y a la instrucción que podrán formar una nueva mentalidad entre los homens.

La regla áurea del amor habrá de prevalecer en el mundo hoy aun regido por el pretexto de la violencia. En el conjunto de providencias de los Espíritus Superiores, el Espiritismo asumirá su espacio, definitivamente. Eso equivale a afirmar que esa posición sui generis del Espiritismo permitirá preparar al hombre actual para una existencia normal y digna en el futuro, desde que los espíritas permanezcan vigilantes y cautelosos.

El Modelo y Guía en el interior social

Jesús permanece el Modelo y Guía, por eso se vuelve imprescindible practicar el Evangelio en los varios sectores de la sociedad, contribuyendo con la parcela de mansedumbre para pacificarla. Solamente la experiencia del Evangelio puede establecer las bases de la concordia, de la fraternidad y constituir los antídotos eficaces para minimizar la violencia que aun avasaya la Tierra.

Los postulados espíritas son antídotos para la violencia, ya que quien lo conoce sabe que no podrá eximirse de sus responsabilidades sociales, sabiendo que su futuro será una derivación del presente. El espírita-cristiano debe armarse de sabiduría y de amor, para atender a la lucha que viene siendo desencadenada en los escenarios sociales en general, provocar a la concordia y al perdón, en cualquier coyuntura anarquica y perturbadora de la vida moderna, pues cuando la sociedad ora, Jesús se demora en el interior social.

En síntesis

Las Casas Espíritas, como Puntos-Socorros espirituales, mucho pueden contribuir en el trabajo de prevención y auxilio a las víctimas de las violencias, en las dos dimensiones de la vida, a través de medidas que los incentiven al estudio de las Leyes de Dios.

El Centro Espírita, más allá de estimular a la práctica del Evangelio a comenzar en el Hogar, ofrece recursos socorristas de tratamiento espiritual: pase, desobsesión, agua fluidificada, atendimiento fraterno (trabajo asistencial que enseña el diálogo, la orientación, el acompañamiento y el esclarecimiento, con fundamentación doctrinaria a todos, indistintamente).

Siendo así, intensifiquemos y perfeccionemos cada vez más las acciones de orden preventiva y terapéutica, ya en curso en nuestras Casas Espíritas, que en los casos de mayor gravedad de las víctimas de las fieras de las selvas de piedra, las encaminemos a las instituciones espíritas de socorro específico, clínicas, sanatorios, hospitales, etc.

Que las Instituciones Espíritas estén siempre en sintonía con las enseñanzas de las Obras Básicas y Obras complementarias y su propósito de armonizar la vida social en la Tierra y bien concurrir para la ascensión espiritual de la criatura humana a las fajas superiores de la vida.


 

Traducción:
Isabel Porras
isabelporras1@gmail.com

 
 

     
     

O Consolador
 Revista Semanal de Divulgação Espírita