Espiritismo para
los niños

por Marcela Prada

 

Tema: Gratitud y felicidad


Joana y sus compañías


Érase una vez una niña llamada Joana. Un día conoció a una amiga y comenzaron a andar siempre juntas.

Esa amiga era Queja, que siempre daba su opinión, aunque fuera desagradable. Todo el tiempo señalaba lo que no le gustaba, criticaba las cosas, sin importarle nada.

Joana en poco tiempo se acostumbró a la manera de ser de Queja y pronto empezaron a actuar igualitas.

Joana incluso estaba satisfecha de ser así. Ella y su mejor amiga Queja reclamaban por todo.

Pero sucedió que, cuando ya eran muy íntimas, Queja le presentó a Joana otra amiga, llamada Tristeza. A Joana no le gustó mucho esa nueva amistad, pues se sentía mal cerca de ella, pero Queja insistió en tener a Tristeza cerca, explicando que eran viejas compañeras.

Como Joana no quería perder a Queja, pasó a tener que andar con Tristeza también, para arriba y para abajo.

Joana y su mejor amiga Queja continuaron reclamando por todo:

“¡Qué pesado tener que ir al colegio!”

“¿Solo tengo esto para el almuerzo? ¡No quiero comer nada de esto!”

“Toda mi ropa es fea.”

“¡No me gusta este regalo! ¡Yo quería que me regalen un buen celular!”

Y después de que las dos reclamaban, venía Tristeza y confirmaba:

“¡Exacto! ¡Todo está mal en tu vida, Joana! ¡No hay forma! ¡Nada va a estar bien!”

Eso hacía que Joana se sintiera muy mal, creyendo en Tristeza y quedándose cada vez más infeliz.

La permanencia de Tristeza junto a la niña era muy desagradable y se hizo cada vez más grande. Joana ya no veía belleza en nada.

Pero un día Joana se cansó de tanta tristeza y decidió acabar con esa situación. Decidió terminar su amistad con Queja y esforzarse por mantenerse lejos de ella.

Joana decidió buscar otra compañía y encontró una nueva amiga, muy genial, bien diferente a la anterior, llamada Gratitud.

Con Gratitud, Joana aprendió cosas nuevas. Pasó a darse cuenta de cuántas cosas buenas tenía. Con su nueva compañía, Joana vivía diciendo:

“¡Me alegro de tener una casa, tengo el colegio, tengo salud, tengo una familia!”

“¡Qué buena comida, que mata mi hambre y me hace bien!”

“¡Qué bueno que tengo una cama limpiecita y cómoda para dormir!”

“¡Gracias, mamá! ¡Gracias, papá! ¡Gracias, Dios mío!”

Después de un tiempo, cuando la niña ya estaba muy habituada a andar con Gratitud, esta le presentó a una amiga muy querida y dijo que ellas eran muy cercanas. Su nombre era Felicidad.

A Joana le gustó mucho conocer a Felicidad. Al lado de ella se sentía muy bien.

Felicidad vivía diciendo cosas como:

“Eres muy bendecida. Eres muy cuidada y amada.”

“Todo va a salir bien, tienes muchos recursos.”

“Eso no es un problema tan grande, si esto no es bueno, muchas otras cosas lo son.”

“Tu vida es grandiosa.”

Joana se dio cuenta de que ahora había escogido a las compañías adecuadas. Cuando Queja quería acercarse, ella la apartaba con fuerza y pronto llamaba a Gratitud para quedarse a su lado.

Y fue así como Joana logró ser siempre muy feliz.
 

Traducción:
Carmen Morante
carmen.morante9512@gmail.com


 


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